La idea de un retroceso a nivel social alarma a más de uno. Sobre todo si hablamos de los derechos de poblaciones severamente discriminadas y rechazadas no solo por la sociedad, sino también por el Estado peruano. Conoce la postura que sostienen los candidatos presidenciales ante las propuestas más importantes en la agenda progresista.
Escribe: Arantxa Bravo
Foto: Andina – Carla Patiño Ramírez
A menos de una semana de la segunda vuelta electoral, se asoman frente a nosotros dos imponentes figuras que en primera instancia lucen completamente opuestas. Sin embargo, existe más de un punto en común entre ambos candidatos en disputa de la banda presidencial. ¿El más resaltante? Su conservadurismo. En una esquina del ring se sitúa Keiko Fujimori, lideresa del partido Fuerza Popular y símbolo una derecha tradicional. En la esquina opuesta se halla Pedro Castillo, representante de la izquierda y los intereses de un Perú descentralizado. Ahora empecemos a conocer sus posiciones en común.
Cuando hablamos de matrimonio igualitario, por ejemplo, nos referimos al reconocimiento legal y social de una unión afectiva conformada por dos personas del mismo sexo. Estamos hablando, entonces, de cónyuges. Este término es distinto al de unión civil, que denomina a dos personas naturales que comparten un mismo hogar como “convivientes civiles”. Este contrato tiene el propósito de “regular los efectos jurídicos derivados de su vida afectiva en común” de manera estable en el tiempo. Para muchos miembros de la comunidad LGBTIQ+, esta última alternativa no es suficiente para el reconocimiento de sus uniones.
El candidato Castillo, en una entrevista con Rosa María Palacios, reveló una posición que parece estar influenciada por su religión: “yo creo que tenemos que recurrir al libro de Génesis capítulo 2, versículo 24. Lo que dice ahí es que el hombre y la mujer tienen que abandonar padre y madre y tienen que unirse en una sola carne. Nosotros defendemos a la familia”.
Por su parte, la postura de la líder del partido naranja se construye en base a ciertas incoherencias. Como parte de su campaña en 2016, no dudó en reunirse con representantes de la iglesia evangélica con el fin de firmar un compromiso en contra de la unión civil, la adopción de personas del mismo sexo, el matrimonio igualitario, entre otras propuestas. En la actual contienda, sin embargo, parece haber cambiado su posición, pues en una entrevista realizada por Beto Ortiz se dice a favor de la “unión patrimonial”, que no es más que otro término que responde al concepto de unión civil.
Otra ley polémica que ha parecido unir nuevamente los pensamientos conservadores de ambos candidatos es el enfoque de género en educación (comúnmente llamado “ideología”), introducido como un eje transversal en la Currícula Nacional para la Educación Básica (CNEB) en 2016.
Fujimori, en el debate realizado en Chota, Cajamarca, proclamó que, de ser presidenta, erradicaría “el mal llamado ideología de género”. Castillo Terrones, por su lado, sorprendió con su postura en una visita a la ciudad de Pucallpa. Tan solo un día después del acuerdo político entre Perú Libre y la coalición de Juntos por el Perú – Nuevo Perú, liderado por Verónica Mendoza, manifestó que el enfoque de género no sería una prioridad en su gobierno.
Aunque no tan sonadas como las ya mencionadas, existen otras menciones “poco honrosas” de posturas conservadoras compartidas por ambos contendientes. En una entrevista con Jaime Chincha, el candidato por el partido del lápiz confesó estar en contra de la eutanasia, el aborto y la legalización de las drogas. Según él, su crianza en valores le haría siempre anteponer a la “familia”.
De la misma forma se manifestó Fujimori contra la recientemente aprobación del predictamen de la Ley de identidad de género, más conocida como Ley Trans. “La igualdad de género señala claramente que una persona nace hombre o mujer, y la ideología de género señala que uno decide el género a lo largo de los años y eso es lo que está mal”, comentó para una entrevista en RPP. Agregó, además, que tenía “muchos reparos sobre esa norma”. Y que, personalmente, debía primero evaluar si es que las personas transgénero realmente deberían acceder a ese derecho.
¿Cambiarán de postura? ¿Los partidos harán ciertas concesiones? ¿Nuevos acuerdos políticos? El tiempo nos aclarará, ciertamente, algunas de nuestras dudas. No obstante, sea quien sea elegido, hasta el momento, el único inminente ganador parece ser el sector conservador.