Foto: Andina.pe
Escribe: Roberto Mamani
En 1953 el Gobierno declaró todos los primeros de octubre como el día del periodista peruano, marcando un hecho valioso para quienes se dedican a servir a la sociedad a través de la búsqueda de la verdad.
Esta memorable fecha fue elegida debido a que un 1 de octubre de 1790 se fundó el primer diario del Perú: el Diario de Lima. Ello fue gracias al periodista español Francisco Antonio Evaristo Cabello y Mesa, quién escribía bajo el sobrenombre de Jaime Bauzate y Meza.
Desde entonces la misión del periodismo peruano ha consistido en informar lo que ocurre en la sociedad, denunciar los abusos autoritarios y de poder, así como impulsar grandes cambios en nuestra historia. Sin embargo, las constantes crisis políticas, sociales y económicas han ocasionado una desconfianza del ciudadano con el periodismo nacional.
Para encontrar respuestas y conocer el panorama de la profesión, Punto Seguido consultó con tres profesionales de la carrera: Rossana Echeandía, directora académica de la carrera de Comunicación y Periodismo en la UPC; Andrea Gamarra, profesora a tiempo completo UPC y Manuel Eráusquin, profesor a tiempo completo UPC, representantes de nuestra alma máter.
¿Qué importancia tiene el periodismo en Perú?
Rossana Echeandía (R.E.): Creo que para darnos cuenta de lo importante que es el periodismo en nuestro país, podemos ver lo que está ocurriendo en este momento a nivel político. Si no fuera por los medios de comunicación —que trabajan haciendo investigaciones, fiscalizando, chequeando todo lo que hacen los políticos—, muchas cosas quedarían bajo la alfombra, muchos actos de corrupción pasarían desapercibidos.
Andrea Gamarra (A.G.): Aquí en el Perú felizmente estamos todavía en un periodo de democracia. Tenemos una constitución, tenemos los medios de informar, pero debemos tener cuidado de repente con lo que pasó en las elecciones anteriores (presidenciales 2021) de polarizar o dar información que no es exacta.
Cuando los intereses del periodismo se mezclan con intereses políticos ya no hablamos de periodismo, sino de propaganda política. Entonces, en nuestro país hay que realizar un periodismo veraz, siempre pensando en el ciudadano y no en el beneficio personal.
Manuel Eráusquin (M.E.) : Es importante en la medida que pueda ofrecerle a los ciudadanos una información que esté aproximada con lo que está ocurriendo en la realidad, que les permita pensar, que les permita a ellos discernir sobre el contexto donde se encuentran. Eso es fundamental en la medida que si tenemos una ciudadanía informada, no será presa fácil de los manipuladores.
¿Cualquier ciudadano puede hacer periodismo?
R. E.: Definitivamente no. El periodista para eso se forma, no en vano pasas un buen tiempo en la universidad. No solamente adquiriendo conocimientos —entrenando su pensamiento crítico y su capacidad de mirar la realidad de manera analítica e interpretativa— sino que también desarrolla la capacidad de manejar una serie de herramientas que le permite aproximarse a los hechos.
A. G.: No creo porque también tenemos que ver el lado de la formación, por algo se enseña la carrera de Comunicación y Periodismo dentro de las universidades. Los ciudadanos nos ayudan a hacer sus denuncias y nos buscan para entregarnos vídeos y fotos como evidencia. Ese es el inicio de nuestro trabajo de investigación.
M. E.: Hay ciertos sectores que tienen una cercanía con el consumo de información fiable. Sin embargo, no es un porcentaje tan alto como quisiéramos. Creo que ese es un terreno que debemos analizar de forma detenida, pues hay una audiencia que se conecta con un consumo de información que necesariamente no es veraz. En algunos casos es desconfianza a los medios tradicionales, pero en muchos otros es la comodidad de informarse por redes sociales sin pensar la procedencia de la información.
¿Cree que hay mayor desconfianza del ciudadano con el periodismo peruano actual?
