El «Barrio Chamo» está a punto de colapsar y más de 90 venezolanos están en riesgo de volver a las calles.
Texto y video: Paula Pérez y Mishell Salazar
En la urbanización Canto Grande yace una pequeña casa que alberga a un grupo de venezolanos que buscan construir un pedazo de patria a 2 300 kilómetros de su hogar. El albergue es llamado “Sin Fronteras” y fue creado por la buena voluntad de René Cobeña, un empresario de Gamarra que quiso brindar una nueva esperanza a nuestros hermanos sudamericanos, aún a costa de su estabilidad económica.
Conforme pasaba el tiempo, el lugar reunía cada vez más historias de travesía, como es el caso de Daylin Bermudez, una mujer de 19 años que cruzó el continente para que la pequeña hija que lleva en el vientre tenga la oportunidad de un nuevo comienzo. En este lugar, muchos de los inquilinos se dedican a elaborar bombas y panes implementando la receta tradicional de su país. Este es el caso Giovanni, de 23 años, quien se levanta desde muy temprano a hornear el pan dulce que en estos días es su principal medio de sustento. Las tareas del hogar tampoco son ajenas a esta nueva morada, cada uno de sus miembros se organiza para mantener la limpieza y costear los alimentos de sus compañeros.
Corazones bondadosos
Entre los tantos corazones bondadosos que apoyan al refugio se encuentra Juan Navarro Jiménez, alcalde de San Juan de Lurigancho, quién dona víveres cada cierto tiempo y apoya a que los niños del lugar puedan obtener una beca para continuar estudiando.
Las camas y el espacio recreativo en el albergue se hacen cada vez más estrechos, pues diariamente llegan más de diez venezolanos en busca de amparo. “En este lugar las puertas están abiertas para todo aquél que las necesite”, afirma Rosa López, administradora del refugio. López, diariamente se enfrenta al reto de sobrellevar el hacinamiento y crear un lugar extra para algún paisano suyo que lo necesite.
En nuestro país, la ola migratoria de venezolanos es bastante alta. Según Eduardo Sevilla, superintendente de migraciones, actualmente existen aproximadamente 115 mil venezolanos en Perú. En esta situación, el albergue se encuentra colapsado con más de 90 personas que se hospedan en él y su porvenir se tambalea ante la incapacidad de soportar más habitantes. Por ello, “Sin Fronteras” se encuentra en búsqueda de más donaciones y un lugar más grande que los pueda acoger.