Desde la aparición de la COVID-19, la vida de las personas cambió por completo. Las restricciones de bioseguridad han limitado nuestras actividades cotidianas. Un claro ejemplo de esto, es el comercio online. La dinámica de compraventa ha migrado a las plataformas digitales.
Escribe: Valeria Flores
Tras la crisis económica y el desempleo ocasionado por la coyuntura de la COVID-19, muchos peruanos decidieron emprender negocios de diversos rubros. Según el Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI), un gran porcentaje de micro y pequeñas empresas se están apoyando en la tecnología para mantenerse vigentes en un mundo que cada vez se digitaliza más.
Asimismo, la Cámara de Comercio de Lima (CCL) realizó un sondeo y los resultados arrojaron que el 40% de los comercios venden a través de internet. Incluso precisaron que este número podría multiplicarse si se consideran los negocios informales que también existen en el mundo virtual. En el cual, han tenido que luchar por adaptarse en el menor tiempo posible. Ya que, lejos de ser un cambio progresivo, el cambio fue radical por la llegada de la pandemia.
Por ese motivo, los microempresarios apostaron por digitalizar sus negocios. Una de las opciones más prácticas y económicas fue el ecommerce. Crear una página de Facebook o Instagram es mucho más económico que implementar una tienda física. Asimismo, la publicidad en estas plataformas puede llegar más rápido a su público objetivo. Lo cual favorece en gran medida a los vendedores y, también, a las personas en busca de productos específicos.
“Happy Berry”: un emprendimiento de jabones artesanales; es uno de los ejemplos de comercio por internet. Lenny Roque, creadora de esta tienda virtual, comenta que sus ventas incrementaron a lo largo del 2020. A pesar de tener este negocio hace más de dos años, notó que apenas el año pasado sus ventas crecieron enormemente a comparación de los años anteriores. Incluso empezó a recibir pedidos de clientes de otras ciudades del Perú.
Para Roque, fue un nuevo camino de aprendizaje porque tuvo que organizar sus redes sociales para que estas fueran prácticas para las necesidades de su tienda. Ya que, al principio, no sabía cómo aprovechar por completo las herramientas que le brindaba Instagram para empresas. También, tuvo que aprender sobre las empresas que hacen deliveries, ya que la demanda de clientes no le permitía hacer la entrega personalmente.
Tras el panorama que tenemos después de poco más de un año de pandemia, el ecommerce se ha convertido en parte de nuestro día a día. Ahora resulta menos complicado esperar tu comprar desde la comodidad de tu casa que ir directamente a la tienda. Es por ello por lo que cada vez más los negocios apuestan por esta modalidad de venta. Y quienes no se logran adaptar, corren el riesgo de ser olvidados.