Por: Marisol Bustamante
Efraín Aguilar Pardavé tiene 71 años y tres hijos. Su esfuerzo y ansias de superación hicieron que este hombre se convirtiera en el “rey” de las teleseries. Su último éxito, Al Fondo Hay Sitio, ha llegado a alcanzar, aproximadamente, los 60 puntos de rating. Es irrefutable el talento de este productor para estar 7 años acompañando nuestros hogares. Para felicitar el éxito hay que entender el contexto, por lo cual es preciso conocer la historia del director, productor y actor peruano.
Los escalones sonaron. En medio de los chasquidos, provocados por la vetusta madera, se escuchó una armonía veterana que envolvía una gruesa y cálida voz, era él. Fue entonces que un recuerdo envolvió mi mente, era una niña de 14 años cuando lo vi por primera vez en el set de su actual teleserie Al Fondo Hay Sitio. Me dijo pasa. Libros, fotos, cuadros, un nacimiento, sí, un nacimiento que compró en un remate a 50 soles, nos acompañan esta tarde en su oficina del Teatro Canout en Miraflores. “¿Cómo te llamas?” Marisol Bustamante, respondí. “Tienes un apellido político: los Bustamante y Rivero”. Primogénito que desde una temprana edad tuvo que trabajar para ayudar a su familia ¿Una historia de superación? Completamente. Efraín empezó su carrera como actor en 1980 en la serie “Risas y Salsas” -no sé qué pasaba en los 80’, pero, en cuanto a arte, todo lo de esa época es bueno- fue ese programa el que le dio el nombre con el que comúnmente se le conoce: Betito. “El personaje era tan bueno que le gustó mucho a la gente, y, hasta ahora, me recuerdan como el niño travieso y pícaro de la época. Le tengo mucho cariño a ese personaje, me dio la popularidad que nunca había tenido”. Su celular sonó. Terminó, y la luz se volvió a encender.
Sus dos pasiones son la producción y la actuación, ¿usted podría elegir entre alguna de ellas?
No sé si la producción y la actuación. La producción no tanto, a mí lo que más me gusta es dirigir a los personajes, ayudarlos a entrar en el papel; y, por supuesto, actuar.
¿Cómo nace la idea para hacer Al Fondo Hay Sitio?
Al Fondo Hay Sitio fue un proceso. Fue una idea de Gigio Aranda (guionista) que nace a través de un sketch que hacía Carlos Álvarez con Jorge Benavides cuando pusieron las rejas y se peleaban ricos y pobres. Cuando me dijo la idea, le dije: perfecto, hay que modularlo, pero no lo hagamos tan grotesco, hagamos una cosa que tenga argumento con humor, que tenga vida, que cada personaje tenga una historia.
Hemos tenido muchos defectos al principio de la serie, y, seguramente, los seguimos teniendo hasta ahora. Pero debemos estar orgullosos porque es el único formato creado en el Perú, es un formato nuestro que no se da, ni se ha dado, en el mundo.
Respecto al trabajo de los actores, ¿Fue el resultado que usted esperaba?
Antes de salir al aire los personajes ya estaban definidos, y, solamente, se concretó. Nunca había visto antes en la televisión nacional que los actores tengan dos meses de taller, pagados por la empresa, para elaborar su personaje. Nunca antes se había hecho.
Eso cambia el formato de trabajo que hemos tenido, generalmente, en las series o novelas nos dan el libreto y “ala” para adelante, no hay un estudio del personaje ni nos dicen cómo va a ser. Pero en este caso sí lo hicimos, y los frutos se vieron desde el lanzamiento de la publicidad.
¿Todos los actores pasaron por ese taller?
Solo los primeros actores, cuando ya comienza la vorágine de las grabaciones ya no hay tiempo. Lo que hacemos es un casting donde buscamos a los mejores, a esos los orientamos en un proceso muy rápido de dos semanas y les damos las pautas para que sepan cómo adecuarse. Al final, los juntamos a todos para que se hagan amigos y no exista ese temor de la primera vez.
¿Cómo creas a los personajes de tu serie?
