Redacción: Héctor Melgar
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Son las 5:00 de la mañana y la ciudad empieza a despertar. Canillitas vendiendo periódicos, las ‘emolienteras’ vendiendo linaza y los dateros empiezan a relatar las estadísticas de las ‘combis’, transporte tan peculiar en nuestro país. En varios distritos, las personas ya están escuchando la radio o viendo el televisor para enterarse del acontecer nacional e internacional. Sin embargo, en el cruce de Mariano Carranza y Montero Rosas, la historia es otra. No hay horario ni día que indique el término de las actividades. En cada momento, llegan reporteros, conductores y camarógrafos con material que, quizá, pueda ser la primicia del día.
Son las 5:50 de la mañana y, al parecer, es un poco tarde, ya que llega un personaje con un peinado muy llamativo, lentes negros, jeans clásicos, camisa rosada y calzado marrón. Está apurado; tiene que salir por televisión a las 6:30 y todavía no se ha puesto el terno, esa vestimenta que lo acompaña desde hace varios años.
Maquillarse, leer la pauta y llevar su taza de café son prioridades en ese momento del día. Al entrar, hace de guía por los pasillos de América Televisión, indica la oficina de cada programa y también, pregunta si quiere que vea cómo se organiza un programa en vivo. Menciona: “Voy a hacer lo posible para que ingreses”. Es un gesto amigable para un “cachorro” del periodismo, como yo.
Son las 6:30 de la mañana y es hora de entrar al set de televisión, donde se desarrolla el programa “d’6A9”. Carlos Cornejo y Carla Harada, conductores, nos dan la bienvenida y es hora de empezar el segmento deportivo.
– Martín, cuéntanos, qué paso en los deportes, menciona Cornejo.
– Hoy, en el bloque deportivo, tenemos noticias sobre la llegada de los seleccionados nacionales y una nota sobre Diego Armando Maradona…pero este es el avance; ya en un minutos, les contaré mas…
Hace 36 años, un 2 de abril de 1979, Martín Cassana Ángeles era un niño de corta estatura y travieso. Empezaba a caminar por las veredas del Jirón Piura, ubicado en el distrito picante de San Martín de Porres. La pelota, la joda y el barrio eran la esencia de la infancia del conductor televisivo. Sus padres, Nilo Cassana y Gloria Ángeles, son profesores.
– Tenía una familia humilde pero con mucha unión. Gracias a la rigidez y seriedad, no fui un delincuente, relata Martín.
Estudió en el colegio “La Salle”, centro educativo donde albergó a destacadas personas como Salomon Lerner, Ántero Flores-Araóz y Héctor López. Ya, en la etapa adolescente, cuando cursaba el 3er año de secundaria, se notaba la aptitud de todo un reportero. Dicho y hecho, ese año fue el que marcó el inicio de su carrera profesional.
Sin duda, Martín no dudó en sus aspiraciones y empezó a buscar oportunidades. Su padre fue presidente de la Federación de Ciclismo y tenía contactos en el mundo deportivo. Elejalder Godos, reconocido relator, no era ajeno a la amistad del patriarca de los ‘Cassana’ y decidió darle una oportunidad a para poder hacer prácticas. El ‘pequeño’ Cassana llegó hasta las oficinas de Radio Ovación, conversó con Elejalder y otros periodistas. Llegó a un acuerdo y afirmó: “Póngame a prueba por una semana y ustedes deciden si sirvo o no”. Fue una semana donde el chico se las ingenió para realizar un trabajo eficiente. «Hasta el momento, todavía mi prueba sigue», menciona Martín.
En el transcurso de los años, en 1998, el Perú sufría de una crisis económica brutal. Se efectuó la reelección de Alberto Fujimori y, para variar, la selección de fútbol no había clasificado al Mundial de Francia 98’. Era un contexto difícil para la sociedad, más aún, para la prensa en general. Radio Nacional era una de las pioneras en el periodismo deportivo. Entre sus principales programas, había uno llamado El Mundo del Automóvil, donde Martín Cassana, tenía un segmento de 6 minutos para hablar de fútbol. Esos cortos pero valorados minutos fueron trascendentales para su aparición radial a nivel nacional. Sin duda, Martín empezaba a hacerse un nombre en el medio.
Son las 6: 40 de la mañana y Martín está despidiendo el segmento de N Deportes, donde parece ser el recreo del programa y se observa la buena interaccíon con Cornejo y Harada. Son como una suerte de tres mosqueteros que tienen en frente muchas noticias y tratan de relatarlos de una manera más amena. Salimos del canal y damos unos cuantos pasos, Cassana me invita a tomar desayuno. Pensé que sería en la cafetería del canal, sin embargo, taza en mano y camisa remangada, saluda a la ‘Tía Veneno’, pide un emoliente y algunos panes con relleno. No hay duda, que ‘Cassanita’ es muy sencillo y tiene su barrio.
Al volver a las oficinas, empieza a relatar sobre su experiencia frente a las cámaras y cuántos futbolistas entrevistó. Increíblemente, no le gusta tomarse fotos con jugadores de fútbol. No le llama la atención. “A veces piensan que uno cuando se toma fotos o es su amigo, uno tiene que hablar bien”, argumenta.
En estos últimos años, trabaja con ‘El Che’, su asistente y ‘Pelao’, el camarógrafo. Han pasado muchas anécdotas y los considera como su familia paralela.
Son las 11:00 de la mañana y sí, el tiempo pasa muy rápido. Por momentos, parece que Martín no tiene tiempo ni para comer. Por momentos, parece no tener tiempo para su familia. El cigarro y los chistes son su alimento y compañía al lado de sus inseparables colegas. Su “chamba” es dura, pero eso es lo que le gusta. “Cuando hay algo que te gusta, no hay forma terrestre o extraterrestre que lo haga feo”, puntualiza de manera muy seria.
Se casó en el 2008, se conocieron estudiando Periodismo, comparten una empresa y tienen 2 hijas. Daniela Lino Montes, es su compañera de la vida, del periodismo, del amor. Fernanda, es la hija mayor y la menor está en camino. Martín hizo todo en su momento y ahora le sonríe la vida. Viajan dos veces al año, me comenta. Pero, cada vez que Cassana habla sobre su esposa, le brillan los ojos, aunque él no se dé cuenta.
Ahora, estamos en el entrenamiento de la Selección Peruana y me aconseja que diga que soy su asistente, para que no me nieguen la entrada a la Federación Peruana de Fútbol (FPF). ‘El Che’ cuadra el automóvil y ‘Pelao’ saca las cámaras. La selección peruana está entrenando para su encuentro con Colombia y la prensa llega a montones, como si fueran lobos buscando alguna presa para cazar. Es hora de acomodar la corbata, limpiar los lentes, alinear el cabello y sonreír. Se acercan algunos colegas, lo saludan y empiezan las bromas. Además, Cassana es famoso por imitar la voz del tío Lalo Archimbaud, locutor famoso de Alianza Lima. Siempre hace esa imitación y es el hit en las comisiones. Es de la vieja escuela, el del barrio, el que le cae bien a todo mundo. Así es, Martín Cassana Ángeles, el periodista que me invitó desayuno en la ‘Tía Veneno’, sencillo, sonriente, y sobre todo, un “lindo chocherita…»