Las personas con discapacidad visual enfrentan a diario el estereotipo que minimiza su condición. Foto: UNCP
Escribe: Camila Jaimes
Según el censo del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), realizado en el 2017, en el Perú habitan más de 1 millón de personas con discapacidad visual. De este total, más de medio millón residen en Lima, una ciudad caracterizada por su centralización y ritmo acelerado. Ellos enfrentan a diario los retos que implica vivir en una ciudad con estas características.
Rubén Goicochea Huari, presidente de la Unión Nacional de Ciegos del Perú (UNCP), señala: “Si bien hay iniciativas con buenas intenciones, no siempre lo hacen bien”.
En un recorrido por la Avenida Alfonso Ugarte, entre los distritos de Cercado de Lima y Breña, junto a Goicochea presenciamos la situación de vendedores ambulantes obstruyendo las pisos podotáctiles, que están compuestas por franjas con relieves y texturas diferenciables. Esta acción, indispensable para la movilidad segura de personas con discapacidad visual, genera constantes comentarios negativos e incluso intentos de reubicación fuera de estas zonas, evidenciando un desconocimiento acerca de la función de estas pistas.
En las pisos podotáctiles se observa una evidente falta de mantenimiento. Esto se traduce en desgastes y roturas en las franjas podotáctiles, dificultando su percepción y uso por parte de las personas con discapacidad visual.
En segundo lugar, las pisos terminan abruptamente en lugares inesperados, como en medio de la calzada o frente a obstáculos como postes o señales de tráfico. Esta falta de continuidad genera confusión y desorientación, aumentando el riesgo de caídas y accidentes. Por último, no existe un cambio de textura en las pistas para indicar el final de las mismas o la presencia de cruces o intersecciones. Esto impide a las personas con discapacidad visual anticipar estos cambios, lo que nuevamente aumenta el riesgo de accidentes.
Explicación del propósito de las pisos podotáctiles. Foto: CONADIS
Por otro lado, la Autoridad Nacional de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) ha realizado avances en la inclusión. En enero de este año, atendieron a más de 43 000 personas con discapacidad en las estaciones del Metropolitano, de las cuales más de 13 000 eran personas con discapacidad visual. Además, presentaron la implementación del proyecto “Viaje Sin Barreras” junto con el Consejo Nacional para la Integración de la Persona con Discapacidad (CONADIS).
Sin embargo, aún existen áreas de mejora en la atención recibida. Rubén Goicochea, presidente de la UNCP, señala que algunos usuarios perciben que el personal de la ATU no siempre los trata con el debido respeto y empatía. Incluso, menciona que algunos trabajadores los jalan del brazo para guiarlos, una acción que puede ser percibida como invasiva, cuando deberían ser un apoyo al momento de desplazarse .
A pesar de estas dificultades, las personas con discapacidad visual prefieren el Metropolitano como medio de transporte. Lo consideran más seguro y accesible que los combis o buses en la calle, donde a menudo los cobradores no están dispuestos a brindarles la asistencia necesaria.
Rubén Goicochea es sociólogo y abogado. Presidente de la UNCP desde 2023. Foto: Camila Jaimes.
El sistema braille, mundialmente reconocido como el método de lectura y escritura táctil para personas invidentes, presenta un bajo índice de uso en el Perú. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 2017, solo el 6% de la población con discapacidad visual en el país lo utiliza.
A unas cuadras de la Unión Nacional de Ciegos del Perú (UNCP), en la Avenida Abancay, se encuentra la Gran Biblioteca Pública de Lima. Este recinto alberga una de las pocas salas especializadas en atender las necesidades de las personas con discapacidad visual. Rosa Yataco Marín, bibliotecóloga y encargada principal de esta sala, nos comenta sobre los recursos disponibles para este público: “Entre los equipos tiflotecnológicos que ofrecemos tenemos ampliadoras de texto impreso, reconocedores de texto y la impresora braille”, explica.
La tiflotecnología, término derivado del griego “tiflos” (ciego), agrupa las herramientas y recursos que habilitan a las personas con discapacidad visual a acceder a la información, contrarrestando las limitaciones del sistema tradicional basado en el sentido de la vista. Estas herramientas ofrecen alternativas complementarias, como los formatos auditivos, que incluyen audiolibros y lectores de documentos digitales, ampliando las posibilidades de acceso al conocimiento y la comunicación.
Si bien la Institución Educativa Luis Braille, ubicada en Comas, es el único colegio estatal especializado en la enseñanza para personas con discapacidad visual. La realidad de la educación inclusiva en el Perú dista mucho de ser ideal. En el 2019, según datos del Ministerio de Educación (Minedu), 556 niños con discapacidad visual de tercero y cuarto de primaria y segundo de secundaria participaron en el Reporte sobre Evaluación de Aprendizajes de Estudiantes con Discapacidad. Esta es una cifra representativa de los estudiantes con discapacidad visual.
Uno de los principales obstáculos que enfrentan los estudiantes con discapacidad visual en el Perú es la falta de adaptación curricular. Más del 50% de los estudiantes encuestados en el Reporte sobre Evaluación de Aprendizajes de Estudiantes con Discapacidad del Minedu indicaron que sus profesores de educación básica regular adaptan con poca frecuencia la enseñanza para atender sus necesidades específicas.
Las personas con discapacidad visual enfrentan obstáculos en su vida diaria, desde la movilidad y el acceso a la información. Estas dificultades impactan significativamente su autonomía y búsqueda de oportunidades.