Por: Alejandra Elías
La procesión del Señor de los Milagros es una de las tradiciones religiosas más concurridas del Perú. La historia cuenta que un angoleño de nombre Benito pintó la imagen de Jesucristo crucificado en un templo improvisado en la zona de Pachacamilla. Luego de un terremoto en 1655, la pared donde estaba pintada la sagrada imagen se encontraba intacta. Se intentó borrar en múltiples ocasiones, pero las acciones no se concretaron, Aproximadamente en 1987 se pinta una réplica y es esa la imagen que sale a procesión.
La pintura fue cambiando a lo largo del tiempo. En primer lugar sólo aparecía la imagen del Cristo crucificado en el medio, luego se agregó a la Virgen María y a San Juan, o para muchos, Maria Magdalena, a los costados, y, finalmente, la figura del Espíritu Santo y a Dios, encima de la cruz, formando una trinidad vertical.
Cada año, octubre es conocido como el «mes morado», el mes del «Señor de los Milagros». Por segundo año consecutivo, la distinguida procesión no se realizó por la pandemia de la covid-19, pero por primera vez desde la declaración de estado de emergencia y confinamiento, los fieles lograron visitar la imagen del Cristo Moreno por unos segundos.
Largas colas de fieles con vestimentas moradas, rosarios, escapularios y flores, se acercaron a las instalaciones de la iglesia Las Nazarenas para venerar la imagen.
Esta es su historia.