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La inclusión de un beso homosexual en “Buzzlightyear” y la creación de la primera protagonista bisexual es la prueba de que los medios audiovisuales para niños están abriendo sus puertas para dar una mayor representación a la comunidad LGBTQ+ por medio de la fantasía, extraterrestres no binarios y mucho amor.
Escribe: Valery García
No apto para ser emitido
Hace unos años era muy difícil poder imaginarse que esto pasaría. Durante 1934, el código Hays, un sistema de regulaciones que la televisión estadounidense debía cumplir a la hora de crear contenidos, indicaba que estaba prohibido mostrar en los programas para un público menor los desnudos, sangre y sobre todo, las relaciones que no fueran heterosexuales. Para ellos, la homosexualidad era calificada como un ejemplo de “perversión sexual” y esos eran temas inaceptables que debían ser estrictamente censurados.
Sin embargo, cuando en los años 60 se decidió que este grupo formaría parte del cine, se hizo de una manera equivocada. Los guionistas y directores, para incluir a los personajes LGBTQ+ de una manera sutil, utilizaron lo que se conoce como el «queer coding«, una tendencia a atribuir a un personaje, que usualmente es un villano, característica de alguien que podría ser queer, es decir, que no se identifica como heterosexual, con la intención de que los espectadores tengan una imagen negativa de ellos. “Los representaban afeminados, pero incluidos al mal, entonces inconscientemente están diciendo que estas personas no tienen buenas intenciones” señala Lucas Garcés, quien es activista trans masculino y experto en temas de diversidad sexual, sobre la deuda que tiene la televisión porque asociaban la homosexualidad con lo negativo en las caricaturas.
Un claro ejemplo de este fenómeno son los villanos de Disney como Úrsula (1989), Scar (1994) incluso Ratcliffe de Pocahontas (1995) que fueron creados basados en los estereotipos y que llevaban a la idea de creer que el no ser heterosexual equivale a ser malvado.
Desde matrimonios homosexuales, hasta una princesa enamorada de una vampiresa
El gran cambio de censurar a personajes homosexuales hasta verlos tomar protagónicos, se dio a partir del año 2000, en donde Cartoon Network fue uno de los pioneros. La serie “Hora de Aventura”, que narraba la lucha contra el mal de Finn y Jake, el perro, abrió el castillo para dar pase a la esperanza, sorprendiendo a los espectadores con un beso entre “La dulce princesa”, de cabello largo y rosado, y Marceline, la vampiresa rebelde. Lo que hizo es dejar en claro a los niños que las princesas no siempre están en búsqueda de un príncipe, sino que también podrían querer a alguien del mismo género y que eso estaba bien. El programa “Clarence” tampoco se quedó atrás. Aunque fue de una manera mucho más escondida, mostró en un episodio que Jeff, su mejor amigo, tenía dos madres.
Disney también empezó a tener una postura más flexible. De ser uno de los pilares de la LGBTIfobia en la televisión, decidió mostrar el primer beso homosexual en la historia de este canal en un capítulo de “Stars vs las fuerzas del mal”. Esta escena se dio en un segundo plano, pero significó un gran paso; puesto que, ahora, podemos ver a Luz Noceda, su primer personaje protagónico bisexual bailando con la chica que le gusta, tal y como lo hacían Aurora y el príncipe Felipe.
La lista se hace aún más grande. Enfrentándose a la censura y a los padres que justificación su intolerancia a las diferentes realidades con la pregunta “¿Y esto quien se explica a los niños?”, tenemos a programas como “She-Ra y la leyenda del poder”, con personajes no binarios, “La leyenda de Korra” e incluso “The Bravest Knight” para niños menores de diez años.
Gemas que se amaban
Con mucha purpurina, fantasía y colores vivos, “Steven Universe” es una de las pocas series con público infantil que no solo explica las diversas orientaciones sexuales, sino la flexibilidad que puede haber en la identidad de género. En esta, Steven es un niño que vive con tres extraterrestres no-binarias. Una de ellas, Amatista se puede convertir en un luchador de pecho peludo cuando quiere y le encanta, tratando así sin prejuicios este tema y demostrando que el género es flexible y no debes avergonzarte de eso. Además, nos inculca que las relaciones homosexuales deberían ser normalizadas tras mostrar la primera boda en la historia de la animación entre Rubí y Zafiro, dos gemas que se amaban como el diamante.
El reflejo es necesario
Para Garcés, el que Disney + busque que próximamente el 50% de sus personajes sean de la comunidad LGBTQ+ y que cada vez tengan más representación tiene una razón y es que el hecho de visibilizar ayuda a que puedan verse reflejados y a que los más pequeños conozcan la diversidad sexual y se sientan libres de expresarla sin creer que algo está mal con ellos. “El hecho de tener ejemplos ayuda bastante a entender y a que validen lo que sienten. Podemos explicarles a los niños sobre la tolerancia y el respeto, pero si ven cosas más tangibles, van a poder entender y asimilar mejor el mensaje para que nos vean como algo que sucede y no desde el estigma”, comenta a Punto Seguido.
No obstante, aún hay mucho por avanzar. Se debe dejar de mostrar al colectivo como algo trágico, sujeto al sufrimiento y con una vida llena de tristezas y más aún en series y películas animadas, y es que las personas LGBTQ+ también pueden protagonizar un cuento de hadas.
Si quieres saber más sobre la representación de la comunidad LGBTQ+ en las películas y series animadas, te invitamos a escuchar el siguiente podcast.