Escribe: Marisol Alvarado
El pasado 16 de agosto, la Defensoría del Pueblo publicó su Reporte Mensual de Conflictos Sociales e identificó 2 casos nuevos. Estos se suman a los 190 registrados hasta el mes de junio. Pero, ¿de qué hablamos cuando decimos ‘conflicto social’? Te lo explicamos a continuación.
La Defensoría del Pueblo define un conflicto social como un proceso complejo en el que intervienen actores con necesidades, valores, objetivos o intereses contrapuestos. En ese punto coincide el Viceministerio de Gobernanza Territorial, órgano de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) encargado, entre otras cosas, de supervisar el desarrollo de conflictos sociales. La diferencia central en la definición y abordaje de ambas entidades es la relevancia de la gobernabilidad para el tratamiento de los conflictos.
Para el Viceministerio, los conflictos sociales se clasifican y tratan en función a la amenaza que representan para la gobernabilidad del país; por eso, su trabajo está orientado a preservarla desplegando acciones preventivas y reactivas que acompañen a las partes en el proceso de solucionar sus diferencias. La entidad utiliza otros términos y criterios para tratar conflictos. Para conocer más, visita el ABC de la Secretaría de Gestión Social y Diálogo, oficina del Viceministerio que supervisa la conflictividad social.
La Defensoría, por otro lado, considera los conflictos como una oportunidad para identificar y tratar problemas estructurales o ‘de fondo’. Se aproxima a ellos desde el respeto a los derechos de las partes enfrentadas utilizando el diálogo y el respeto a la ley. Interviene emitiendo alertas y recomendaciones a las autoridades encargadas de involucrarse directamente. También actúa como mediador en mesas de diálogo y supervisa la acción de las autoridades en el manejo de la situación, particularmente cuando hay enfrentamientos violentos.
Liz Puma, socióloga especializada en transformación de conflictos socioambientales, subraya que no todo conflicto es violento y que no todo acto de violencia califica como conflicto social. “Cumpliendo una serie de variables, tú puedes identificar que esa situación es un conflicto. Por ejemplo, no toda protesta social es un conflicto, pero detrás de un conflicto sí puede haber manifestaciones”, indica.
Para calificar una manifestación como conflicto social, deben presentarse ciertas variables: actores con perspectivas contrapuestas; si existe un recurso en disputa o alguna de las partes siente agraviados sus derechos; si los actores expresan su postura públicamente y dichas manifestaciones pueden ser pacíficas o violentas; además, el desencuentro se desarrolla a través de las etapas que caracterizan un conflicto social, como indica el siguiente gráfico.