El dolor y la zozobra fueron los sentimientos que unieron a las decenas de personas que acudieron la noche del martes para rendir honor a las víctimas de la crueldad de Sendero Luminoso y el MRTA.
Redacción: Alexandra Ojeda.
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La oscura época que vivió el Perú durante el conflicto armado interno dejó duras secuelas que hasta hoy son difíciles de olvidar. En algún pequeño y recóndito pueblo al interior del país o en aquel distrito residencial de la capital, siempre habrá una familia destruida que perdió a un ser querido por las atrocidades cometidas por las organizaciones terroristas como Sendero Luminoso (SL) o el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Muchas de estas víctimas decidieron compartir sus experiencias y su valentía en la lucha para que el terrorismo no vuelva a surgir en nuestra sociedad. Así nació el colectivo ciudadano “12 de septiembre” en el 2013; año desde el cual vienen realizando la conmemoración de la captura del líder senderista Abimael Guzmán en la calle miraflorina Tarata.
Este año, el colectivo dio voz a David Villanueva, un ayacuchano que perdió a su hermano menor a manos de SL. “Incendiaron mi casa y mi hermano de 8 años murió carbonizado, ¿se imaginan ver a una criatura morir carbonizado? ¿Dónde está la justicia?”, se cuestionaba con la voz entrecortada.
Gisela Sánchez, víctima del terror tras perder a su padre policía, también hizo uso del micrófono para demandar el reconocimiento a los que lucharon por la pacificación del país y exigir el repudio a los terroristas que están siendo liberados. “Ellos (los terroristas) no merecen salir en libertad después de que le hicieron tanto daño al país, después de que se llenaron las manos de sangre de miles de peruanos que no merecían morir de la manera más vil”, sentenció.
La docente Elena Ciriaco, hija del asesinado alcalde de Pumahuasi Virgilio Ciriaco Luján, resaltó la importancia de sobreponerse después de la tragedia. “Los familiares que hemos perdido a un ser querido tenemos que saber salir del dolor para sacar a nuestras familias adelante”, decía aferrando la imagen de su difunto padre.
Los afligidos testimonios de las víctimas del terrorismo nos invitan a reflexionar sobre lo ocurrido durante esta época y a cuestionarnos qué estamos haciendo para evitar que esta se vuelva a repetir. Hoy, más que nunca, es necesario decir: “Terrorismo, ¡nunca más!”