Montaje: Rodney Torres
El acoso sexual en espacios públicos es una constante para mujeres de todas las edades, exponiéndolas a comentarios inapropiados, invasiones de su espacio personal y tocamientos no deseados, lo que restringe su libertad de movimiento y crea un ambiente inseguro. Este informe recoge testimonios de víctimas y estadísticas acerca de este flagelo, así como las apreciaciones de autoridades y profesionales de salud mental.
Por Eduardo Pardo, Tamara Rivera y Rodney Torres
Ariana Heredia, una mujer valiente, ha decidido compartir con Punto Seguido su dolorosa experiencia de acoso sexual que vivió a una edad temprana: cuando tenía cinco años, fue una víctima más mientras viajaba en transporte público junto a su madre. Heredia recuerda que el cobrador intentaba constantemente llamar su atención. En ese momento, el sujeto se desabrochó el pantalón y comenzó a masturbarse frente a ella. En su estudio publicado en 2013 por la Pontificia Universidad Católica, Elizabeth Vallejo y María Rivarola indican en «La violencia invisible, acoso sexual callejero en Lima Metropolitana y Callao» que las experiencias de acoso sexual callejero suelen comenzar cuando las mujeres empiezan a desplazarse sin compañía, ya sea para hacer encargos, ir a la escuela, visitar casas de amigos o jugar en la calle sin supervisión de adultos.
Las cifras del Programa Nacional Aurora 2 del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) en 2023 son preocupantes: Lima Metropolitana, La Libertad, Arequipa, Loreto, Cusco y Lima Provincias registran la mayoría de los casos, sumando un total de 400 denuncias. Sin embargo, estas estadísticas solo reflejan una parte de la realidad, ya que muchas mujeres no denuncian por miedo o desconocimiento de sus derechos.
La situación de las mujeres en muchas regiones del Perú se ve agravada por la falta de ordenanzas municipales específicas sobre este tema, lo que las expone a una cultura machista y violenta. La Dra. Ana Pari, responsable de la Adjuntía para los Derechos de la Mujer de la Defensoría del Pueblo, destacó en una entrevista con Punto Seguido la urgencia de abordar el acoso sexual en espacios públicos de Lima Metropolitana. Aunque la capital encabezó el año pasado las denuncias por este tipo de violencia con 140 casos, sólo 39 de sus 43 distritos tienen ordenanzas para combatirlo. No obstante, una de las pocas ordenanzas vigentes para mitigar estos hechos es la ordenanza N° 2154, que establece explícitamente: «Se prohíbe el acoso sexual contra personas, especialmente mujeres, niñas, niños y adolescentes que se encuentren dentro de este vehículo», refiriéndose al transporte público. Además, dicha ordenanza establece una sanción de multa de 1 a 2 UIT.
Es importante señalar que en 2023 se registraron 475 casos de acoso callejero en los CEM, donde el 99% de las víctimas fueron mujeres, la mayoría de ellas en Lima Metropolitana. San Juan de Lurigancho, el distrito más poblado del Perú, registró el mayor número de casos de violencia atendidos por los Centros de Emergencia Mujer (CEM) en 2023, con un total de 3578 casos. Sin embargo, carece de una ordenanza para enfrentar este problema.
De acuerdo con estadísticas proporcionadas por la Defensoría del Pueblo, entre enero y febrero de 2024, los casos aumentaron a 71, de los cuales el 99% de las víctimas fueron niñas, adolescentes y mujeres adultas, concentrándose principalmente en Lima Metropolitana y Arequipa, con 26 casos.
Políticas para prevenir el acoso sexual
Eyvi Agreda Marchena, una joven llena de sueños y aspiraciones, llegó a Lima buscando un futuro mejor. Sin embargo, su vida fue brutalmente arrebatada en el 2018, víctima de un crimen atroz que conmocionó al Perú. En aquel entonces, el acoso no estaba tipificado como delito, lo que impedía a Eyvi solicitar medidas de protección o una investigación adecuada.
El trágico suceso de Eyvi generó una gran preocupación y movilización en la sociedad peruana. Como respuesta a su fallecimiento, se promulgaron dos leyes fundamentales: el Decreto Legislativo 1410, que incluyó el acoso sexual como un delito en el código penal, y la Ley N° 30314, que estableció medidas para prevenir y castigar el acoso en espacios públicos.Según informes de la Defensoría del Pueblo, desde principios de 2023 hasta mayo de 2024, se han registrado 331 reportes de casos de acoso sexual en el transporte público. Estos incidentes han ocurrido principalmente en la Línea 1, con 149 casos de acoso sexual, así como en los corredores correspondientes.
