¿Sabes cómo llega el internet a tu equipo móvil o al router que hay en casa? Viene por el mar y en este artículo explicamos su evolución y las variantes que hay en la conectividad móvil.
Redacción: Gian Calsina C.
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Pensar en conocer el internet más allá de su utilidad principal —el de hacernos la vida más fácil— nos parece demasiado. Nada más errado. Frente a quienes aseguran conocer un objeto por su uso constante, Aaron Smith tiene algo o mucho que decir. El investigador del think tank americano Pew, en una breve encuesta realizada a más de mil usuarios en la red, reveló que más de la mitad creía que ‘política de privacidad’ era igual a la confidencialidad de la información personal del usuario registrado o, que tres cuartos de los consultados confundía «internet» con «World Wide Web». La intención de Smith es evidente: alertarnos sobre lo peligroso que es confiar en lo que ya sabemos —o creemos saber—.
¿De dónde viene el internet?, ¿cómo es que llega a nuestros hogares, trabajos y cómo se conecta al teléfono inteligente? Cuando pensamos en la red, en su origen, la concebimos casi siempre en sentido figurativo; es decir, en el término metafórico de la palabra. Nunca imaginamos que el mundo puede estar enlazado en esencia por redes. Nos suena poco smart y en una era inalámbrica como la de hoy la idea resulta inverosímil.
Pero por más rudimentario y elemental, el concepto no es errado: el internet llega por filamentos de vidrio, comúnmente conocidos como fibra óptica, que permiten el flujo de datos a gran velocidad, los cuales se desplazan en forma de ondas electromagnéticas, o señales de luz (imagina el globo terráqueo iluminado constantemente como un decorativo árbol navideño). La gigante de telecomunicaciones Cisco ha estimado que en la actualidad circulan cerca de siete mil millones de terabytes. En términos simples, existen más bits de información almacenados en la red que estrellas en el universo.
El internet en el Perú
La razón de que no veamos extensos cables transoceánicos cruzando países es porque la fibra óptica se instala en anillos de cable submarinos. El punto de conexión central en el Perú se encuentra en Lurín (hay uno más en Máncora, Piura) donde potentes servidores que ocupan locaciones enteras proveen de datos a las operadoras locales como Claro, Movistar, Entel o Bitel que, al recibir el internet en bruto, se encargan de distribuirlo a todo el territorio nacional.
Las tres grandes redes submarinas en el Perú, que ingresan por las costa de Lima, son: Pan American (PAN-AM), de AT&T; Latin American Nautilus (LAN), de Level 3; y el South America-1 (Sam-1) del holding Telefónica.
Una vez en Lurín, los operadores pueden elegir diferentes opciones de transmitir el internet: instalación de fibra óptica vía terrestre, a través de postes; conexión de cables de cobre, más económicos que el primero pero menos estable (no soporta muchas velocidades de transmisión); o vía aérea mediante satélites, los cuales se usan comúnmente para puntos de difícil acceso o lugares donde simplemente no hay licencia para cablear.
Internet y sociedad
El ente regulador de telecomunicaciones nacional, Osiptel, anunció el año pasado que en apenas dos años, entre 2013 y 2015, el número de usuarios en el Perú creció en 22.7%. Sumando la telefonía móvil, fija y de cable, el resultado alcanzaría los 56 puntos porcentuales. Parece haber una relación directa entre el acceso al internet y el desarrollo económico y social de un país.
Cuba, territorio con bloqueo económico por parte de Estados Unidos desde 1960, recibe internet vía marítima desde el 2012 gracias a su principal aliado sudamericano Venezuela, a través de la red Alba-1. En el hermético país norcoreano dominado por el dictador Kim Jong-il no existe red alguna de fibra óptica submarina. Hasta 2009 se conocía que su acceso era por vía aérea.
Bolivia solucionó por aire su limitación geográfica con el mar: ante un multitudinario grupo de ciudadanos reunidos en las calles de la Paz quienes veían atentos las pantallas instaladas en las plazas, el primer satélite boliviano Tupac Katari, en homenaje al indígena que luchó por la independencia de España, fue lanzado desde China a finales del 2013.
Señal móvil: presente y futuro
Si en algún momento se te ha ido la señal en la avenida Costanera o doblando en una calle en La Marina no significa necesariamente que tu teléfono esté averiado. Lo más probable es que te encuentres en una zona de baja recepción. La fuente de datos de OpenSignal ha elaborado un mapa para conocer los puntos de cobertura de ciudades enteras.
La misma Osiptel calcula que en el Perú 10 millones de personas tienen un smartphone con diferentes velocidades de consumo. Y aunque sea difícil de creer, entre la segunda y cuarta generación de tecnología móvil no hay solo un cambio de nombre o pequeñas alteraciones para presentar un producto nuevo como acostumbra la treta comercial: la diferencia es abismal.
Una mejora en la banda ancha, volumen de datos que viajan al mismo tiempo, podría acercarnos a la última generación. ¿Qué tan lejos estamos del 5G? Renzo Ugarelli, ejecutivo de Bitel, habla sobre el presente y futuro de la tecnología móvil en el país.