Una de las formas más crudas de pobreza es la que viven las personas sin hogar. Hoy en día el acceso a una vivienda digna se ha convertido en un derecho inalcanzable para muchos ciudadanos y familias.
Por Jose Juan Céspedes, Abril Montero, Ronald Castañeda y Rodrigo Quipuscoa
Entre la Parroquia San Pedro y la Defensoría del Pueblo, en el centro de Lima, tiene lugar una pequeña plaza. Para los creyentes podría ser el sitio ideal para reunirse antes o después de la celebración de una misa, pero para Sara Bragayrac, Luis Hernández, Eduardo Sires y su esposa, esta plaza y sus bancas son su hogar.
Para entender cómo llegaron a esta situación debemos saber que la falta de techo se encuentra profundamente ligada con la pobreza. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el Perú, cerca de un tercio de la población (30,1%) es afectada por la pobreza monetaria. La difícil situación económica que afrontan muchas familias fue agravada por la pandemia y la suspensión de las actividades económicas durante el aislamiento. Tal es el caso de Luis Hernández, Eduardo Sires y su esposa, quienes se encuentran en situación de indigencia desde hace tres años. “Por tiempos yo estoy acá, he vivido cerca de tres años, más o menos toda la pandemia”, mencionan.
Sin embargo, hay otros factores a tomar en cuenta. Las dificultades en el hogar y falta de recursos emocionales pueden provocar una pérdida de vivienda. Los períodos estresantes de un caótico ambiente familiar empujan a las personas a desplazarse de sus casas y permanecer en la calle al no tener alternativa, por lo que la salud mental es también un punto muy importante, y esto lo hace saber Sara. “Más que nada que se ocupen de nuestra salud mental porque pienso que acá se pierde con la edad… uno se va deprimiendo”, confiesa.
La calidad de vida de las personas sin hogar es lamentable. De por sí, en el 2022, el Perú se ocupaba el puesto 82 de 87 en el ranking de calidad de vida de NUMBEO, asociación que a nivel mundial contrasta los costos de vida y que considera el poder adquisitivo, la seguridad, el sistema de salud, el costo de vida, la proporción entre precio de las propiedades e ingresos, el tiempo de desplazamiento en el tráfico, la polución ambiental y el clima. Por lo que, para las personas sin hogar, acceder a la educación, alimentación y seguridad es aún más difícil. Esto también se ve en el caso de Sara, Luis, Eduardo y su esposa. “En cuestión de alimentos, tenemos a las Nazarenas, que nos provee alimentos temprano, y en la noche vienen personas que donan comida. De eso nos alimentamos”, afirma Eduardo.
Actualidad de las personas indigentes en Lima
Pero estos no son los únicos casos de indigencia en la capital. En el 2020, la Municipalidad de Lima realizó un operativo en el Cercado de Lima, con el objetivo de censar a estas personas y así conocer de cerca su situación y gestionar su salida del estado de vulnerabilidad en el que viven. Según los datos arrojados por la Municipalidad, en una noche fueron registradas 60 personas que pasan la noche en la vía pública. En su mayoría eran adultos y personas de la tercera edad, quienes no cuentan con apoyo familiar y presentan problemas de salud o adicciones.
De acuerdo con la Alcaldía de Lima, durante el 2019, se atendieron 165 casos de personas que se encuentran en situación de calle en Lima Cercado. A estas se les brindó acompañamiento durante la recuperación u obtención de sus documentos de identidad. Asimismo, se pudo conocer que los adultos mayores, discapacitados y afroperuanos son los principales afectados, ya que encabezan la lista de las personas que habitan no solo las calles de Lima, sino de las principales ciudades del Perú.
Medidas de solución
Por otro lado, uno de los principales cuestionamientos a la última política nacional de vivienda es la exclusión de la población de bajos ingresos al mercado formal de viviendas. Un estudio publicado en 2015 por Julio Calderón, sociólogo especialista en la realidad urbana del país, reveló que, entre el 2006 y el 2012, el Estado invirtió ocho veces más en la adquisición de una vivienda nueva para la clase media que para los sectores de menos ingresos. Se destinó aproximadamente US$ 1.060.559.876 para la clase media a través del Nuevo Crédito Mivivienda y US $133.998.968 para la modalidad Adquisición de Vivienda Nueva del Bono Familiar Habitacional (BFH).
Esta situación no ha cambiado en los últimos años y, de acuerdo a un estudio realizado por La República, donde se comparó los datos entre el 2015 y el 2020 con la información disponible en la página web del MVCS, los resultados indican que, entre esos años, el Estado invirtió siete veces el monto de la modalidad Adquisición de Vivienda Nueva del BFH, destinado a la clase de menos ingresos, en el Nuevo Crédito Mivivienda, destinado a la clase media. En ese mismo rango, el año 2016 fue en el que más dinero se destinó al primer programa: 22 veces el monto del programa Techo Propio.
