Conversamos con el internacionalista Francesco Tucci sobre el controversial acuerdo militar entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos, en el que China y Francia también tienen algo qué decir.
El pasado 16 de septiembre, una noticia sorprendió al mundo al anunciarse un pacto entre los países de Australia, Reino Unido y Estados Unidos en la que se inicia una nueva asociación de seguridad trilateral entre las naciones mencionadas. AUKUS, nombre que nace por las siglas de los países que se han aliado, marca una mayor coordinación militar entre las naciones mencionadas y cuya primera meta es la adquisición de submarinos de propulsión nuclear para Australia. A la sombre de este acuerdo, China y Francia, también tienen un rol no muy amistoso.
Por su parte, La República Popular China, dirigido por Xi Jinping, ha expresado su molestia con dicho acuerdo y lo ve como una amenaza para la paz internacional; ya que, China, tras una serie de iniciativas que buscan el control de la zona como “La nueva ruta de la seda”, red comercial que nace en Asia, llega a África y termina en Europa” o la construcción de islas artificiales y en las que ha instalado bases militares en la búsqueda del control de la zona del Mar de China Meridional. Por ello, el portavoz chino, Zhao Lijian, se refirió al acuerdo y pidió “abandonar la anticuada mentalidad de suma cero de la Guerra Fría y la percepción geopolítica de miras estrechas”.
Para entender un poco más sobre el acuerdo y en el contexto en el que se está dando, entrevistamos al internacionalista Francesco Tucci, quien nos da un panorama global de lo que ha sucedido entra los países que alguna vez guardaron relaciones diplomáticas muy estrechas:
Es así, como este acuerdo también ha afectado relaciones más cercanas en los países occidentales, como es el caso de Francia. Desde París, han expresado sus quejas al hacerse público AUKUS, debido a un acuerdo previo de ellos con Australia por el mismo motivo: submarinos; los cuales estaban valorizados por 36 mil millones de dólares, pero que con esta noticia, se quedan en suspenso. Tal ha sido la traición que ha sentido el gobierno francés, que la primera reacción ha sido el retiro de sus embajadores de Camberra y Washington; además de cancelar la reunión entre su ministro de Defensa y el de Gran Bretaña, programada para esta semana. Incluso la Unión Europea, de la que Francia forma parte, ha expresado su rechazo: «Uno de nuestros países miembros fue tratado de una manera inaceptable. Queremos saber qué pasó y por qué», dijo Ursula von der Leyen, presidenta del organismo para CNN.