Jairo Purisaca, fundador de la asociación Kaprichos Perrunos y encargado de promover la adopción canina, conversó con Punto Seguido sobre la experiencia de rescatar animales y la difícil labor que se realiza para el bienestar de los perros.
Escrito por Kevin Flores
Todos conocen la famosa frase “el perro es el mejor amigo del hombre”. A pesar de ello, hay quienes dejan a estos deambulando, pasando hambre y frío. Por esta razón hay organizaciones como la asociación KP creada en el 2016 que incentiva la protección y supervisión de varios albergues ubicados en el Perú. Sin embargo, la tarea no es sencilla porque los perros se enfrentan a diversos peligros antes de ser asignados a un adoptante.
Según la organización Voz Animal en el Perú, en el Perú existen más de 6 millones de perros abandonados y más de 80 albergues que independientemente tratan de salir adelante por su propia cuenta, un claro ejemplo de la difícil labor de los albergues al ayudar a estos seres vivos.
Esta fundación tiene la difícil tarea de supervisar varios albergues ubicados en Lima en distritos como San Martín de Porres, Pueblo Libre, Comas, Chorrillos, etc. De la mano de Purisaca, se pudo llegar a conocer la realidad de los perros que son rescatados y puestos en adopción y toda la lucha y dificultades que viven tanto el animal como los rescatistas.
Según Purisaca, manejar albergues no es una labor fácil, ya que estos en su totalidad son sin fines de lucro lo que implica no tener ingresos fijos para poder solventar los gastos. Esto conlleva a que los animales duerman en ocasiones en camas improvisadas o incluso hayan días en los que coman menos raciones de comida, hasta balancear nuevamente el fondo de ingresos.
Por esta razón, los rescatistas suelen cubrir en su mayoría los servicios primarios que necesita un animal rescatado de la calle. Sin embargo, tal como enfatiza el fundador “ se suelen implementar dinámicas y actividades cada cierto tiempo donde las personas puedan contribuir con su colaboración como la elaboración de rifas, sorteos, campeonatos deportivos e incluso la venta de accesorios para mascotas del hogar”.
Servicio de voluntariado
El cuidado de un animal no solo es cuestión de dinero, sino de tiempo. Según Purisaca, el albergues tienen más de 300 perros a su cargo. Por más que reciban en ocasiones ayuda económica para su alimentación, “se necesitan personas que apoyen con el orden, limpieza y diversas funciones que se designe, y así evitar que los canes desarrollen alergias o enfermedades debido a la suciedad”, explica.
Para Purisaca, las autoridades deberían fomentar el voluntariado a través de convenios con las instituciones educativas que conecten la labor social con beneficios académicos, que incentiven a los jóvenes a poder realizar actividades de desarrollo en el país. “La asociación recurrió a las propias universidades para tener un convenio donde por cada voluntariado los jóvenes universitarios reciban los créditos extraacadémicos que necesitan para poder egresar”, cuenta.
La ley de protección
Según la organización Voz Animal, es necesario que las leyes sancionen a las personas que cometan estos actos de abandono y dejen a sus perros en la calle a su propia suerte, de lo contrario, este problema en lugar de solucionarse, se incrementará.
Por esta razón, el Perú cuenta con una ley que debe ser fomentada y practicada por todos los ciudadanos. Según el Estado Peruano, nuestro país cuenta con la ley N° 30407, la cual establece que todo dueño de una mascota debe proteger y preocuparse por el bienestar del animal a su cargo sin causarle ningún tipo de maltrato, daño ni sufrimiento, lo cual también implica no abandonarlo ni dejarlo solo en las calles.
Los albergues pueden brindarle una estabilidad temporal a los perros, pero la verdadera transformación en su vida es cuando encuentran una familia donde acoplarse. A pesar de ello, Purisaca enfatiza que “cada persona es libre de adoptar o comprar un perro, pero hay que recordar que cada animal comprado es una oportunidad menos para que un perro tenga un hogar donde vivir”.