Ante la problemática de las personas en situación de calle, el Estado ha desarrollado algunas medidas para ayudar. Entre las principales se destacan el Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65 y el Programa Volver a Casa de la Municipalidad de Lima. El primero fue creado en 2011 y brinda una pensión mensual de S/ 250 a las personas que viven en situación de pobreza extrema y no reciben una pensión por jubilación o viudez y son mayores de 65 años. Con esto se busca que estos ciudadanos puedan cubrir sus necesidades básicas. Además, también brinda servicios de salud, asesoramiento legal y capacitaciones para emprendimientos. Para acceder, hace falta un registro con el DNI, documento que muchas de las personas en situación de calle no tienen, lo que dificulta el acceso a dichos beneficios.
En cuanto al Programa Volver a Casa, este fue implementado en 2019 por la Municipalidad de Lima y busca que las personas en situación de calle retornen a la vida cotidiana. Para ello, el programa cuenta con un equipo de trabajadores sociales, médicos y psicólogos que los ayudan en la obtención de sus documentos, búsqueda de trabajo, mejoría física y emocional y la instalación en un albergue definitivo.
Sin embargo, al ser cuestionados sobre si reciben algún tipo de ayuda por parte de la Municipalidad de Lima, Sara, Eduardo y Luis mencionaron que, a día de hoy, no han recibido ningún tipo de apoyo de su parte, únicamente de la caridad de personas como Amparo Palma.
Con 55 años, Amparo pertenece a la Iglesia Católica y, con un pequeño grupo, formado por alrededor de unas 18 personas, buscan darles una mano a las personas indigentes, brindándoles desayuno u otro tipo de alimentos. “Nosotros somos un grupo de oración que empezó en la pandemia, por la depresión y esas cosas. Empezamos a unirnos a orar, somos como unas 15 a 18 personas. Muchas de ellas no han venido ahora porque trabajan o están mal, pero sí han ayudado a preparar o mandando su donativo para el pan, para comprar la tortilla”, declaró Amparo luego de haberle entregado una botella de avena y pan con tortilla a cada uno de los indigentes de la plazuela San Pedro. Asimismo, mencionó que todas las actividades de ayuda que realizan son financiadas por los mismos integrantes de su grupo, no reciben ningún tipo de apoyo por parte de alguna entidad o empresa. “Son almas generosas que quieren hacer esta obra de misericordia”, sostiene.
La Casa de Todos
En principio, la Casa de Todos es un albergue temporal de emergencia donde las personas que viven en la calle deberían poder satisfacer sus necesidades básicas. Es manejado por la Beneficencia de Lima y la Municipalidad Metropolitana de Lima. Las condiciones de vida son dignas, considerando que en la capital hay alrededor de 3.000 personas sin hogar y el 10% de ellas se concentran en el centro histórico.
En una primera fase, cuando inició la pandemia, el albergue se ubicó temporalmente en la Plaza de Toros de Acho. Estaba equipada con una clínica de detección de covid -19, un centro médico móvil, servicio de saneamiento, comedor, así como un baño, biblioteca, parque infantil y sala de video donde los refugiados podían hacer ejercicio y disfrutar del entretenimiento y las actividades necesarias para optimizar la salud física y mental durante la cuarentena.
El 22 de enero de 2021, la Municipalidad de Lima y Beneficencia de Lima inauguraron la nueva Casa de Todos, un albergue permanente, con un espacio de 4.200 m2 en el área de la urbanización Palomino, con capacidad para 80 personas sin hogar. Hay 40 habitaciones dobles, cinco habitaciones para personal y oficinas. Además, cuenta con sala de estudio, sala de descanso, sala de psicoterapia, jardín ecológico y espacio verde para talleres. El espacio está construido con una moderna construcción modular y tiene un diseño sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Sin embargo, el albergue se encuentra actualmente deshabilitado. Al acercarnos a sus instalaciones, un trabajador, quien prefirió no dar su nombre, nos mencionó que el lugar no funcionaba por órdenes de la Municipalidad. De acuerdo con la información que se pudo conseguir la Beneficencia de Lima mencionó lo siguiente a Punto Seguido: “Fue cerrado por los trabajos que se están realizando en la construcción de las vías del tren. No hay facilidad de ingreso al local”. Por esta razón, los residentes fueron trasladados al Hogar Canevaro, también de la Beneficencia de Lima. Asimismo, se buscó conversar con Miguel Ríos, quién figura como coordinador general de Casa de Todos en LinkedIn, para tocar más a fondo el tema del programa, pero hasta la fecha no se recibió respuesta alguna de su parte.