Por Luz Mateo Cielo
Las medidas de confinamiento para limitar la propagación del nuevo coronavirus mantienen aislados al 40 % de la población mundial. Esta paralización de las labores comunes —tanto de los individuos como de las industrias— ha reducido en altos grados varios componentes contaminantes presentes en las zonas urbanas. Entre los principales se encuentran el material particulado (PM) y el dióxido de nitrógeno (NO2) ya que, con frecuencia, superan los valores del Estándar de Calidad Ambiental (ECA) del aire.
Partículas finas
Las Directrices de la Organización Mundial de Salud (OMS) sobre la Calidad del Aire indican que el PM —además de afectar a más personas que cualquier otro elemento de la polución— dañará con más nocividad dependiendo de su tamaño. Por ejemplo, algunas partículas pueden tener un diámetro de 10 micrones (PM 10), que es igual a decir 10 milésimas de un milímetro; pero existen otras aún más pequeñas capaces de penetrar el pulmón humano y que poseen un diámetro de 2.5 micrones (PM 2.5) o menos.
En Perú, el Ministerio del Ambiente ha registrado que la calidad de aire de Lima Metropolitana ha alcanzado los niveles recomendados por la OMS, un máximo de las 25 µg/m³ (microgramos por metro cúbico) de PM 2.5 como promedio diario. Desde que empezó la cuarentena, la cifra más baja documentada por el del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) y la Dirección General de Salud (Digesa) ha sido de 4 µg/m³.
Los niveles de contaminación de abril, hasta el cierre de la nota, capturados en Lima Metropolitana han tenido una media por día por debajo de los 20 µg/m³ de PM 2.5. Esto es 66 % más baja que la de abril de 2017 y 64 % más baja que la del año pasado. “Esto nos tiene que enseñar que somos nosotros los que contaminamos el ambiente y los que tenemos la oportunidad de mantener esta situación como por ejemplo usar más la bicicleta, avanzar hacia la movilidad eléctrica y usar más vehículos a gas natural», sostuvo al respecto la ministra del Ambiente, Fabiola Muñoz.
Consecuencias a la salud
Cabe resaltar que el material particulado y el dióxido de nitrógeno provenientes de los procesos de combustión —como la calefacción, generación de electricidad y motores de vehículos y barcos que funcionan con diesel— y de aerosoles de nitrato tienen un impacto negativo no solo al medio ambiente sino también sobre nuestra salud.
Estas sustancias nocivas ingresan fácilmente a las vías respiratorias y contribuyen al riesgo de desarrollar incapacidad pulmonar, bronquitis agudas, asma, cáncer de pulmón, así como enfermedades cardiovasculares, entre otras. Al respecto, la OMS estima que, aproximadamente, el 58 % de las muertes prematuras se vinculan a la contaminación atmosférica.