Ana Estrada es un caso emblemático con respecto al complejo tema de la eutanasia en el Perú. Especialistas de diversos rubros sostienen que su aprobación o rechazo tiene que ver con asuntos de índole cultural y religiosa. ¿Es, finalmente, una discusión moral, médica, o legal?
Por Karlos Valera, Valeria Cercado, Alexis Sánchez y Gustavo Gastulo
La eutanasia es la provocación intencional de la muerte de una persona que padece de una enfermedad incurable, con el fin de no alargar su sufrimiento. Es un asunto que genera debates en muchos lugares del mundo. Si bien es legal en algunos países, hay otros, como el Perú, que no poseen una ley que permita su práctica. Ana Estrada es el caso más reconocido de nuestro país, pues en el 2019 solicitó el derecho a la eutanasia tras padecer de polimiositis, una enfermedad muscular autoinmune. Aunque su pedido fue rechazado en primera instancia, en el 2021, la Corte Suprema falló a favor de Estrada para que se le pueda practicar la muerte asistida. No obstante, hay un gran sector de la población, además del gremio médico, que no se encuentra moralmente de acuerdo con la aprobación de esta ley.
El caso de Ana Estrada
“Me están diciendo: ‘tranquila, ya nadie va a ser culpable si es que en algún momento tú decides morir’”, comentaba Ana Estrada para BBC Mundo (2021), luego de enterarse de que la Corte Suprema falló a favor de su demanda por el reconocimiento del Estado al derecho de una muerte asistida.
Ana Estrada sufre polimiositis desde que tenía 12 años. Se trata de una enfermedad incurable que debilita y paraliza los músculos. Por ello, genera que un individuo tenga que mantenerse conectado a un respirador artificial durante gran parte de su vida.
La eutanasia no es lo mismo que el suicidio asistido, puesto que este último es un proceso en el cual el médico le proporciona los fármacos a una persona para que los use por su propia cuenta. Es indispensable señalar que, tanto uno como el otro, no son actos médicos.
En el 2019, Ana Estrada pidió apoyo a las autoridades solicitando que se le permita acceder a la muerte asistida. La Defensoría del Pueblo llevó su caso hasta el Poder Judicial. Fue en el 2021 que la Corte Suprema accedió a que la ciudadana cumpla la voluntad de poner fin a su vida a través de la eutanasia, indicando que no se aplique el Código Penal en su caso, para que los profesionales que la atendieran no fueran procesados. Como detalla el Código Penal en el Perú, el también llamado “homicidio piadoso” a un paciente incurable será sancionado hasta con tres años de cárcel. Si bien los Ministerios de Justicia y Salud apelaron, en el 2022 la Corte Suprema ratificó su decisión.
La eutanasia en Latinoamérica
El panorama en la región es bastante parecido al del Perú. De hecho, Colombia es el primer país latinoamericano, y de momento el único, en practicar legalmente la eutanasia. Como menciona el historiador Daniel Turriago, en su estudio La Actitud De La Iglesia Católica Colombiana Durante Las Hegemonías Liberal y Conservadora De 1930 A 1953 (2017), Colombia se ha caracterizado por ser un país católico y conservador. A pesar de ello, logró legalizar la muerte asistida en el año 2015, luego de que el Congreso la regularizara casi dos décadas después de su solicitud, hecha en 1997 por el magistrado Carlos Gavidia.
Según la resolución 1216 de la Corte en Colombia (2015), para poder realizar la eutanasia en dicho país es necesario que el paciente padezca de una enfermedad terminal y sea mayor de edad. Asimismo, debe expresar la voluntad que tiene por realizar el tratamiento a su médico y reiterarla luego de conocer todas sus opciones terapéuticas para su enfermedad. De igual modo, solo un médico puede realizarlo. Finalmente, de cumplir con los requisitos mencionados, el paciente envía una solicitud a un comité conformado por un médico, un abogado y un psiquiatra clínico, que evalúan la situación y toman una decisión.
