A diferencia de la huella de carbono, la huella de carbono digital se refiere a la cantidad de gases de efecto invernadero asociadas con el uso de tecnologías digitales y servicios en línea.. Fuente: Freepik
La noticia de que existe la huella de carbono digital impacta a quienes no la conocen, pero las simples acciones que ayudan a contrarrestarlo sorprenden aún más.
Escribe: Arianne Giralt
La cantidad de veces que el Internet nos salva en un día son incontables. Sea para mandar un mail urgente o relajarnos mientras deslizamos videos en redes, la inmensa capacidad de almacenamiento que tiene la nube nos hace la vida más fácil. A pesar de esto, es raro que nos detengamos a pensar en todo lo que debe ocurrir para que sea posible algo tan simple como enviar un archivo. No pensamos en los enormes centros de datos –instalaciones especializadas encargadas de alojar equipos que almacenan, procesan y gestionan toda la información de cualquier equipo tecnológico– que se esparcen alrededor del mundo y, mucho menos, en toda la energía y contaminación que una simple acción en la red puede ocasionar. A esto se le conoce como la “huella de carbono digital”. El lado positivo de todo esto, es que así como una pequeña acción puede lastimar al medio ambiente, otra igual puede ayudar a cuidarlo.
A diferencia de la huella de carbono, la huella de carbono digital se refiere a la cantidad de gases de efecto invernadero asociadas con el uso de tecnologías digitales y servicios en línea. La mayoría de dichos gases viene de los centros de datos, los cuales necesitan grandes cantidades de energía para alimentar los servidores, sistema de refrigeración y otros equipos. Todo esto es necesario para que exista la famosa “nube”. Sin embargo, la cantidad de contaminación de cada centro variará según el tamaño, el tipo de energía que usen, ya sea renovable o no, y si siguen un modelo de diseño sostenible. A pesar de esto, lo más preocupante es que, tal como señaló la compañía analítica Cumulus Media, si la nube fuera un país, sería el sexto más contaminante del mundo. Sólo en el año 2023, Estados Unidos duplicó la cantidad de centros de datos del año anterior con 5.376 entre julio y agosto. Países como Alemania (522), Reino Unido (517), China (448) y Australia (306) son los que le siguen en la lista de mayores constructores de centros en el 2023, según Cloudscene.
Otras acciones que se suman a los centros de datos son: la transmisión de datos a través de las redes y servicios en línea, los servicios streaming, las búsquedas en Google y otros servidores y, básicamente, cualquier cosa que implique usar internet o un dispositivo tecnológico. El informe realizado por Plan Be Eco, explica que utilizar un servicio streaming durante una o dos horas por día al año, equivale a la energía necesaria para que un refrigerador funcione durante medio año. Asimismo, en el 2020, la huella de carbono de Netflix fue de 1.1 millones de MT, equivalente a una ciudad de 150.000 hogares. Por otro lado, TikTok genera la mayor huella de carbono de las redes sociales al emitir hasta 2.63 gramos de CO2 por minuto por usuario activo. Adicionalmente, el consumo de YouTube de un año emite 10 millones de toneladas y 47.000 búsquedas de Google cada segundo, 500 kilogramos de CO2.
Cuando se trata del medio ambiente, el conocimiento se transforma en ansiedad. ¿Es que acaso no se puede hacer nada sin contaminar? ¿Sería mejor vivir ignorante del problema? Ante la incertidumbre, a veces más información es la respuesta, ya que siempre existen formas para contrarrestar el daño. Nadie pretende que dejemos de usar internet o plataformas que nos traen diversión, eso sería irrealista. Sin embargo, podemos implementar pequeñas acciones que ayuden a disminuir la energía creada por el internet o reduzcan el espacio empleado en la nube. De esta forma, no será necesaria la construcción y mantenimiento de nuevos centros de datos. Puedes realizar las siguientes acciones para contribuir al cuidado del medio ambiente:
- Reducir el tamaño de los documentos enviados por correo electrónico disminuirá el peso del mensaje y, por ende, la energía que consume.
- Cancelar suscripciones electrónicas que no leas y eliminar correos que no son útiles o no deseados, ya que esta acción puede ahorrar hasta 222W.
- Borrar documentos, videos e imágenes duplicadas o aplicaciones que no sean utilizadas.
- Instalar buscadores verdes, tales como Ecosia, buscador que utiliza todos los ingresos para plantar árboles.
- Utilizar la función de “ahorro de energía” en dispositivos electrónicos y cerrar las apps que no estés utilizando.
Estos pequeños actos pueden contrarrestar de gran manera los efectos negativos que crea el uso del internet. Y tú, ¿te unes a ser parte del cambio?