Con el arribo del invierno a Lima, zonas vulnerables como Ticlio Chico se enfrentan a las bajas temperaturas. Las ollas comunes colaboran para mantener en buen estado la salud de los habitantes ante los escasos recursos económicos.
Por: Melannie Llimpe, Nicolle Camarena, Diego Pachas, Grahan Guevara y Julio Castro
Con la llegada del invierno, Lima experimentará temperaturas cada vez más bajas. El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (SENAMHI) reportó en una nota de prensa que las temperaturas en la costa centro y sur descenderán a fines de junio, alcanzando valores mínimos que oscilarán entre los 11 ºC y 16 ºC en la capital durante la noche y las primeras horas de la mañana, con presencia de niebla y lloviznas.
Ante el inminente cambio de clima, las poblaciones más vulnerables que residen en algunos de los puntos más elevados de Lima Metropolitana resultan ser las más afectadas. Una de estas es Ciudad de Gosen: un asentamiento humano ubicado en lo más alto de Ticlio Chico, la zona más fría de la ciudad, en el distrito de Villa María del Triunfo.
Durante la temporada invernal, Ticlio Chico siempre ha padecido las inclemencias del frío. Los monitoreos del SENAMHI han registrado anteriormente temperaturas mínimas de hasta 12ºC y un índice de humedad relativa del 98%. En la actualidad, el panorama es similar. El 12 de junio, Ticlio Chico y sus proximidades fueron declarados en situación de emergencia a través de la Ordenanza Nº2742 de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML), que señala su vulnerabilidad y el peligro que las bajas temperaturas constituyen para la salud de los habitantes.
Sumado a ello, el SENAMHI informó a través de un post en X que, hasta el 20 de junio, Villa María del Triunfo ya reportaba el mayor acumulado de llovizna con alrededor de 0.8 mm. Además, este organismo pronosticó la sensación de frío y el registro de garúas para el fin de semana en dicha zona, por lo que se prevé que el descenso térmico endurezca las condiciones climáticas a las que la población de Ticlio Chico y aquellas personas que se encuentran en un estado de mayor susceptibilidad deberán enfrentarse.
Impacto de las bajas temperaturas en la población
Para Jenny, vecina de la Ciudad de Gosen y cocinera de la olla común “Divino Jesús”, el impacto del frío es fuerte en dicha zona, pues la humedad del clima impide el secado rápido de las prendas que les sirven de abrigo. “La neblina y las lluvias complican (que seque) la ropa. Si está húmedo, no seca. (Demora) más de una semana y, a veces, ya seca con olor”, relata.
Pese a las bajas temperaturas, Jenny, junto al resto de cocineras de la olla común “Divino Jesús”, creada como una forma de subsistencia durante la pandemia del Covid-19, no cesan de preparar los alimentos diarios para las múltiples familias de la localidad que viven en una situación precaria. “Estamos con 70 beneficiarios. Sacamos 70 porciones diarias. Es lo que tenemos que hacer. Así haga frío o haya lluvia, tenemos que levantarnos para cumplir. Estamos en un compromiso. Todas las beneficiarias tenemos una responsabilidad acá”, menciona.
Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos y del apoyo que reciben por parte del Gobierno, Jenny lamenta que el apoyo privado a la olla común haya disminuido tras la pandemia, pues necesitan más insumos y abrigo para afrontar la llegada del invierno. “Durante la pandemia, llegó bastante ayuda: ropa, alimentos. Pero, ahora, ya no. Si hay algún apoyo, ropa para los niños, será bienvenido en “Divino Jesús”. Hay bebés, personas adultas y niños especiales que lo necesitan”, expresa.


¿Cómo contrarresta la población al extremo frío?
Otra olla común presente en Ciudad de Gosen, es “Carita de Ángel”. Allí las temperaturas bajas suelen afectar a muchas familias, sobre todo, quienes viven en zonas altas del asentamiento. Isabel Quispe, quien es dirigente del comedor, indica que la neblina y el frío están constantemente acechando el lugar, lo que agrava las condiciones de vida de los lugareños, puesto que viven en situaciones precarias y con poca protección para contrarrestar el clima.
En la actualidad, la olla común “Carita de Ángel”, distribuye aproximadamente 58 raciones de almuerzo al día. Sin embargo, en sus inicios, llegaron a preparar 260 raciones por jornada por la situación crítica perpetrada por la pandemia de COVID-19 en el año 2020. Aún así, el servicio continúa siendo esencial para varias familias en el asentamiento. “En invierno, los niños se enferman más. A veces el techo comienza a gotear producto de la lluvia. Por eso esperamos que la ayuda venga”, relata.
En algunas ocasiones, la municipalidad ayudó a diversos hogares entregando calaminas para afrontar el frío. Pese a las dificultades, la organización vecinal se fortaleció. La zona ahora cuenta con pistas y accesos adecuados gracias al apoyo comunitario y el poco apoyo recibido por la municipalidad de Villa María del Triunfo. No obstante, el frío y el clima sigue siendo un problema recurrente durante el invierno. “En invierno, uno debe abrigarse más, pero igual hay que seguir adelante porque no nos podemos quedar atrás”, afirma.


Incapacidad del Estado
Para el especialista en salud pública, Omar Neyra, la solución no parte con entregar frazadas, sino que parte por un aspecto estructural a través de planes a largo plazo del ministerio de Vivienda y de Salud. Las poblaciones vulnerables están propensas a enfermedades respiratorias que pueden conllevar a neumonía, por lo que reforzar la primera línea de atención de las postas y hospitales frenará el número de muertes.
Neyra precisó que los más vulnerables son los que menos posibilidades tienen de tener un hogar adecuado, por lo tanto, tienen menos chances de soportar temperaturas bajas porque la humedad pasa y les afecta.
En el tema post pandemia, Neyra aclaró que la situación no ha mejorado nada. Incluso, las cifras del ministerio de Salud sostienen que los índices de mortalidad por neumonía han aumentado. El doctor en Salud Pública asegura que la situación hospitalaria en el Perú es crítica y aún enfrentamos dificultades en materia de medicamentos, primera atención y camas.
Finalmente, Neyra destacó un aspecto en el que el ministerio de Salud puede frenar las enfermedades respiratorias: la vacunación. “La influenza y el neumococo matan, por lo que, incentivar campañas de vacunación en el mes de abril pueden ayudar a que la población vulnerable llegue protegida a los meses más fríos del invierno”, precisó.
En el 2022, la Defensoría del Pueblo recomendó al gobierno de turno declarar en estado de emergencia a las regiones de Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Cusco, Huancavelica, Junín, Lima, Moquegua, Puno y Tacna por las heladas.


Esta sugerencia se debió al reporte que realizó el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred) en el que alrededor de 2 millones de peruanos viven en centros poblados ubicados en zonas de ocurrencia de heladas con una susceptibilidad de escala muy alta. Mientras que un 1 millón de peruanos viven en centros poblados en zonas de ocurrencia de friaje con una susceptibilidad de escala muy alta.