Jóvenes vulnerables en el transporte público
Una estudiante universitaria, que prefirió mantenerse en el anonimato, compartió una experiencia desagradable en el transporte público: mientras viajaba en el bus «E» hacia la sede Monterrico de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, en la ruta de Chorrillos a San Juan de Lurigancho, un hombre mayor se sentó a su lado y trató de tocarle las piernas cuando su falda se levantó accidentalmente mientras estaban en la avenida Atocongo. La situación fue tan rápida que la dejó en estado de shock, sin saber cómo reaccionar. Aunque intentó alejarse acercándose a la ventana, sintió miedo y repulsión, y percibió que al hombre no le importó haberla incomodado. Desde entonces, evita usar prendas cortas y se siente mal por no haber reaccionado o pedido ayuda, pues cree que las personas rara vez intervienen en situaciones incómodas en público.
Según la tesis de psicología de Olga Ávalos titulada «Estrategia para Combatir la Violencia de Género en el Transporte Público en el Perú, 2020», una agresión sexual en este entorno puede confundirse con un roce accidental debido al movimiento de los pasajeros. Sin embargo, Ávalos enfatizó que cuando es intencional, las mujeres cuentan únicamente con su testimonio para defenderse, ya que no siempre disponen de un dispositivo móvil para registrar la agresión. Si no se recolectan pruebas, el incidente podría pasar desapercibido y una mujer que denuncie a su agresor podría enfrentar dificultades si no dispone de suficientes pruebas para respaldar su acusación.
Yumiko Meza compartió con Punto Seguido que ha sido víctima de acoso sexual tanto en la calle como en el transporte público. Ella percibe que muchas mujeres toleran el acoso como algo inevitable y sin solución. Yumiko experimenta frecuentes piropos que, aunque a menudo son minimizados por otros, causan daño y malestar. Ella considera que este comportamiento se origina en una educación deficiente durante la infancia de los acosadores. Por otro lado, Daisy Cruz, en su tesis titulada «Propiedades psicométricas de una escala de acoso sexual callejero en estudiantes mujeres de una universidad privada de la ciudad de Piura, 2017», señala que el acoso es una expresión de dominio masculino y violencia simbólica, destinada a controlar a las mujeres limitando su comportamiento, elección de vestimenta y lugares que pueden frecuentar.
Medios de comunicación y la propagación del acoso sexual
Jessica Chávez, especialista del centro psicológico ESPECIO IN señaló a Punto seguido que los canales de difusión masivos suelen tener un papel ambivalente: pueden perpetuar estereotipos de género y normalizar el acoso sexual a través de la cultura popular, la publicidad y el entretenimiento, aunque también deberian generar conciencia y combatir el problema.
La atribución a la cultura de la masculinidad tóxica, que promueve la idea de dominio y control sobre las mujeres, es un factor que alimenta el acoso sexual en espacios públicos. Esta dinámica es especialmente evidente en medios como la televisión, series y novelas, donde se representa y perpetúa la idea de que el acoso es una manifestación de virilidad. Además, la sensación de impunidad arraigada en nuestra sociedad refuerza el acoso, ya que los agresores confían en que no serán sancionados. Esto se refleja en programas de televisión, titulares de periódicos y comentarios en radio que justifican las acciones del agresor y objetivan a las mujeres.
Intervenciones psicológicas para víctimas
El acoso sexual callejero en Perú, como en otros lugares, puede acarrear graves repercusiones psicológicas para las mujeres. Según la psicóloga Liliana Ordóñez del Centro de Psicoterapia Monterrico, mencionada por Punto Seguido, estas consecuencias incluyen sentimientos de miedo, ansiedad, inseguridad y baja autoestima. En casos más severos, pueden manifestarse síntomas de estrés postraumático y depresión. Además, las relaciones personales también pueden verse afectadas debido a la falta de apoyo y comprensión.
Ordóñez destaca la importancia de que las mujeres afectadas empleen estrategias efectivas para hacer frente a la situación, como buscar apoyo emocional de amigos, familiares o profesionales de la salud mental, practicar el autocuidado y establecer límites claros. Además, resalta que técnicas como la respiración profunda y la reestructuración cognitiva pueden ser útiles para gestionar las emociones intensas. En casos de impacto severo, recomienda buscar la ayuda de un terapeuta.
El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) en Perú ha lanzado una campaña para visibilizar y combatir el acoso sexual callejero, ofreciendo apoyo a las víctimas a través de la línea telefónica 100, que proporciona información, orientación y soporte emocional. El 2023, la línea del MIMP recibió más de 23 mil llamadas relacionadas con violencia contra las mujeres, y abarcando todas las edades.