En el Perú, los jóvenes universitarios buscan realizar sus prácticas pre-profesionales para ejercer lo aprendido y egresar de sus universidades; sin embargo, en muchas ocasiones, las empresas ponen altas exigencias, y los aún estudiantes tienen dificultades para conseguir dichas prácticas.
Por Walter Castillo, Gianfranco Fernández y Meylin Poma
De la ilusión, a la decepción. Seguramente tú también te has sentido así. Tocaste varias puertas y te dijeron que te iban a llamar para hacer tus prácticas pre-profesionales. A pesar de que no lo hicieron, seguiste intentándolo y volviste a escuchar esa dura frase. Felizmente, se obtienen, dado que es requisito común para poder graduarse; además de estar normado legalmente. Acerca de las experiencias de los universitarios por egresar, así como las razones posibles de esta dificultad opinan profesionales en este informe.
“Creo que, muchas veces, los estudiantes que consiguen prácticas más rápido es justamente porque tienen familiares relacionados o su apellido tiene peso en el rubro profesional”. Esta es la escéptica apreciación de Lucía Amado Surichaqui, estudiante del sexto ciclo de Medicina Veterinaria y Zootecnia en la Universidad Peruana Cayetano Heredia, quien contó a Punto Seguido que estuvo buscando prácticas preprofesionales durante cuatro meses, y como no fue aceptada, decidió retomar sus estudios hasta reintentar en el futuro.
Lamentablemente, ni es el primer caso ni será el último. En el Perú existe una cruda realidad respecto a la educación en jóvenes. Según la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) 2022, del Instituto Nacional de Estadística e Informática del Perú (INEI), en el Perú, el 18.2% de jóvenes se encontraba en la categoría de “ni estudia ni trabaja”, conocidos como los “ninis”. Al respecto, Renata Teodori De la Puente, titular de la Secretaría Nacional de la Juventud (Senaju), informó, mediante nota de prensa del Ministerio de Educación (MINEDU), que la cifra exacta de ninis hasta entonces, era de 1 589 414 jóvenes.
En el país, la Ley sobre Modalidades Formativas Laborales y su Reglamento, Ley N° 28518, respalda el cumplimiento de los derechos y beneficios de las prácticas preprofesionales y profesionales, dentro de las empresas públicas y privadas. Si en algún momento, dicha ley es violada, los jóvenes pueden denunciar esta infracción ante la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (SUNAFIL).
Alrededor de la última década, los estudiantes universitarios tienen más dificultades para conseguir prácticas preprofesionales, que permiten poner en el “terreno laboral” los conocimientos que adquieren durante su etapa formativa superior. A esto se le suma que, usualmente, para egresar como bachiller se debe trabajar como practicante pre profesional, mientras que el tiempo solicitado varía por cada casa de estudio.
Al respecto, Luciana de la Flor, economista del Banco Mundial y autora de la investigación La importancia de las prácticas preprofesionales en la transición al empleo, en el Perú. Un estudio en las ciudades capitales del Perú, encontró que tal esquema es efectivo porque le dan más competencias a los egresados, incluso si laboran en micro y pequeñas empresas. Así, de la Flor señala que “incrementa en 34% la probabilidad de trabajar en algún empleo relacionado con la carrera que se estudió”. Además, descubrió que las prácticas suben en 40% el salario de los universitarios respecto a los que no las realizaron; y reduce el riesgo de informalidad laboral y subempleo. Considerando ello, de la Flor cree que aunque sea una disposición gubernamental, es una “buena estrategia” que muchas universidades han incorporado, como requisito para graduarse, la realización de prácticas preprofesionales.
Entonces, los universitarios próximos a egresar, buscan desarrollar sus habilidades y aptitudes en una experiencia laboral, no obstante, en esta etapa formativa, se están presentando algunos obstáculos.
“La mayoría [de trabajos] te pide como requisito ya tener el bachiller, al menos en las convocatorias que he visto. Yo estoy en mi último año [de carrera] pero para los de séptimo ciclo son muy limitadas las opciones de prácticas”. De esta manera, Mariana Alemán Díaz, quien es estudiante del noveno ciclo de la carrera de Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, narró a Punto Seguido su experiencia negativa al buscar prácticas preprofesionales.
Sobre la base de las experiencias contadas por las estudiantes Amado y Alemán, surgen estas interrogantes: ¿Por qué es tan complicado para muchos estudiantes conseguir prácticas preprofesionales? ¿Será por falta de experiencia o que las empresas dudan que se podrán adaptar? ¿Existe prejuicios en las selecciones de practicantes?
Discriminación, sí, por apellido, sexo o apariencia física
Francisco Galarza, Luiba Kogan y Gustavo Yamada, profesores de la Universidad del Pacífico (UP), realizaron una investigación experimental, en 2011, con el objetivo de identificar, la posibilidad de exclusión en el mercado laboral de Lima Metropolitana. Los investigadores concluyeron que sí existe discriminación en función del sexo, dado que los hombres reciben 15% más de llamadas que las mujeres; y el apellido de origen también fue otro criterio discriminatorio porque los apellidos españoles obtienen 45% más de llamadas que los andinos.
Al respecto, Javier Mujica Petit, abogado laboralista del Centro de Políticas Públicas y Derechos Humanos, también conocido como Perú Equidad, comentó sobre la legislación que protege a los trabajadores contra la segregación.
