Garrido Lecca fue puesta en libertad en una sociedad que aún no perdona.
Redacción: Alma Rodriguez
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Maritza Garrido Lecca salió en libertad tras 25 años de condena por terrorismo. Sin palabra alguna, con el cabello recogido y una bufanda cubriéndole la sonrisa, la senderista subió a un auto gris en el que la esperaba su hermano Javier Garrido Lecca.
La salida fue anunciada para las 11 de la mañana. Diversos medios llegaron a lo largo del día y esperaron ansiosos hasta las 9 p.m. en que se abrieron las puertas del penal de máxima seguridad ‘Ancón II’. En medio de una multitud de cámaras y periodistas, la escudera de Abimael Guzmán salió en custodia de dos funcionarios del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), quienes la resguardaron hasta la puerta del vehículo.
En el intento de llegar desde las rejas del penal hasta el auto, la llamada ‘terruca pituca’ estuvo a punto de caer dos veces a causa del tumulto de la prensa que bloqueó la salida del auto por más de 10 minutos. “¡Maritza! ¿Te arrepientes? ¡Dime si te arrepientes!”, fueron algunas de las preguntas que recibió la bailarina favorita del autoproclamado ‘Presidente Gonzalo’.
Los rumores apuntaban que su primer destino sería la casa de su madre en el distrito de Miraflores. Sin embargo, la ex presidiaria enrumbó al norte por la carretera Panamericana sin rumbo fijo, en compañía de su hermano. Aunque el paradero de sus próximas horas es incierto, se presume que Garrido Lecca volvería a Miraflores.
La defensora de Sendero Luminoso fue puesta en libertad sin haber cumplido con el pago de la reparación civil de 60 mil nuevos soles impuesta por el Estado peruano.