Muchas caras de una misma moneda
Desde una mirada sociológica, el especialista Rafael Burga indica que una parte de la población peruana se resiste a aceptar la eutanasia debido a creencias religiosas que dan una perspectiva de vida. «Esa cultura de sufrimiento, dolor y de siempre tener esa posición sumisa ante una determinada deidad, que forma parte de una creencia, lleva a que muchas personas tengan esta posición de ‘pero no importa porque tú no le puedes quitar la vida’”, explica.
El pastor evangélico Julio Sánchez considera que la eutanasia es un suicidio asistido y, por lo tanto, no se debe legitimar. Además, asegura lamentar la enfermedad de Ana Estrada, pero considera que su sufrimiento y depresión la llevan a desear la muerte. “La eutanasia es la alternativa de personas desesperanzadas que no han desarrollado su esperanza en Dios”, finalizó.
Por otro lado, un sacerdote católico, quien prefirió no revelar su identidad, tuvo una postura distinta, pues, para él, la práctica de la eutanasia podría ser una solución a situaciones de vida poco dignas como la que atraviesa Ana Estrada. Asimismo, aseguró que no ve lejana la posibilidad de que este procedimiento sea aceptado en el ámbito espiritual, debido a que la Iglesia Católica ya aceptó otras prácticas médicas similares, como el trasplante al corazón u otros órganos vitales, a las cuales se oponía en un principio.
Aunque las creencias religiosas son importantes -sobre todo en sociedades como la peruana- a la hora de decidir una postura sobre la eutanasia, no son las únicas. De hecho, muchos médicos, más allá de su espiritualidad, se oponen por un tema moral. En los países en los que es legal, no todos los doctores acceden a realizarle la eutanasia a un paciente. El reumatólogo peruano Francisco Zevallos aseguró no estar de acuerdo con la muerte asistida debido a sus creencias religiosas y convicciones éticas como médico. Sin embargo, comenta que entiende a la perfección que hay casos en los que algunas personas con este tipo de enfermedades terminales prefieren finalizar su sufrimiento. Incluso, el especialista menciona que el Colegio Médico del Perú no ha realizado un pronunciamiento expreso sobre la eutanasia, y recalca que la principal función de un doctor es salvaguardar la vida de un paciente.
Sentar precedente
En el 2019, luego de una larga campaña legal y mediática para ejercer su derecho a una muerte digna, Ana Estrada fue apoyada por la Defensoría del Pueblo. Así lo señala la abogada defensora de su caso, Josefina Miró Quesada, quien asegura que desde enero de 2020 se viene luchando por hacer valer el derecho a la muerte digna para su representada. Asimismo, aseguró que tuvieron que apoyarse mucho en fuentes y leyes colombianas para llevar a cabo el caso.
Para la abogada, uno de los factores que influyó en la legalización de la eutanasia en Colombia fue el pensamiento progresista que tienen los mandatarios de dicho país. “En Derecho Constitucional, la Corte Superior colombiana siempre va muchísimo más allá que el resto de países en Latinoamérica. Son un referente de la región”, afirma.
De igual forma, Miró Quesada explicó que la eutanasia aún no es legal en el Perú, sino que lo que la Corte Suprema ha permitido es un protocolo exclusivo para el caso de Ana Estrada, para que ella pueda decidir practicarse o no la muerte digna en el momento que lo considere. “Queremos que el caso de Ana quede como precedente para que cuando alguna otra persona requiera una muerte digna se pueda apoyar en este caso”, sentenció
Finalmente, la abogada afirmó que el derecho a la muerte digna no se limita únicamente a la eutanasia, sino a un concepto más importante, como el derecho a la autonomía. Para Miró Quesada, la eutanasia es solo una de muchas formas de poder ejercer la muerte digna, y lo importante es que la persona sea capaz de decidir el método en que quiera practicarla. «Lo de Ana Estrada es un claro ejemplo de ello», sentenció.