Escribe: Manuel Pablo Salazar
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En los últimos días, en medio de varias noticas caóticas, una nos devolvió la esperanza: la vacuna Pfizer, contra el coronavirus, previene el contagio en un 95% de casos y es la más próxima a darnos una vacuna certera. Sin embargo, hay ciertos desafíos pendientes a tomar en cuenta antes de darla por definitiva.
Como bien se sabe, desde inicios de año ha iniciado la campaña para combatir la pandemia, en una carrera por la vacuna con cierto sabor a la Guerra fría. En total, existe 10 vacunas en la fase tres (la última) del desarrollo contra el coronavirus, pero en estos días una en particular ha atraído la atención. La estadounidense Pfizer y su aliada alemana BioNTech vienen desarrollando una vacuna conjunta desde marzo de este año, como hacen otras farmacéuticas, para agilizar el resultado. De hecho, y aunque ya se ha repetido bastante, el tiempo usual para desarrollar vacunas bordea los 10 años, pero por motivos obvios se quiere reducir a alrededor de 18 meses.
Luego de haber concluido con los ensayos clínicos de la fase 3, según el director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, se pedirá la autorización de su uso de emergencia a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos.
Así, ambas firmas buscan administrar 50 millones de dosis para fines de este año; y 1300 millones para fin del 2021. Esta vez se alían contra el coronavirus, pero el 2018 ya colaboraron para desarrollar una vacuna contra la influenza.
Una nueva generación inmunológica
Las llaman vacunas de tipo ARN. El campo científico en esta categoría es muy reciente, pero muy prometedor. Como difundió la misma empresa en su página web, (en términos generales) buscan que se produzca la proteína del coronavirus dentro el organismo del paciente para que su sistema inmunológico genere los anticuerpos y una respuesta contra la enfermedad. Como se sabe, el método tradicional, y que ya lleva más de un siglo aplicándose, consiste en inocular el virus debilitado para que el sistema lo combata; ahora nuestro organismo produciría la mencionada proteína. Con el coronavirus el método tradicional no basta y se vuelca en la necesidad de sumergirse más en este territorio todavía virgen.
Todo esto indican las pruebas en 43 500 personas alrededor de seis países. Se les inyectaron dos dosis espaciadas en tres semanas y no ha habido reacciones nocivas. Sin embargo, de esa experiencia de tres décadas todavía no se han aprobado las vacunas de ARN en humanos. Aparte de ella, entre las que cursan la fase 3, solo la de Moderna apuesta por esta tecnología.
Más allá de las personas de riesgo (mayores de 65 años), varios países como Reino Unido, España y Argentina ya tenían acuerdos previos de distribución y serán los primeros en recibir la vacuna. Asimismo, el Perú todavía se encuentra en acuerdos para recibir dicha vacuna, tal como indicó el epidemiólogo Luis Suárez Ognio en septiembre en la Plataforma Digital Única del Estado Peruano. “Yo mismo he firmado el acuerdo”, aseguró el también viceministro de Salud Pública del Ministerio de Salud (Minsa). Y además se firmó con Covax Facility: “Ya está asegurada la vacuna, así como la compra de la vacuna de Pfizer. Con estas dos primeras compras tenemos aseguradas dosis para vacunar a 11 millones de personas”. Pero habrá que esperar ciertos procesos y hasta el primer trimestre del próximo año.
Los obstáculos para la vacuna
Sin embargo, sí se han presentado dificultades que pueden obstaculizar su distribución. Una temperatura que iguala a las zonas más frías de la Antártida: la vacuna de Pfizer requiere de al menos -70° C para su conservación. La inversión necesaria, así como el transporte y adquisición de la maquinaria que cumpla con los requisitos demandará gran esfuerzo administrativo, y una tecnología con la que no cuentas los países “en vías de desarrollo”.
A esto se le suma el hecho de ser una vacuna ARN. Por supuesto, todavía faltan elucidar datos detallados y ser corroborados por científicos independientes. No se sabe si la vacuna seguirá funcionando en caso el virus mute, si será duradera o si bastará un refuerzo, no se conocen los pormenores de la efectividad del 94% en adultos mayores, ni sus edades. Pero las cifras son muy buenas y sin precedentes.
La carrera inmunológica contra esta pandemia no está siendo poca cosa, y, demanda esfuerzos de agentes tan diversos como científicos, gobiernos, farmacéuticas, voluntarios y la logística detrás.
Según el Minsa, cuando tengamos una vacuna fiable en Perú, primero la recibirían el personal de salud, Fuerzas Armadas, la PNP, miembros de la Cruz Roja, bomberos y otras personas con contacto directo con los contagiados. Luego, la población de riesgo, comunidades nativas, personal e internos del INPE y personas que sufran dos o más enfermedades o trastornos a la vez. Por último, las personas de 18 años a más que falten. El objetivo, como en todos los países, es inmunizar al mayor porcentaje de población posible para detener el contagio.
Si el desarrollo de las vacunas sigue a este paso, podría significar una revolución científica beneficiosa para todos; y, lo más importante, manteniendo las medidas de distanciamiento social y protección, se podrá al fin contar con una solución tenaz a la pandemia.
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Los datos de este podcast están actualizados hasta el momento de su publicación, este domingo.