FOTO: Diario El Español
El tenis demoró en reinventarse más de lo pensado a pesar de no ser un deporte de contacto directo entre los jugadores, aplazando así diferentes eventos. No obstante, los “Grand Slam” decidieron jugar todas sus chances para que no se pierdan más fechas, y, sobre todo, dinero.
Escribe: Gabriel Mejía
No es un secreto que el fútbol se ubica en la cima de todas las categorías posibles que respectan al deporte. Sin embargo, si se analiza la rentabilidad a nivel individual, los jugadores profesionales que atribuyen mayores ingresos están en el tenis.
Y es que los torneos del ATP, liga profesional del deporte blanco, desembolsan cifras abrumadoras en cada evento, logrando otorgar en tan solo una semana más de un millón de dólares a cada campeón.
Este año se vio afectado por la crisis sanitaria a nivel mundial; en consecuencia, el dinero que viene de los auspicios, patrocinios y taquilla se redujo hasta en un 70%, según indica el portal económico de BBC.
Por ello, las organizaciones decidieron esperar aproximadamente 4 meses para que se pueda desarrollar un campeonato de gran magnitud, siendo el US Open el primer “Grand Slam” (uno de los 4 torneos más importantes del año) que pudo reactivarse.
En tanto, si bien la taquilla es una parte clave para que el tenis explote aún más en el tema financiero, el público no pudo regresar hasta Roland Garros, tercer Grand Slam del año, ante la baja de Wimblendon.
En la siguiente infografía, Punto Seguido analiza cuál fue la variación que sufrieron los Grand Slam en la repartición de premios monetarios a causa del COVID-19.