Diversos equipamientos de bomberos en malas condiciones (Foto: Renzo Trucíos).
Aunque no reciben sueldo, muchos bomberos voluntarios peruanos costean su propio equipamiento y reparan ambulancias de su bolsillo. La falta de equipos y mantenimiento los expone tanto a ellos como a la población.
Escribe: Renzo Trucíos (Periodismo Digital)
Martín Lecarnaque Medina, bombero voluntario con 7 años de experiencia, es originario de Piura. Describe la situación que vivió en su tierra natal: “En mi compañía de Sullana, los últimos equipos que usamos son donaciones de Estados Unidos, de bomberos ya fallecidos. Los lavamos, les echamos agua bendita y los usamos”. Algunos uniformes, según cuenta, tienen más de 12 años de antigüedad.
Martín es directo: “Muy aparte de [lo que nos proporcionan] aquí en el cuerpo, nosotros invertimos. Invertimos para aprender más y para ayudar”. Él, como muchos otros, ha costeado cursos especializados fuera de la institución, pagando hasta 1,200 soles para capacitarse en atención prehospitalaria. Lo hace sin esperar reconocimiento ni reembolso. “Es el esfuerzo de cada uno”, afirma.
La situación es similar con los implementos. Haddad Erquinigo Bazán, con 11 años de servicio, relata: “Un equipo completo cuesta más de 5,000 soles y muchos bomberos lo compran por su cuenta. No todos tienen equipo asignado”. Cuenta que él mismo tuvo que adquirir su radio de comunicación y casco de rescate.
El problema no es nuevo. Ambos bomberos coinciden en que muchos de los equipos que aún se utilizan en Lima y Callao no cumplen con la normativa vigente. “Demasiados bomberos tienen ya equipos obsoletos que no protegen contra el fuego como deberían. Eso los expone a quemaduras y accidentes graves”, advierte Haddad.
Fallas mecánicas, burocracia y «chanchas»
Las deficiencias no solo están en los trajes. Las unidades médicas y camiones de bomberos también enfrentan abandono. Haddad explica que, aunque la Intendencia Nacional de Bomberos (que sí recibe presupuesto y sueldo) es responsable del mantenimiento, las reparaciones pueden tardar meses. “Una ambulancia puede esperar seis meses en ir al taller. Si es algo urgente, nosotros mismos ponemos el dinero”, comenta. El sistema no cubre gastos menores ni urgentes. “Si se pincha una llanta, no podemos esperar seis meses. Juntamos entre nosotros, hacemos una ‘chancha’ y la arreglamos”, añade.
Las fallas en la logística no solo afectan a los bomberos. También comprometen la atención al ciudadano. “Hay veces que un distrito no tiene camión en servicio y tiene que venir otro desde lejos. Eso retrasa la respuesta y pone en riesgo a la población”, afirma Haddad. Ambos bomberos coinciden en que, más allá de la vocación, el sistema necesita cambios urgentes. “Que acorten los procesos burocráticos. Que un pedido de reparación no tome meses, sino días”, solicita Haddad a las autoridades.
El 27 de septiembre de 2024, la presidenta Dina Boluarte y el entonces ministro del Interior entregaron 1,134 equipos de protección personal al Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP). Un mes después, varios causaron quemaduras durante prácticas. El CGBVP tuvo que inmovilizar los Equipos de Protección Personal por fallas graves y ordenó su retiro inmediato. La medida, lejos de ser un avance, dejó a muchas compañías nuevamente desprovistas de equipos funcionales.