R.E.: Creo que sí hay cierta desconfianza en los periodistas precisamente porque muchos se han convertido en militantes de algunas causas. Y eso debilita no solamente al periodista, sino a toda la profesión. Hace parecer que todos los periodistas terminan siendo nada más que militantes de sus propias causas, cosa que no es real.
A.G.: Creo que dentro de nuestro país el tema de las últimas elecciones presidenciales ha jugado en contra del periodismo. Si bien es cierto hubo información que se entregó al público, también se notó cierta separación de algunos medios que apoyaban a candidatos o candidatas. Eso jugó una mala pasada a los ciudadanos que decían que no velan por mí, sino por otro interés.
M.E.: Hay ciertos sectores que tienen una cercanía continua tradicional con lo que vendría a ser el consumo de información; sin embargo, no es un porcentaje tan alto como quisiéramos. Creo que es ahí donde entramos a un terreno de análisis sobre qué ocurre, porque hay un consumo de información pero no necesariamente de información veraz.
En estos tiempos de crecimiento de las redes sociales, mucha gente se informa por esta. No entran a los medios formales (los periodísticos) y ahí hay un peligro, porque tenemos una enorme cantidad de prosumidores, pero mucha gente no sabe distinguir de lo que es una producción informativa, prolija, profesional, a otra que no tienen ningún tipo de filtro.
¿Qué se puede hacer para recuperar esta confianza?
R.E.: Yo creo que cada periodista es su propia marca. Ahora con las redes sociales cada periodista puede presentarse defendiendo causas justas o injustas y termina convirtiendo su nombre en su propia marca. Creo que a veces esta presencia tan frenética en redes sociales ha hecho que se pierda lo que en algún momento se consideraba deseable: una posición neutral. Los periodistas también debemos estar conscientes de los propios prejuicios, las simpatías y antipatías.
A.G.: Nosotros tenemos que brindarles a las personas las propuestas, la información, lo bueno y malo de cada candidato porque ninguna persona es perfecta, pero también basados en la investigación: no podemos lanzar rumores, ni fake news, porque esa no es nuestra labor. A veces, el periodista quiere ser más que la noticia en algunos sentidos, y nosotros estamos detrás. No somos quien tiene que lucir, sino la noticia y ciudadanía que tiene acceso a esta información y decide finalmente lo mejor para la sociedad.
M.E.: Debemos tener en cuenta que es clave y esencial, hoy más que nunca, que el proceso de verificación de la información sea muy notorio, muy evidente, para poder desmarcarse justamente de estos prosumidores que no son profesionales del periodismo y que muchas veces hacen circular noticias falsas.
¿Cómo ve a la nueva generación de periodistas y cuáles son los retos a los que se enfrentan?
R.E: Es difícil hablarte de una manera tan general, pero sí te puedo decir que los veo muy exigidos a los chicos. Tienen que saber manejar una serie de aparatitos, comunicarse en distintas plataformas y manejar distintos lenguajes. Me preocupa un poco que toda esta vorágine pueda desengancharlos de esa responsabilidad enorme que tienen respecto a lo que dicen. Las cosas que dice un periodista tienen un impacto muy importante, pueden generar cambios en una sociedad para bien o para mal.
A.B.: Una generación bonita en el sentido que les gusta investigar, tocada por el tema de la pandemia que a todos nos afectó. Son chicos que han vivido dos años a través de la virtualidad y aprendieron a usar esa circunstancia para ver otras formas de hacer periodismo a través de las redes y diferentes portales que puedan crear. Me siento feliz porque de alguna manera han cumplido el reto. Ha sido difícil, de repente, nadie dice que ha sido fácil pero cuando egresas y vives eso que amas y te apasiona, es sin duda muy motivador.
M.E: Todas las generaciones de jóvenes periodistas han tenido que asumir desafíos según su época. Me parece que esta tiene gente muy capacitada y con mucha determinación que va a tener que lidiar con esta explosión de información. Sin embargo, un aspecto importante para considerar en estos tiempos es la identificación de segmentos o nichos en las audiencias. Ya no podemos pretender dirigirnos a un público muy universal: la gente tiene distintas necesidades informativas. Eso es algo que los periodistas deben tenerlo claro.