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El espejo refleja, refleja lo que somos y cómo nos vemos. Entre líneas y sombreados, el reflejo refuerza o disminuye la concepción estética que los mortales sienten sobre su apariencia. Desde hace algunos años, tapar las imperfecciones y admirar a los grandes íconos de la belleza internacional se ha vuelto una práctica muy vintage. Pues, el amor propio es la nueva tendencia.
Escribe: Olenka Nisiama
Claudia, usualmente se comparaba a sí misma frente a sus amigas. El tamaño de las piernas, de los brazos, los cachetes; cualquier característica física que no encajaba con los estándares de belleza preestablecidos, se convierten en una carga. Un pesar. No obstante, esconderse en ropas grandes pasó de ser una opción desde que la corriente del Body positive cambió su vida: “Ha transformado mi vida la verdad, si antes tenía una visión más cerrada o más apegada a lo hegemónico de lo que consideraba belleza ya no la tengo”, explica, “me ha enseñado que hay que amarse y aceptarse tal como eres”.
El body positive es un movimiento psicosocial y cultural que nace en respuesta contra el relato negativo de los estándares de belleza inalcanzables. Después de décadas, la corriente toma relevancia, en sí, desde el 2007 debido al boom de las redes sociales y la aparición de body shaming. Este último, definiéndose como la humillación por el aspecto físico.
El ideario del reflejo
Los cánones de belleza, a través de la historia, siempre han sido cambiantes. Desde la década de 1920 hasta la actualidad, los medios de comunicación se han encargado de imponer aquellos “estereotipos”de lo que se considera belleza.
Desde la década de los 20s con el enaltecimiento a la figura juvenil y delgada, corte de pelo estilo bob y cejas delgadas. Pasando por las figuras voluptuosas en forma de reloj de arena, labios carnosos y cejas altas de los años dorados de Hollywood. El enaltecimiento de la figura atlética de la década de los ochenta o la alabanza a la extremada delgadez de los noventa. Todos tienen algo en común: establecer un ideario.
Las pecas, estrías, rollos, o cualquier clase de características que no encajan con el concepto y pasan a ser “defectos”. Mirarse al espejo para mujeres, como Valeria, era encontrar una mujer insegura y que se martillaba la mente pensando en que su cuerpo nunca encajaría con la idealización de lo hermoso.
Y es que, la preocupación por los aspectos físicos puede afectar la salud mental y derivar a trastornos alimenticios y baja autoestima. En el Perú, según Essalud, cinco de cada diez pacientes que llegan al servicio de Psiquiatría del hospital Almenara padecen de anorexia, bulimia o trastornos por atracones.
El body positive identifica estos riesgos y se sustenta en el rescate del amor propio. Como corriente, viene interiorizando el concepto de que los cuerpos son hermosos en su diversidad e infecciones y su la masiva difusión a través de medios de comunicación ha demostrado cambiar la percepción que tiene muchas mujeres de sí mismas.
A diferencia de Valeria, Claudia Martens, interiorizó las palabras de positivismo corporal a través de la cantante Lizzo y después de escucharla nunca más se comparó con otras mujeres. “Puedo ser bella a mi manera. No tengo que basar mi valoración sobre mi autoestima conforme a lo que digan los demás”. confiesa, “cada uno decide cómo verse”.
Esta nueva percepción del ideario se complementa con el discurso de nuevas campañas publicitarias de empresas como Natura, Dober, Aerie, Levi´s, entre otras, que venden la diversidad y optan por romper los estereotipos impuestos en sus modelos.
La otra cara
Sin embargo, mientras el body positive cada vez adquiere más relevancia en el mundo también tiene opositores. En los últimos años, se han presentado cada vez más entidades y colectivos que se muestran quisquillosos frente a aspectos que normaliza, pues, varios activistas indican que existe un factor de riesgo en la incitación a llevar un estilo de vida no saludable o “promover la obesidad” excusado en la aceptación corporal.
Cabe recordar que el sobrepeso y el exceso de grasa en el cuerpo puede ser perjudicial para la salud, y la obesidad, en sí, se considera una enfermedad crónica según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Otro dato importante es la del Centro Nacional (CENAN) del Instituto Nacional de Salud (INS) donde el 69.9% de adultos padece de sobrepeso y obesidad en nuestro país. Una de las cifras más altas de Latinoamérica. ¿Quieres conocer un poco más? Escucha nuestro podcast “Charla en mesa” porque esta semana tenemos una invitada especial.