Al cierre de mayo, se registraron 46 infectados y 13 fallecidos. Ninguna de las víctimas recibió la vacunación correspondiente, lo que preocupa a las autoridades sanitarias. El Ministerio de Salud tiene como meta alcanzar un 95% de cobertura para fines del 2025.
Por: Joaquín Niño de Guzmán
Perú enfrenta uno de los años con mayor número de casos y muertes por fiebre amarilla en los últimos 15 años. El Ministerio de Salud (Minsa) reportó 46 infectados y 13 fallecidos hasta fines de mayo, cifras que solo son superadas por el año 2016 con 61 casos y 21 víctimas en las zonas selváticas.
Una de las principales razones de este repunte sería la la baja cobertura vacunal a nivel nacional contra esta enfermedad que hasta el momento no supera el 60%, lo que pone en riesgo a la población vulnerable.
César Cabezas, médico del Instituto Nacional de Salud (INS), asegura que el efecto de la pandemia sobre las vacunas ha jugado un papel clave. “¿Por qué la gente las rechaza? Por lo que se vivió con el coronavirus hace unos años y la incertidumbre que generaban sus efectos tras la inoculación”, enfatiza.
Meta del 95% de cobertura a nivel nacional
El aumento de la fiebre amarilla está normalmente asociado con la deforestación, el cambio climático y la migración agrícola. No obstante, existe una razón que sobresale entre las demás: la falta de voluntad para vacunarse.
Magdalena Del Rosario Quepuy, directora ejecutiva de la dirección de inmunizaciones del Minsa, explica para Punto Seguido que uno de los grandes retos que enfrentan es que la población vuelva a los establecimientos de salud. “A pesar de que contamos con insumos y vacunas, las personas todavía no han interiorizado el riesgo de la enfermedad”, expone Quepuy.
La funcionaria del Minsa señala que lo ideal es alcanzar el 95% de cobertura vacunal a nivel nacional para fines del 2025 . Para eso, Quepuy expresa que el ministerio trabaja con enlaces indígenas para llegar a las comunidades amazónicas en zonas aisladas. “Nosotros tenemos que contactar con alguien de la comunidad para ingresar y realizar la campaña de vacunación”, señala.


No obstante, la especialista remarca que una campaña de inmunización sin comunicación efectiva pierde impacto. “Se pueden desplegar cien campañas, pero si la población no entiende el mensaje, todo ese esfuerzo es inútil”, menciona.
Pese a las distancias, los costos logísticos y las barreras lingüísticas, Quepuy insiste en impulsar la estrategia para que la población comprenda la importancia de la vacunación y acudan a los centros de salud.
Cabezas agrega que no basta con tener vacunas de última generación si la gente no las acepta. “Las estrategias de vacunación deben estar acompañadas de una estrategia comunicacional con un sentido, considerando las etnias, la cultura, la forma de pensar de la gente”, añade.
Mortalidad de una enfermedad prevenible
El Minsa ha confirmado 13 fallecidos por fiebre amarilla entre las regiones de Huánuco, Amazonas, Loreto, Junín y San Martín. Ninguna víctima había recibido inmunización. El infectólogo Eduardo Gottuzo señala para Punto Seguido que la enfermedad tiene poco porcentaje de mortalidad.
“Lo que ocurre es que se reportan los casos más severos, porque esta es una enfermedad que se estima que fallece en el 5%, incluso un poco menos” comparte. No obstante, el porcentaje sube cuando el paciente pasa de un resfrío a sangrados nasales y fallas hepáticas, llegando incluso al 60% en los casos más graves.
Cabezas menciona para este medio que no existe un tratamiento específico contra el virus. “Lo que se hace es un manejo de acuerdo con las manifestaciones clínicas para mantener la función renal y la función hepática, pero es cuestión de suerte prácticamente en un estado crítico”, puntualiza.
Además, al tratarse de una enfermedad principalmente en la selva, no hay cuidados intensivos ni UCI, lo que empeora una situación que es insostenible desde el momento en que el paciente no se vacunó.
Recomendaciones antes de visitar zonas endémicas
Gottuzo señala la importancia de vacunarse con diez días de anticipación si se planea viajar a una zona selvática donde haya riesgo de fiebre amarilla. Esto con el objetivo de crear los anticuerpos suficientes para evitar el contagio.
“Es posible que uno se enferme si se la aplica uno o dos días antes de viajar”, recalca el infectólogo.