“Las normas generales están relacionadas a la prohibición de la discriminación en todos los aspectos, particularmente en relación con la cuestión de género: como las mujeres. Entonces nadie debe ser discriminado ni por su edad, ni por su sexo, ni por su raza; ni por su origen nacional o social”, indicó Mujica a Punto Seguido. Además, el experto también hizo énfasis en que cualquier persona que incurra en un acto de marginación está violando la ley. Por lo tanto, nadie debe ser discriminado ni directa ni indirectamente.
Han pasado trece años desde que Galarza, Kogan y Yamada realizaron este estudio, pero las brechas discriminatorias siguen en la sociedad peruana. Es más, como mencionó Mujica, esta situación, incluso, se ha incrementado en los últimos años. Justamente fue Lucía Amado quien, según nos contó, fue discriminada de una oportunidad de trabajo por su género. Sucedió en el voluntariado del Parque de las Leyendas: Amado menciona que los encargados seleccionaron solo a varones, y no a ella ni a sus compañeras de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, que también postularon.
Depende de la universidad también
Las prácticas discriminatorias de las empresas también ocurren según la casa de estudio, sea pública o privada, o también de acuerdo con su prestigio en la carrera. Por indicación de su profesora, algunos estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos llegaron a una comisaría para realizar sus prácticas de sociología. Los universitarios sanmarquinos tuvieron un trato distinto ―menos cordial― en la capacitación, además de que los obligaron a realizar actividades que no les correspondía, a diferencia de los otros practicantes provenientes de universidades privadas.
“El oficial que estaba a cargo de esta comisaría sí tenía ciertas preferencias sobre los voluntarios, de las personas que venían de universidades privadas, por sobre los que venían de universidades públicas […]”, relató Mariana Alemán, agregando que el ambiente no era adecuado para trabajar y dejaron de asistir a las prácticas.
Las docentes de la UP, Luiba Kogan, Rosa María Fuchs y Patricia Lay, son autoras del libro de investigación sobre discriminación en el sector privado de la capital: “No pero Sí”: discriminación en empresas de Lima Metropolitana , y en sus conclusiones coinciden en que sí existe discriminación por procedencia universitaria.
Por un lado, Kogan explica que muchas oficinas de Recursos Humanos intentan ser inclusivas y dar oportunidades a personas de diferentes niveles socioeconómicos. Sin embargo, ocurre que terminan rechazando postulaciones bajo el criterio de la buena calidad de un grupo pequeño de universidades privadas.
“Tal vez son los estereotipos los que pesan, […] así se podría entender que se contraten para determinados puestos solo a egresados de determinadas universidades, o solo a hombres, o que una cara bonita pueda ocupar un puesto solo por ese atributo”, añadió Fuchs, en su capítulo, respecto al método de selección entre los postulantes.
Por otra parte, Cecilia Peláez Cáceres, psicóloga y coach de empleabilidad, estimó también que existe cierta discriminación, de parte de algunas empresas, principalmente grandes, que definen su convocatoria apuntando solo a dos o tres universidades para algunas carreras.
“Resta oportunidad a jóvenes postulantes de aptitudes similares que proceden de otras universidades, de menor prestigio”, manifestó Peláez a Punto Seguido, y agregó que ella intenta influir en quienes contratan, de modo que amplifiquen el perfil de búsqueda, con menor filtro en la procedencia de la casa de estudios, esperando generar más oportunidades para más jóvenes.
La profesional en psicología acotó que insertarse como practicante preprofesional, profesional ―o en un primer empleo―, y en un mercado limitado, puede generar ansiedad, frustración, desencanto, y ser un desafío difícil de manejar para muchos jóvenes. Por ello, deben tener apoyo adecuado, tanto para perseverar en la tarea de búsqueda, como para conservar la salud emocional y mental. Este soporte puede provenir, muchas veces, de sus padres, sus pares, o de un docente comprometido, que provea información clave, conexiones y red de contactos.
Prácticas Ad Honorem (aunque sea)
No todas las ofertas de vacantes de prácticas preprofesionales cumplen con las normativas establecidas. “El primer derecho de los trabajadores es el pago mensual. Los practicantes merecen una remuneración mínima vital. Al “ad honorem” lo disfrazan con el trabajo preprofesional a tiempo parcial. Esta práctica está normalizada, pero no es legalmente correcto”, declaró a Punto Seguido Gerardo Rosales, abogado laboral y corporativo, especialista en derechos del trabajador y deberes de empresas.
Este es el caso de muchos voluntariados, pasantías y trabajos en los que no otorgan la remuneración básica. Cientos de estudiantes aceptan estos puestos laborales, con la única finalidad de cumplir sus horas de prácticas y, finalmente, poder egresar.
Sin embargo, la economista Luciana de la Flor halló en su estudio que las prácticas funcionan porque incrementan la probabilidad de que los estudiantes accedan a un mejor primer empleo y esto, a su vez, se traduce en trabajos futuros convenientes.
“Creo que es necesario que las universidades tengan un curso que enseñe a los estudiantes a desarrollarse en las prácticas preprofesionales, cómo armar un CV, cómo afrontar una entrevista, y a desarrollarnos dentro del mercado”, mencionó Stefany Siguas, asistente personal del área de Recursos Humanos de América TV.
Siguas añade que cientos de estudiantes afrontan sus prácticas preprofesionales sin experiencia laboral, de lo cual carecen los estudiantes del sexto o séptimo ciclo de universidad. Considera erróneo esperar demasiado de una persona que recién está ingresando a un mundo que desconocen. Y que muchas veces, tardan demasiado en conocer.