Yo no los creo, yo los materializo. Yo les digo: tienes que hablar así, no le digas “Madán”, como es normal, dile “Madan”. Ponemos detalles que van adornando desde el punto de vista de la vis cómica a los personajes, de manera que no se parezcan los unos a los otros, que sean diferentes. Siempre decimos que nuestros actores deben reconocerse hasta por la manera de caminar, yo cojo los zapatos de alguien y ya debe reconocerse a quién le pertenece.
¿Con cuál de los personajes te identifica más?
No sé, tanto los programas como los personajes son como hijos tuyos y uno no tiene preferencias con los hijos, todos son iguales. Todos tienen su aspecto especial y sería demasiado confrontacional decir: este me gusta más que el otro.
Con respecto al concepto de la serie ¿crees que AFHS remarca los estereotipos sociales en un país donde se quiere disminuir la diferencia de clases sociales?
Pero si tú no conoces el problema cómo lo resuelves, quieras o no estas diferencias de clases sociales, marcadas por dinero, existen y sería hipócrita ocultarlo. Si tú no ves la diferencia, si no ves tu comportamiento, cómo sabes que está mal. Tiene su lado positivo y su lado negativo.
¿Gonzales o Maldini?
Gonzales hasta la médula, yo soy de barrio. A mí nunca me ha gustado la pituquería, mis raíces son de callejón de un solo caño y yo no puedo negar mis raíces. Cuando era niño mi mamá me llevaba al mercado a comer chanfaina parado y lo sigo haciendo. Reniego cuando voy a algunos restaurantes que te dan “así”-poco-, y te cobran” así”-mucho-, la famosa comida gourmet. No es que me desagrade, lo que me desagrada es el precio porque yo soy de olla gruesa.
Pero, son circunstancias que te da la vida, cuando uno ha padecido la pobreza y tiene la posibilidad de comer en una comida gourmet lo disfruta y lo saborea.
En lo largo de su vida, ¿hubo alguna familia Maldini que lo fastidió?
En mi barrio de magdalena había una familia: los Peiranos. Eran seis mujeres y un hombre. Chicas lindas, preciosas y nosotros éramos los pinches del barrio, no nos podíamos juntar. Jamás tuvieron una servidumbre del barrio, siempre traían de afuera. Yo era del callejón de un solo caño, y, ellas, unas mujeres churrísimas, ya a la vejez nos hicimos amigos.
¿Y cómo es la vida normal de Efraín Aguilar?
¡Uy! (risas) yo me levanto todos los días a las 6:00 a.m., me alisto, tomo un desayuno muy frugal y tomo mis remedios de viejito: para el riñón, para la próstata, para todo. Ya a las 7:00 a.m. estoy en los estudios de Los Mirtos y de ahí me voy al canal a ver los programas. Luego, me voy a mi casa a almorzar mi dieta, no puedo almorzar cualquier comida, soy diabético. Ya en la tarde tengo clase en los talleres, y ya después comienzan mis ensayos de teatro o sino una función hasta las 9:00 o 10:00 p.m. Llego a mi casa, un caldito muy fugaz y a leer hasta que me de sueño. El día que no hago eso me aburro.
¿Cómo ha sido como padre?
Quizás no he sido un padre muy afectivo; no porque no sea cariñoso, sino porque esa etapa de mi vida fue muy dura. Antes yo hacía cualquier tipo de trabajo manual: era tramoyista, hacia todo el trabajo en el teatro y ganaba muy poco. Toda esa etapa me esforcé para que mis hijos tengan una educación digna.
No exagero, hice de todo. Trabajé en imprenta vendiendo avisos luminosos, almanaques, fui taxista, mil oficios. Siempre fui postergando mi carrera actoral hasta que se produjo y comencé a trabajar en lo que más me gusta.
La pregunta inevitable, ¿Al Fondo Hay Sitio tiene fecha de fin?
Se tiene que evaluar, con la nueva sede en Pachacamac viene una gran inversión. Para todos es bueno, menos para Al Fondo Hay Sitio, ya más adelante nos dirán qué va a pasar. Mientras tanto, nuestro gerente ha sido muy preciso: “Al Fondo Hay Sitio” es un producto que no tiene fecha de vencimiento, porque mientras haya demanda va a estar. Las novelas, las series todos los productos de televisión son productos de oferta y demanda, mientras haya demanda tendremos que darles la oferta. Es un negocio, la televisión es un negocio.