Por Roberto Kasay
El consumidor que llega a Mistura desea degustar de todos los platos que se presentan hasta quedar satisfechos. Muchos de ellos, desconocen el trabajo de artesanos peruanos que van a la feria para exhibir sus productos que realizan durante el año. Los trabajos son hechos a mano y con materiales sencillos de conseguir. La mayoría de personas que dominan este arte, siguen con una tradición familiar y esperan estas fechas para mostrar su talento artesanal.
Este es el caso de María Torres Lugo de Huánuco, quien fue invitada por el Ministerio de Cultura por intermedio del programa ‘Ruraq Maki’. Grandes alfareros – así se les llama a los que producen ollas de barro – conservan su tradición exponiendo sus mejores trabajos a los consumidores de Mistura. Intentan mostrar que con poco se puede hacer mucho. Las ollas que se exponen, son adornadas y utilizadas en su tierra para fiestas patronales. “Es un material muy bueno, que resiste todo tipo de cocina. Lo que más se vende es el cántaro y las tinajas” mencionó orgullosa la señora Torres.
Es un trabajo difícil, que lleva meses acabarlo. Por eso, muchas de las familias prefieren dedicarse a otro tipo de trabajos. Los tiempos han cambiado, ya no hay un respeto por las costumbres que representan a tu pueblo. La alfarera huanuqueña es una de las pocas representantes que aún sigue esta costumbre : “Ahora somos diez alfareras mujeres, el amor por esta hermosa costumbre se ha perdido, pero estamos levantando poco a poco”.
Otra de los puestos de artesanía que más resalta en la feria gastronómica es : “Artesanía Tejesol”. Una empresa que llega desde Huacho, la cual comercializa la bolsas de junco, cosechadas en Bandurria y Vegueta. Esta a diferencia de la anterior llega a Mistura como una empresa independiente. La dueña, Yoise Palacios, nos comenta que : “Ya llevamos vendiendo cuatro años, estas bolsas son hechas gracias a la naturaleza, pues el junco lo cosechamos a base de agua y se ponen a secar al sol”.
Estos artesanos de la vida, utilizan elementos básicos para realizar trabajos que pocos pueden hacer. Una de las dificultades que tienen los artesanos es la comercialización, pues solo lo muestran en sus respectivos pueblos. Por esta razón, es que los comerciantes artesanales aprovechan al máximo estas oportunidades que les brinda el Ministerio de Cultura. No obstante, si la ayuda no llega, los comerciantes administran su dinero para invertirlo en este tipo de ferias.