A pesar de los reclamos de quienes presenciaron el terrible hecho, el hombre siguió conduciendo su vehículo sin piedad alguna.
Escribe: Valery Obregón Oyola
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Un nuevo caso de maltrato animal se dio en Santa Anita el pasado 22 de agosto. Hombre que conducía vehículo con el que torturó al can dio insólita respuesta al ser cuestionado por las personas que presenciaron el cruel maltrato hacia la mascota. “Estoy probando que el perro camine”, dijo el inescrupuloso sujeto. Esto ocurrió en el cruce de la av. Cascanueces con la av. Los Rosales.
El animal estaba atado del cuello con una soga, que se encontraba unido al auto de placa F6E-492 identificado a nombre de Máximo Rodolfo Torpoco Castro
Un motociclista que pasaba por la zona le exigió al conductor que se detuviera, después de varios minutos de insistencia el hombre dejó que desataran al perro. Recordemos que este es un delito penado en nuestro país bajo la ley 30407 que determina sanciones frente a actos de crueldad y muerte de animales.
¿Cual es el perfil de un maltratador de animales?
No existe un perfil único de maltratador de animales. Lo que podemos decir con seguridad, sin embargo, es que en una circunstancia de maltrato animal, cualquiera sea esta, casi siempre se pone en juego una relación de abuso de poder entre el humano y el animal, en la que el primero normalmente descarga sus propias frustraciones sobre un ser que es más débil y vulnerable. Es frecuente por ello encontrar en los maltratadores de animales aspectos de desvalorización personal y sentimientos de inferioridad que intentan compensar con el ejercicio de un dominio sádico sobre el animal. Es una manera patológica de buscar sentirse fuertes y poderosos infligiendo sufrimiento y dolor a otro ser.
Muchas formas de abuso y daño a los demás en la vida adulta tuvieron su origen en un maltrato hacia el animal en la niñez y adolescencia, siendo éste además, un criterio predictor de personalidades psicopáticas, caracterizadas por alta impulsividad, baja tolerancia a la frustración, carencia de empatía y ausencia de límites con alto desprecio por los derechos y necesidades del otro semejante, señaló Guillermo Manrique de Lara Barbieri, psicólogo clínico.