Una parte de contar un hecho es dar voz a todas las partes involucradas. La producción tuvo el gran acierto de acudir a cada una de las fuentes disponibles para reconstruir lo que pasó en el ‘Baguazo’.
Redacción: Estefano Matta Garratt
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Hacer periodismo no significa presentar los hechos de la manera más aburrida posible. Las plataformas y los medios actuales son aprovechados para difundir un mensaje cada vez más claro e interactivo. ‘Choque de Dos Mundos’ es una muestra de la importancia de la convergencia en las noticias. Aquí, un documental agrupa los elementos periodísticos y los expresa con una narrativa cinematográfica. El inicio, el nudo, el desenlace, el giro y la trama no se pierden en una muy bien lograda producción que gira en torno de uno de los principales conflictos sociales que azotaron nuestro país en los últimos años.
Heidi Brandenburg y Mathew Orzel son los creadores del documental de una hora y 43 minutos. Brandenburg nació en el Perú, pero se crió en Paraguay y en Alemania. Orzel es oriundo de Gran Bretaña. Ambos emprendieron un proyecto propio y fundaron una productora llamada Yachaywasi (casa del saber, en quechua). Los jóvenes directores empezaron a investigar las consecuencias del Tratado de Libre Comercio entre Perú y Estados Unidos en el 2007. Para ellos, se vulneraban derechos de los pueblos indígenas de la Amazonía y sus territorios. En su investigación, conocieron a Alberto Pizango, presidente de la principal organización que agrupa a la población de la selva en ese entonces.
La labor de las dos mentes de ‘Choque de Dos Mundos’ duró 8 años, 8 años grabando y estando presentes en el lugar de los hechos. Pero, ¿cuáles son los hechos y a qué conflicto social nos referimos? Heidi y Mathew captaron lo que muchos medios no pudieron o no quisieron: las muertes en el ‘Baguazo’.
Bagua es un distrito de la región de Amazonas en la selva peruana. El ‘Baguazo’ se orginó en el 2009 en la zona denominada ‘La Curva del Diablo’. Centenas de personas afectadas por la minera Afrodita, que extraía petróleo de varias zonas aledañas y maltrataba el medio ambiente, decidieron protestar contra el Estado.
El documental aborda ambos lados del conflicto: el Gobierno de Alan García y los pueblos indígenas. Esta pieza realiza un genial balance de las dos partes y le brinda un tono equitativo. No se centra en uno solo, no tiene una visión sesgada del problema. Las imágenes que muestran evidencian la realidad de ambos bandos. Y uno como el otro enseña un lado positivo y uno negativo.
En un extremo, tenemos la versión oficial del Estado y de sus máximos representantes. La producción ofrece varias entrevistas a ministros y legisladores oficialistas, tanto como en ruedas de prensa o cuando dictan en el pleno los tan polémicos decretos legislativos 1090 y 1064 que ocasionaron la ira de los habitantes selváticos. Los ‘Padres de la Patria’ son expuestos: algunos se ven indiferentes en el intento de apaciguar los ánimos y llamar a un consenso, mientras que otros se relucen un poco más interesados.
Del otro lado del conflicto, tenemos al personaje principal Alberto Pizango, líder del movimiento amazónico y abanderado de los sindicatos de trabajadores de las zonas perjudicadas. Aquí podemos encontrar a una víctima de la ambición del Estado como también a un culpable hambriento de poder. Si su proceder fue radical, eso se juzga a partir de los archivos. Algo tangible es que encabezó uno de las protestas más grandes en los últimos años en el Perú. Guiados por esta figura, todos los protestantes optaron por hacerle frente a la policía que los custodiaba. Y todo empeoró cuando se conoció que algunos abusaron de su poder. Una batalla campal estalló.
En el incidente fallecieron hasta 33 personas. El hecho rebotó en los medios en todo el país ese mismo día, en Lima sobre todo. Poco importó la duradera protesta de los pueblos indígenas varios días previos a los incidentes fatales. Lo que causó, en realidad en ese entonces, fue la muerte de los policías que cumplían con su labor y los perjuicios que implicaba para la capital quedarse sin combustible. Las personas que reclamaban que no se contaminen sus hogares restringían el paso de los vehículos por las carreteras y se plantaban en las afueras de la petrolera. El enfrentamiento contra la policía fue fatal. Fueron 12 encargados de resguardar el orden los que perdieron la vida en el altercado que se vivió. Mientras que 18 pobladores de la zona murieron, tal vez azuzados por algunos pocos o tal vez en el justo reclamo de sus derechos.
No se puede negar que en este documental se trata de mostrar todas las versiones de esta problemática social. No hay un margen en el que se acuse una postura evidente. Es más, los comentarios que se originaron en el estreno de la cinta fueron diversos, producto de la imparcialidad reflejada.
Es un documental muy recomendable. Trata con suma objetividad de dar un enfoque imparcial al delicado tema del ‘Baguazo’. Muestra la verdad tal cual se dio. Recurre a todas las fuentes posibles. Es una ejemplar muestra de cómo hacer periodismo. Utilizar las imágenes para conducir al espectador por los hechos y guiarlo por una línea de tiempo que desemboca en una tragedia, sin opinar, sin juzgar, sin señalar, buscando todas las vertientes de información, es la esencia del periodismo: trasladar al público la realidad sin alteraciones. ‘Choque de Dos Mundos’ es el rostro del ‘Baguazo’.