Ya estamos próximos a las elecciones presidenciales frente a una controversia conflictiva en un país consumado por el autoritarismo durante la pandemia.
Escribe: Ernesto Astonitas Follow @PS_UPC
Estados Unidos está próximo a unas nuevas elecciones, y no cualquier elección, una en donde se enfrentan frente al panorama actual de la pandemia y la crisis social en el país de las 50 estrellas conviven una situación crítica. Por un lado, la esencia del rubio de ojos brillos y piel clara Donald Trump frente a su ambivalente “American First» y el otro lado el conservador Joe Biden, de estatura alta como un tallo de árbol que busca el rechazo hacia el partido del actual presidente norteamericano. Además, destaca la figura de la considerada mayor representante femenina en la política, Kamala Harris, quien, con sus dotes de oratoria, ha dado pie a una participación activa frente a los otros dos hombres de mayor edad. Es pronto para sentenciar un ganador, pero las papas empiezan a quemarse para decidir quién será el nuevo gobernador que defina la crisis en su país.
La situación parece no convencer al partido Biden porque es un conservador que sólo parece ingresar al trono con el pretexto de tener una oposición a Trump. Incluso se autoproclama con un próximo soberano ante un dizque apoyo a la comunidad afroamericana, clásico cliché para una propaganda política. Peor aun cuando en mayo de este año, antes del caso Floyd, el medio El País, mencionó que el candidato tuvo que disculparse públicamente por mencionar que los afroamericanos que apoyan a Trump “no son negros”, en fin la hipocresía política.
Sin embargo, hasta los menos optimistas y los propios medios internacionales como la BBC, son conscientes que Trump todavía tiene a su favor un elemento que suele representar una ventaja para cualquier gobernante que quiera ser reelegido en cualquier parte del mundo: la máquina de gobierno en sus manos. En el caso de Trump, en la situación actual, esto se traduce en la posibilidad de determinar la aceleración de la vacuna para el coronavirus y el alcance de las medidas de ayuda de emergencia, lo que ha dado alivio a la economía estadounidense. “La ventaja quizá la tiene Trump, el presidente está en cargo, tiene que recuperar la aceptación popular, yo no lo veo arrinconado, está abierto, pero sus declaraciones representan a un electrodo que se identifica con la supremacía blanca, racista “decía Tucci, que reconoce la postura discriminatoria del presidente, pero no le afecta tanto al de cabellera rubia. Sabe él mismo que Estados Unidos es clasista.
Andrew Sale, director y fundador del Instituto México del Centro Wilson en Washington, DC y presidente del Instituto de Políticas Migratorias, en una entrevista a Gatopardo, asegura que el papel de Harris en la coyuntura actual es una historia de éxito. Su mismo nombre que refleja el pálido rojo, demuestra la capacidad que tiene ella para gobernar. Recordar aquel debate presidencial en donde sus atributos en oratoria lograron demostrar que no vino a jugar, sino a juzgar. Para conocer más el rol de la mujer más representativa de América, es la obligación entender cómo se maneja el sistema electoral de una supuesta democracia.
Todo voto o apoyo a un partido, gobierno, grupo, noticia, tiene que resaltar la opinión del público, aquellos terceros que se transforman en participantes indispensables para estos conjuntos de nombres plurales. Según Tucci, los estados se dividen en las políticas establecidas, como “Estado Clave”, de cifrado como un simple código en dónde recae la mayor fuerza de influencia general hacia el gobierno. Mientras el sonido de un avión sonaba en las ventas rígidas de mi habitación, se logra escuchar en un bajo tono de voz los nombres de aquellos estados, Wisconsin, Florida, Pennsylvania, Michigan. “El elector va a votar al gran elector que constituye al colegio electoral. Por eso es importante ver la intención de voto en los estados clave. No importa el número de votos de los electores ciudadanos”, decía Tucci con un efecto de voz turbio, asustado de lo que va a pasar en Estados Unidos. Escribo sus palabras en el día que definió las tensiones gubernamentales con Oriente, 11 de septiembre, Nueva York, Torres Gemelas. El internacionalismo en Norteamérica seguirá afectando con los problemas administrativos en la gestión militar frente a los llamados terroristas, peones del demonio anti humanistas, así nos hacían ver en la formación occidental, y es una variable cumbre para el próximo dirigente norteamericano.
