Por Marisol Bustamante M.
Fotos : Archivo
Mateo Chiarella Viale tiene 38 años y un bebé. Hijo del reconocido actor y director de teatro, Jorge Chiarella; y de la dramaturga, Celeste Viale. Desde pequeño se inspiró en su familia para vivir del arte y fue así como en el 2002 montó Largo Desolato, su primera obra de teatro. El éxito que alcanzó en su juventud hizo que en el 2008 reciba el Premio Iberescena con el que realizó su opera prima Il Duce. Su último logro fue Premios Luces 2015, de El Comercio, en la categoría: Dramaturgia Nacional, gracias a su obra: Búnker. Actualmente, enseña y dirige en el Teatro Ricardo Blume, que forma parte del Centro Cultural Aranwa. Para entender cómo se vive del arte, conozcamos la historia de un hijo de familia dramaturga.
Era la hora de salida. En medio del agitado andar de los alumnos del teatro Ricardo Blume, una señorita me ordenó pasar al directorio. “Hola”, dijo Mateo. El ambiente era frío, como toda oficina; sin embargo, mi entrevistado no. Mateo Chiarella se crió en una familia de actores, y, aunque quiso romper con la tradición, terminó ejerciendo la profesión que llevaba en la sangre. “Mi hija Miranda, ya tiene un lugar donde hacer su trabajo”. Sus mayores satisfacciones las obtuvo en: “Il Duce”, ficción teatral basada en la vida del dictador italiano Benito Mussolini; “Cabaret”, musical con libreto de Joe Masteroff, música de John Kander y letras de Fred Ebb; “El Chico de Oz”, musical que presenta la vida del cantautor australiano, Peter Allen; y “Búnker”, obra que narra la historia de un abuelo italiano que viene a visitar a su nieta que vive en un sótano de un edificio de Miraflores en 1992. Este joven dramaturgo se inspira en todo lo que vive: “La inspiración puede venir de cualquier lado, pero lo más importante es que todo, inclusive las obras por encargo, se vinculen a mí, que no las aleje ni de mi técnica, ni de mis estímulos, ni de mis emociones”. Nos sentamos, y, mientras cuadraba la cámara, empezó la entrevista.
¿Qué encontraste en ser director de teatro que en otras profesiones no?
Siento que el teatro es como seguir siendo niño, como seguir jugando. En el aspecto de la creatividad, de la imaginación, y, de la sensibilidad; me parece que es una buena vía para vivir siendo feliz con lo que haces y con lo que necesitas. Entonces, desde esa perspectiva, el teatro es único, el arte es único.
Tú entraste a la Pontificia Universidad Católica del Perú para estudiar Comunicación y Publicidad ¿qué pasó, por qué te cambiaste a Artes Escénicas?
En realidad fue raro que yo haya decidido publicidad, aunque, mi papá tenía una agencia de publicidad y yo dije: “Ese será mi camino para vivir”. Pero, no me gustaron los cursos, me parecieron muy fríos y técnicos. Para mi suerte llevé una clase de dramaturgia con Alonso Alegría —dramaturgo y director teatral peruano, hijo del novelista Ciro Alegría— y fue en ese curso donde sentí una alegría y una felicidad particular que dije: “Creo que esto es lo mío, lo llevo en la sangre y hay que hacerlo”.
¿Recuerdas alguna anécdota que te haya ocurrido dirigiendo?
Hay miles de anécdotas. Ahora recuerdo una cuando fuimos a un festival en Chile, nos presentamos en Puerto Montt y después, nos llevaron a sitios más alejados donde hacía un frío terrible. No te miento, llegamos a un teatro que parecía de película de terror: oscuro y sin gente. Nosotros no sabíamos quién iba a ver nuestra obra, pero, de pronto, cinco minutos antes de comenzar el teatro se llenó, acabó la obra, y cinco minutos después ya no había nadie en la plaza. Tú no sabías a dónde se iba la gente (risas). Son anécdotas que te pasan cuando haces teatro.
¿Actuar, escribir o dirigir?
Yo no actúo mucho, en todo caso hay una lista que he desarrollado que es componer para teatro. Si tú me hablas de dirigir, escribir o componer, yo prefiero componer para teatro, aunque, no me he desarrollado en la composición musical a nivel de estudios. Sin embargo, sí estudié dirección, yo me dedico a la dirección y me gusta dirigir, pero es el que menos me gusta de los tres. Primero es componer, luego escribir, y después dirigir.
¿Nunca pensaste en desarrollarte como actor?
Sigo pensando que quiero actuar otra vez, la última vez que lo hice fue hace siete años. Pero, más que ser actor, porque creo que es un trabajo muy sacrificado, y, además, a mí me aterra porque hay una diferencia entre estar afuera y estar adentro, creo que es importante que los directores y dramaturgos en algún momento actúen. Si son buenos y tienen pasta, tampoco van a fregar al público con una mala actuación, pero, por lo menos, intentarlo para que reconozcan la esencia del teatro. Si el evento teatral no lo conoces desde adentro, entonces me parece que no tienes o te falta una parte del conocimiento.
