Redacción: Manuel Coral González
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De la generación de los notables poetas de la década de 1960 en el Perú, quizás uno de sus personajes más conocidos, además de Antonio Cisneros y Javier Heraud, y de los cuales ya desde hace algunos años, se comenzó a reconstruir la historia literaria y biográfica de uno los autores más importantes de aquella generación que trajo consigo grandes obras que ya se han inscrito dentro de la historia de la literatura peruana. Tal como lo fue la complicada historia de Rafael de la Fuente Benavides —más conocido como Martín Adán. Autor de la breve obra maestra La casa de cartón, fue recordado y casi mitificado debido a su incomprendido modo de vida, a la calidad de su obra y a su genio poético que se caracterizaba por una sensibilidad muy consciente y profunda.
Este personaje es el médico cirujano Luis Hernández Camarero, quien fue, además de un notable poeta, fue un gran melómano y como amante de las ciencias fue un astrónomo aficionado. Autor de tres breves poemarios de gran calidad con los que introdujo el lenguaje de las ciencias y la astronomía y, con la cual, fundó las bases de la poesía peruana contemporánea. En una entrevista sin fechar realizada por Alex Zisman se le pregunta al poeta por qué escribe poesía, y responde: «Porque es lo único… Lo único que contesta, que hace que se sufra menos».
Caracterizado por una sensibilidad muy paciente, hasta cierto punto nostálgica, pero muy reflexiva, Luis Hernández construye su primera obra de juventud en la que nacen los poemarios Orilla (1961), Charlie Melnick (1962) y Constelaciones (1965). ¿Cuáles son las características de estas primeras obras del joven poeta, del cual hoy se han hecho postales con su rostro, en las cuales se lo ve fumando, mientras las volutas del cigarrillo parecieran acariciar y tomar la forma y textura de su cabello ondulado?
A pesar de que al poeta no estaba contento con la producción de estas primeras obras, es importante acercarse a ellas para poder entender mejor la temática, comprender su visión de la realidad y, sobre todo, sentir su sensibilidad a través de las palabras.
Orilla (1961)
Este primer poemario es importante para conocer y acercarse a Hernández, debido que en él se desarrolla un elemento de la naturaleza que está presente en gran parte de la obra completa de Hernández: el agua en diversas manifestaciones, pero es el mar el personaje principal de este poemario, debido a que la obra nos busca explicar sentimientos humanos como la tristeza, la reflexión y la nostalgia, valiéndose de figuras literarias extraídas e inspiradas por lo acuático. Como el mar y la lluvia, por ejemplo.
LLUVIA
Vamos afuera, la lluvia
mojará
la cara, el traje.
Vamos afuera,
saltaremos
los charcos,
y al mirar el cielo
se nos llenarán los ojos
de agua y de contento.
Charlie Melnick (1962)
Este segundo poemario, muy breve, destaca debido a un aspecto fundamental: el desdoblamiento del narrador. Esta obra está dividida en dos partes: la primera es la elegía del propio Charlie Melnick. ¿Qué es la elegía? Pues la composición lírica que tiene como esencia el lamento frente a un suceso infortunado como la muerte. Mientras que en la segunda parte es el propio personaje de esta obra quien toma la palabra y se pronuncia frente a lo que percibe.
LA CANCIÓN DE CHARLIE
1
Puedo llegar al mar
Con la sola alegría
De mis cantos.
2
Mi voz altísima
En los bosques:
Las hojas intrincadas,
La fronda de las cañas
Derribando
La yerta soledad
De las ciudades
(…)
Las constelaciones (1965)
Este fue el último poemario que editó el poeta para luego comenzar a escribir de manera suelta y, de forma paralela, los famosos Cuadernos ológrafos. Esta obra destaca debido a la temática astronómica dentro de la poesía peruana que sirvió para que el poeta brinde sus profundas reflexiones sobre la vida a través de las constelaciones astronómicas del universo. Además, se puede notar que la realidad urbana es insertada a la sensibilidad poética del autor, lo cual se demuestra en gran parte de los poemas que componen este libro.
PISCIS
Es el Sur quien nos lleva y nos olvida
Hacia el alba postrera. Sus presagios,
Aprendidos sin miedo en las estrellas,
Solo tan sólo la forma como el agua
Centelleante ha llegado.
Este es un breve y necesario acercamiento a la poesía y al personaje de Luis Hernández Camarero, notable poeta modernista, que felizmente día a día, debido a sus recuerdos, lo misterioso y curioso de su personalidad, pero por sobre todas las cosas, a la calidad poética y sensitiva de su obra, ha comenzado a resurgir de su pasado para recordarnos que la poesía y los buenos poetas nunca mueren.