El actual presidente de los Estados Unidos busca concentrar sus juicios políticos únicamente en beneficio de su país. Por esta razón, en los últimos años ha generado conflictos con los sectores mencionados e incluso con China, durante la carrera nuclear y la competencia internacional en el mercado. Esto reflejó mucho más su respuesta a la propagación del coronavirus y su solución a no tomar medidas con las organizaciones internacionales. Otro ímpetu político de Trump es su frase crucial «American First». Un concepto aplicado en el nacionalismo, dejando el neoliberalismo que dominó Estados Unidos en varios países del mundo.
Trump ha entrado en un punto de quiebre para su reelección en los Estados Unidos (Foto: Andina)
Pero no sólo se enfoca al actual mandatario, la insurgencia banal de la respuesta política frente al caso de George Floyd no escapa de la ignorancia en la sociedad racista que se convive como arañas yendo a un nido. Aunque hasta el más incapaz de aplicar un juicio de opinión, es consciente que lo más prevalente de una nación es la economía general y las oportunidades laborales. Estos valores son la columna que sostiene el partido de Trump, en Gringolandia la gente quiere trabajar y vivir bien, que los otros temas frente a los derechos. Hasta el más longevo con problemas extremos de miopía es consciente que Estados Unidos es un país con altos índices de racismo.
Esta situación del presidente frente a la política exterior ha generado una controversia en las relaciones políticas con países como Rusia, Corea del Sur, etc. Este problema como resultado de su posición política, lleva a creer que el presidente está gestionando sólo el país, dejando en evidencia la crisis que vive el sistema democrático a nivel internacional.
Gatopardo, minuciosamente añade citas en la explicación del rol de Kamala en las próximas elecciones en noviembre. Hay un consenso general de que ella era muy progresista en muchas cosas durante su tiempo como fiscal general de California, como la legalización de la marihuana y la implementación de cámaras en el uniforme de los policías. Pero no todo es el contraste falaz de la posición jurídica sobre Kamala. “La convención demócrata, la parte más progresista, afirmaba que Kamala es la ley. El problema es que ella es bastante tibia en ciertas medidas como las reformas de salud y el sistema policial. Para direccionar la plata en sectores sociales, ella no está de acuerdo”, decía Tucci. La guerra de intereses, es el veneno más codiciado de los políticos en un sistema que cada vez más cae en la ceguera en la democracia, pasando a una posición autoritaria frente a los derechos humanos. El Estado ya entró en crisis, Perú tiene competencia.
Es difícil de imaginar un panorama que sentencie a un ganador. Sería ingresar a una burbuja cubierta de una tela negra sin rumbo a la decisión de un país. La primavera recién está comenzando, las estrategias comienzan como una lucha en una partida de naipes, gana el más astuto, la mejor dialéctica hacia sus súbditos, quien mantiene una compostura gélida frente a cualquier acusación. Según la BBC News, Trump es quien tiene el rol protagónico, ahora que ha sido nominado al Premio Nobel de la Paz por segunda vez tras la postura de su gobierno en los conflictos entre Israel y Emiratos Árabes Unidos que ha hecho a sus opositores caerse de sus asientos o los gestos clásicos de un payaso sin rumbo. —A partir de octubre ya tendremos una idea para analizar. El mes de septiembre es crucial para tomar posiciones, realizar campañas en los estados y ver cómo habrá movimiento de las encuestas en los estados clave. En cómo se irá moviéndose en los estados clave la opinión pública—sentencia Tucci. Los ingredientes están puestos, solo es cuestión de cómo buscarán una creatividad para obtener la popularidad de un país que ha afrontado uno de sus peores años en todos sus ámbitos, que se trastorna a un periodo repetitivo de la falta moral y ética de los gobernantes y gobernados.