¿Te gustaría trabajar en televisión?
En un momento hubo la posibilidad, pero no conozco el formato de la televisión. Sé que no es difícil adaptarse al formato, ya que el teatro es la base para muchas cosas, pero, también sé que es muy demandante. Yo tendría que dejar las cosas que realmente me gustan, que tienen que ver con el teatro, y, por eso, he preferido quedarme en esto.
Últimamente, integran a los chicos de reality a la actuación, ¿qué opinas de eso?
Lo que pasa es que la televisión está muy ligada a lo popular, a lo vacío. Lo popular está sostenido, muchas veces, por estándares estereotipados. Eso funciona a nivel inmediato, pero, si tú quieres conseguir cosas mucho más importantes en la televisión o en el cine, tienes que profundizar y complejizar el asunto. No es que un modelo no pueda ser actor, pero tiene que estudiar, y no porque sea una falta de respeto para los que sí han estudiado, sino porque tiene que darle mejores cosas a la gente, al público.
¿Es rentable ser dramaturgo en esta época?
Mmm, no. Pero no por ser una esencia del ser dramaturgo, el teatro debe desarrollarse más para que pueda ser un medio de vida para mucha gente desde sus áreas. Un dramaturgo debería poder vivir de lo que escribe, lo que está ocurriendo ahora es que mucha gente actúa y enseña, dirige y enseña o escribe y actúa. Pero, tampoco es un acto exclusivo del teatro, para empezar, el famoso mil oficios, no hay ejemplo más claro que el limeño que hace mil cosas para sobrevivir
¿En qué te inspiras para escribir tus obras?
En lo que me estimule, en lo que me motive, en lo que me parece terrible, en lo gratificante, en la naturaleza del ser humano. La inspiración puede venir de cualquier lado, pero lo más importante es que todo, inclusive las obras por encargo, se vinculen a mí, que no las aleje ni de mi técnica, ni de mis estímulos, ni de mis emociones. Yo trato de responder a mis emociones, si algo me emociona está bien. En cambio, si algo no me emociona, no es un buen camino. Por eso es muy importante la selección del texto, la música que le pones, los actores que escoges.
¿Cuál es la principal característica que heredaste del actor y director de teatro, Jorge Chiarella?
Yo creo que la ética. Él es muy bueno en lo que hace y es mi principal maestro. Lo que sí me parece muy importante de él son los principios y los valores. Estos se ven reflejados en Ricardo Blume, la idea de ser disciplinado de ser sensible con los demás. Él ha sido mi principal maestro, lo admiro. Sus obras son de las que más me han gustado y no por ser mi padre, sino, porque realmente lo admiro. Que suerte he tenido, es un maestro de toda la vida.
¿Aspiras a ser como tu padre?
Es curioso pero yo no miro el futuro a largo plazo. Yo miro lo que me interesa en este momento, y, eso me ha dado buenos resultados porque ha hecho que yo me convierta en el profesional que soy. Puedo tener un alcance de uno a dos años, pero no en lo que me voy a convertir, sino en lo que me interesa ser. Hasta ahora me va bastante bien, espero no tener tropiezos que me desanimen o que me depriman. Hay problemas como todos, pero yo anhelo ser una persona que haya podido entregar algo a los demás, al público y que a la vez sea feliz haciendo lo que le gusta. Después, medallas, premios, reconocimientos, si vienen a buena hora, pero no me interesan, me interesa el teatro.
Tú tienes una hija de dos años, Miranda. ¿Cómo eres como padre?
(Piensa) Trato de ser un padre cariñoso, juguetón, trato de vincularme emocionalmente con mi hija. La adoro, soy absolutamente feliz, trato de ser feliz con ella. No me angustia tener que pasar todo mi tiempo libre con mi hija, lo disfruto muchísimo.
¿Cambiarías algo de tu vida?
Mmm, algunos errores, pero tampoco miro atrás mucho. He cometido errores fuertes, pero no me quedo lamentándolos. Estoy absolutamente en paz, estoy haciendo lo que me gusta. Quizá uno de los temores es no tener la salud suficiente para hacer algunas cosas. Eso sí me costaría asumir, y lo cierto es que, si bien no soy viejo, cuando uno va avanzando en edad va sintiendo más dolencias, achaques que no tenías a los 21 años. Lo digo porque la gente de teatro reflexiona mucho sobre su vida, sobre el ser humano en general para poder transmitir en las obras. De pronto me doy cuenta que no soy el chiquillo que era antes.
De pronto bajé, y vi a su principal maestro. Me acerqué.