Foto: Andina
El 77.64% de los desechos generados por el Perú son residuos aprovechables. ¿Qué se está haciendo para evitar este porcentaje de contaminación?
Escribe: Arianne Giralt
En 2023, el Ministerio de Ambiente (MINAM) publicó el informe “ Indicadores de Residuos Sólidos del Año 2022”, el cual mostraba que el 77.64% de los desechos del país son residuos que pueden ser utilizados con fines favorables para la población y para el medio ambiente. A pesar de esto, el mismo informe señaló que solo el 34% de las municipalidades, 641 para ser exactos, realizan la valorización de residuos orgánicos e inorgánicos para darles una segunda vida.
Si nos centramos en Lima, esta cuenta con 5 rellenos sanitarios: Zapallal, Modelo del Callao, Huaycoloro, Portillo Grande y Bepesa. Sin embargo, el Anexo I de la Resolución N°00018-2022 del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) demuestra que, solo en la capital, existen 85 botaderos ilegales. La cantidad de desechos que generan los limeños es un problema que puede ser contrarrestado con distintas formas de segregación y procesamiento de residuos, pero, ¿están siendo tomadas en cuenta como soluciones para esta problemática?


Dentro del sector privado, han surgido iniciativas que buscan reducir la cantidad de residuos aprovechables que terminan en rellenos sanitarios. Empresas como Sinba, Lima Compost, X-runner, Geinsa, entre otras, han visto una oportunidad de mejora en un proceso llamado compost. El compost radica en utilizar residuos orgánicos, tales como restos de frutas y verduras, cáscaras de huevo, café, comida cocinada, bolsas compostables, etc., para convertirlo en un fertilizante natural. Este permite que los residuos que normalmente terminarían en rellenos sanitarios o botaderos ilegales puedan ser parte de un ciclo y regresen a la tierra para mejorar el suelo de las plantas que crecen.
Estos negocios tienen como objetivo no solo el bienestar de los ciudadanos, sino también el cuidado del medio ambiente. Por ello, cuentan con servicios que recogen dichos desechos de hogares y empresas alrededor de la ciudad. Sin embargo, este no es el único proceso que permite la reutilización de desechos. Cultina es un emprendimiento realizado por el ingeniero de materiales Cristian Chaucca. En este, Chaucca crea un bioestimulante de plantas a base de quitina, un componente que extrae de las cáscaras de camarones y langostinos que recolecta en los mercados y restaurantes de Arequipa. Punto Seguido conversó con el ingeniero para conocer más al respecto.
“Nosotros utilizamos microorganismos, en estos casos son bacterias y hongos”, señala el ingeniero, “de esta forma, logramos replicar el proceso que se hace con el método químico pero de una forma más ecológica y que sea sustentable”. Con esto, Chaucca logra crear un bioestimulante con un proceso que no daña en absoluto las plantas fertilizadas ni a las personas que las ingieren más adelante. “Hemos decidido crear un emprendimiento a base de estos resultados para que también sea beneficios para la población”, concluye Cristian.
Por otro lado, algunas municipalidades del país han intentado crear plantas propias de reciclaje o compostaje con el fin de mejorar la situación de sus distritos. Surco es un ejemplo a seguir con su planta de reciclaje, la cual hasta la fecha ha creado 20 bancas ecológicas y termoaislantes, una casa de 44m2 , una veterinaria en playa Chica, entre otras cosas. Al día, reciben 10 toneladas de basura de las cuales entre 18% y 20% son plástico.
Asimismo, este año el MINAM implementó el programa de incentivos “Compromiso 3: Implementación de un sistema integrado de manejo de residuos sólidos municipales”. Este promueve que las municipalidades implementen un sistema de gestión de residuos sólidos con la finalidad de garantizar la protección de la salud y del medio ambiente. Por ello, distintas municipalidades integraron pequeñas plantas de compost para ganar este incentivo económico.
Sobre esto, el ingeniero ambiental y regidor de Los Olivos, Gianpiere Pereda, comentó a Punto Seguido, “Cada Municipalidad tiene metas de valorizar entre una o dos toneladas. Esto ha hecho que cada uno implemente a su medida una plantita de valorización de residuos”, lo cual ayuda a controlar la situación actual. Sin embargo, agrega, “Yo, por ejemplo, me hacía la autocrítica como ingeniero ambiental, “¿Qué pasa si el Ministerio de Medio Ambiente ya no te da el incentivo?””. Menciona que al no ser una política establecida, para los ciudadanos o integrantes de la municipalidad, no es considerado como un recurso que mejora su integridad o la del medio ambiente. Simplemente, es un medio para ganar el incentivo y sin él, dichos residuos solo son basura.
A pesar de esto, es fundamental que este tipo de plantas se vayan implementando poco a poco en las municipalidades para mantener en orden los rellenos sanitarios que existen. Pereda señala, “una persona común genera entre 65 y 80 gramos de residuos aprovechables por día. Sin embargo, como estos no se segregan, poco a poco estos le van quitando vida a los rellenos sanitarios cuando podrían ser utilizados para algo mejor”.
No obstante, uno de los desafíos más complejos que presenta esta problemática radica en la colaboración de la población. Los peruanos no contamos con una cultura de segregación de desechos y es complicado convencer a los ciudadanos de que, a largo plazo, esto será un hábito beneficioso. Por ello, es necesario que las municipalidades implementen campañas de concientización.
Para promover el apoyo de la ciudadanía, el regidor Pereda comenta, “Las municipalidades pueden decir, “ayúdame a segregar residuos o dame tus residuos orgánicos y te bajo los arbitrios o los impuestos o te cambio tus residuos por una plantita”. Existen muchas estrategias”. Sin embargo, la cultura de cambio debe venir desde adentro para que logre resultados. “Me acuerdo cuando le decía una municipalidad: mira podemos incentivar o convencer al vecino de que pueda ayudarnos a participar en este programa y se le puede entregar este beneficio. Lo vieron más como un gasto que una inversión”, agregó.
Es necesario que las municipalidades crean en los beneficios de este cambio para que contagien la mentalidad a los ciudadanos. Crear fertilizantes a base de desechos no sólo puede servir para cuidar las áreas verdes de cada distrito, sino que al nutrir la tierra con abonos tan ricos, reducen la cantidad de agua necesaria para que sobrevivan. Además, disminuye las emisiones de metano que estos desechos provocan al ser llevado a un botadero o relleno, cuidando la capa de ozono. Se pueden generar ingresos, tal y como hace Surco, que sirvan para mejorar la infraestructura de las calles y permitan que todos los habitantes vivan en un ambiente más limpio. El simple acto de separar los residuos orgánicos al momento de tirar la basura puede mejorar la calidad de vida de muchos.