Foto: Andina.pe
La extradición del feminicida Sergio Tarache, capturado en Colombia, aún no tiene fecha confirmada. La politóloga Antonella Rojas explica que una de las principales razones del lento accionar de las autoridades se debe a la falta de capacitación del personal.
Escribe: María Alexandra Salas
El pasado 18 de marzo una noticia conmocionó al Perú. Katherine Gómez, de tan solo 18 años, fue quemada viva por su expareja, Sergio Tarache Parra, cerca a la plaza Dos de Mayo. Con un 60 por ciento de su cuerpo afectado por las quemaduras, pasó seis días de agonía constante en Cuidados Intensivos del Hospital Arzobispo Loayza, antes de convertirse en una víctima más de feminicidio al fallecer en la mañana del 24 de marzo.
La situación que Katherine vivió ha revelado una vez más que el Perú continúa siendo un país inseguro para las mujeres. Las autoridades policiales, a pesar de saber la identidad del feminicida, no hicieron nada para detenerlo. La orden de detención recién se dictó tras el fallecimiento de la víctima; sin embargo, la Policía Nacional del Perú no tuvo suerte, pues Tarache ya era un prófugo de la justicia encontrándose fuera del país.
Cinthia Machare, madre de la víctima, asegura que exigió numerosas veces a las autoridades una orden de captura para el culpable, pero estas no la apoyaron. «No hay orden de detención, no hay nada en contra del señor. Nos han dicho que está en trámite la orden de captura, que tenemos que esperar que termine el trámite para poder solicitar la medida», contó a América Noticias.
Antonella Rojas Rivera, politóloga y activista por los derechos de la niñez, las mujeres y las diversidades, asegura que existe una acción desarticulada por parte de las autoridades ante casos de violencia contra la mujer. Por ejemplo, al momento de implementar la atención del caso de Sergio Tarache, no todo el personal contó con toda la información o capacitación para atender a la víctima. Asimismo, otro problema que evidencia es la incapacidad del Estado en cuanto al manejo de los recursos humanos, ya que usualmente el personal no brinda respuesta alguna.
“Puede ser que haya buenas políticas y una muy buena intención, o que se esté cumpliendo con el mandato, pero aun así no hay personal suficiente para atender los casos de violencia. Por ejemplo, nosotras tenemos la Línea 100 donde si tú llamas te tendrían que atender, darte un apoyo y derivarte con algún especialista, pero muchas veces hay una sobrecarga y no hay una buena atención porque hay una saturación de la línea”, comenta Rojas.
Silvia Loli Espinoza, viceministra de la Mujer, recomienda “otras pautas” para casos de agresión como el huir de tu atacante ya que, aun reconociendo la ayuda que brinda la Línea 100, reconoce que una llamada no salvaría la vida de una mujer que está siendo atacada.
En base a lo expuesto, no es descabellado que exista cierta desconfianza en las autoridades si es que estas mismas revictimizan a los afectados. El mismo día en el que Katherine dejó de existir, Nancy Tolentino, la actual ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, recomendó que “las jóvenes elijan bien con quién estar”, responsabilizando así a la víctima del cobarde acto de su agresor.
Han tenido que pasar 26 días para que el feminicida Sergio Tarache Parra sea detenido por las autoridades colombianas. Pero aún la fecha de su extradición al Perú sigue siendo indefinida. Una vez más queda demostrado la lenta respuesta de las autoridades al momento de buscar justicia.