El proyecto del «Anillo Vial Periférico», una autopista de 34.8 kilómetros que atravesará 12 distritos de Lima con una inversión estimada de casi 3 400 millones de dólares, amenaza con reducir a la mitad el Bosque Urbano Separadora Industrial, el pulmón verde más grande de la capital peruana.
Por: Nicolle Camarena
El Bosque Urbano Separadora Industrial, ubicado entre los distritos de Ate y La Molina, constituye un espacio verde vital de aproximadamente 40 hectáreas y siete kilómetros de longitud. Según el Comité de Defensa del Arbolado de la Av. Separadora Industrial (Codeasi), este ecosistema alberga aproximadamente 40 especies de aves.
Sin embargo, el proyecto vial contempla intervenir el tramo de Separadora Industrial con la construcción de cinco carriles y un estacionamiento en línea sobre la misma avenida. Como compensación por la pérdida de vegetación, se propone un «parque lineal» de entre 20 y 30 metros de ancho, lo que significaría la reducción de hasta 20 hectáreas de este valioso espacio natural.
Los árboles de este bosque son fundamentales en la mitigación del calor urbano y la contaminación. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un árbol maduro puede absorber hasta 150 kg de gases contaminantes al año y reducir la temperatura ambiental entre 2 y 8 grados centígrados.
De igual modo, la Organización Mundial de la Salud indica que el cambio climático podría causar más de cinco millones de muertes adicionales en todo el mundo entre 2030 y 2050, y más de 400,000 muertes adicionales en América Latina.
En Lima, la falta de áreas verdes ha provocado un fenómeno conocido como “islas de calor”. El término hace referencia a zonas urbanas donde la temperatura es significativamente más alta en comparación con zonas rurales donde predomina la vegetación y no la acumulación de infraestructuras o asfalto. El distrito de Ate alberga amplias zonas destinadas a empresas y también al tránsito de transporte pesado, por lo que disminuir las áreas verdes podría agravar problemas de salud como golpes de calor y enfermedades respiratorias.
La normativa local establece que por cada árbol talado se deben reponer diez, pero los vecinos y organizaciones locales han expresado su preocupación por la falta de transparencia y diálogo real sobre el futuro de este espacio natural.
Un proyecto de los 90
«En los años 90, cuando no existía el distrito de Santa Anita y no existía Mayorazgo, el proyecto se planteaba fuera de la ciudad y no lo tomó la municipalidad porque era muy caro. Después de 21 años, viene una empresa española, y con el gobierno de turno, lo lanzan como si fuera un proyecto moderno. Si bien en la actualidad lo están perfeccionando, esto ya no es viable porque va a pasar por toda una centralidad», explica Marcelo Saira, vicepresidente del Comité de Defensa del Arbolado de la Av. Separadora Industrial.
Además, Nancy Catacora, presidenta del mismo comité, menciona que gran parte del bosque de La Separadora “era chacra hace 40 años” y fueron los propios vecinos quienes plantaron los árboles que hoy son altos y resistentes.
Ya no se trata de una periferia deshabitada, sino de un terreno urbano consolidado. Implementar el proyecto implicaría no solo costos económicos elevados, sino también un severo impacto social y ambiental para miles de familias residentes en los 3 tramos de la autopista.
Costos y consecuencias sociales
Con respecto a la inversión inicial, Catacora explica que “se trata de 34.8 kilómetros y el costo es de 3.400 millones de dólares. ¿Qué significa? Que quieren hacer por kilómetro la vía más cara del Perú”.
De acuerdo a la página web de ProInversión, el proyecto tiene un gasto estimado de casi 3 400 millones de dólares, por lo que cada kilómetro valdría más de 97 millones, convirtiéndola en una de las vías más caras del Perú, incluso mayor al Corredor Vial Interoceánico Sur, una carretera de 2 603 km. Según el exministro de Economía y Finanzas, Milton Hesse, los principales factores de este costo estarían relacionados con la ubicación del proyecto en una zona ya urbanizada, lo que implica altos gastos por expropiaciones, limitaciones de espacio que obligan a una planificación más detallada, e interferencias con infraestructura existente como redes de agua, desagüe, electricidad y telecomunicaciones.
Sin embargo, en el caso de las expropiaciones, se proyecta afectar alrededor de 2,400 viviendas e inmuebles a lo largo del Anillo Vial, lo que impacta principalmente a distritos como Independencia y San Juan de Lurigancho.
“No nos están dando ni un sol, nos piden nuestros datos para que nos quiten la casa y ya vienen con notificaciones. Eso no es justo. Nuestra familia está falleciendo de nervios, personas de mayor edad están mal, y eso nos preocupa a nosotros”, lamenta Vicentina Huerto Nación, residente de San Juan de Lurigancho afectada por el inicio del proyecto.
Abandono actual
La administración del bosque ha tenido cambios en los últimos años y el bosque ha sido afectado notablemente. «La municipalidad trasladó la administración [del bosque] al Ministerio de Transporte y Comunicaciones (MTC). Entonces, formalmente, el MTC dispone de esto. Y claro, ¿qué interés va a tener en limpiarlo o iluminarlo? Porque su única alternativa es que se construya el anillo vial. Por eso, está tan abandonado», explica Nancy Catacora, quien lamenta que el bosque se encuentre actualmente en mal estado debido a los cambios en su administración.
“Los alcaldes de turno no quieren invertir, no quieren hacer nada, ni siquiera poner luz provisional, porque dice que está separada para un proyecto. Entonces, lo poco que se hace es por la presión de los dirigentes para que lo mantengan regado y limpio. Nosotros mismos de vez en cuando lo hacemos”, menciona el vicepresidente Saira.
Marcelo Saira espera que el proyecto no se cumpla, ya que Codeasi tiene la intención de convertir el Bosque Urbano Separadora Industrial en una avenida turística, emblemática y con actividades para los vecinos. “Si la autopista no va, haremos cosas hermosas”, dice Saira.
En una ciudad donde la Natural England recomienda que toda persona debería tener un espacio verde accesible de al menos 2 hectáreas a no más de 300 metros de su hogar, la reducción del Bosque Urbano Separadora Industrial representa una pérdida de árboles y también una amenaza directa para la calidad de vida de miles de limeños.
El ministro de Transportes y Comunicaciones (MTC), Raúl Pérez Reyes, explicó que la ejecución del Anillo Vial Periférico es una obra clave para mejorar la infraestructura vial del país. Durante la firma del contrato de concesión, Pérez Reyes resaltó que este proyecto será una alternativa a la actual Vía de Evitamiento, que ayudará a descongestionar el tráfico vehicular y mejorará el acceso directo al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez y al Puerto del Callao. Además, aseguró que el Anillo Vial Periférico permitirá optimizar el transporte de carga y reducir los costos logísticos, lo cual “evidencia el compromiso del gobierno con la competitividad nacional y la mejora en la calidad de vida de los ciudadanos”.
Sin embargo, mientras el gobierno aprueba el proyecto Anillo Vial como una solución moderna para el transporte y el impulso económico, en el terreno los vecinos ven otra cara del proyecto: pérdida de espacios verdes ya estructurados, riesgo de expropiaciones y un futuro incierto para este ecosistema construido con esfuerzo vecinal durante décadas. En una ciudad como Lima, con un déficit crónico de áreas verdes y altos niveles de contaminación, el progreso no puede medirse solo en kilómetros de asfalto, sino en su capacidad para mejorar la calidad de vida y el bienestar colectivo.