Congreso de la República, en sesión del pleno, como en la que aprobaron cambiar la carta magna. (Foto: El Peruano)
Escudero brinda sus apreciaciones sobre la reciente decisión del Congreso de reformar la Constitución del Perú para el restablecimiento de la bicameralidad en el Parlamento, considerando que el país ya contará con dos cámaras a partir de las próximas elecciones generales de 2026.
Por Nicole Córdova
Tras 32 años de ausencia, el Congreso peruano tomó la decisión de aprobar, el 20 de marzo, la restauración del sistema bicameral en el país, medida que desafía de manera directa el veredicto del referéndum de 2018, y marca un cambio significativo en la estructura política nacional al incorporar, además, la reelección parlamentaria.
“Sí o sí va a empeorar la calidad política. Ya tenías un Congreso que cogoteaba, ahora tienes un Congreso y un Senado que cogotea; ya tenías gente que escogía a los peores, ahora los peores van a agarrar experiencia para subir de cámara, y tener más poder legislativo. ¿Y quiénes ponen las leyes electorales? El mismo Congreso. Entonces ahora tienes los peores, escogiendo los criterios para seguir siendo los peores”, comentó el experto en Ciencia Política, Antenor Escudero.
La restauración del sistema bicameral en el Congreso peruano implica la creación de una Cámara de Senadores, que se sumará a la ya existente cámara, que a la fecha es única, por disposición de la Constitución de 1993, escrita tras el autogolpe de Estado de Alberto Fujimori, cuando disolvió disolvió el Congreso e intervino en el Poder Judicial, la Fiscalía y los entes electorales. Antes de ello, la Constitución había sido también bicameral.
Esta nueva configuración del poder legislativo busca, según sus defensores, equilibrar el ejercicio del poder y fortalecer los mecanismos de control y contrapeso dentro del Estado. Sin embargo, los detractores de esta medida argumentan que podría generar una mayor burocracia y obstaculizar el proceso legislativo, además de aumentar los costos asociados al funcionamiento del Congreso.
La baja popularidad, y la falta de confianza que la ciudadanía tiene en los actuales congresistas, no los ayudaría mucho. El politólogo Escudero asegura que “si bien normalmente, previo a elecciones, la gente no se decide, ninguna figura asociada a un partido pasa del 5%. Keiko Fujimori lidera esa lista y tiene 4.4%. Y el resto de figuras que le siguen no tienen un partido definido”.
Además, si bien reintroducir la reelección parlamentaria permitiría ―en teoría― la continuidad de políticos con experiencia y trayectoria, Escudero advirtió sobre el riesgo de mantener las prácticas, últimamente, poco transparentes. La posibilidad de que los mismos rostros ocupen un asiento en el Parlamento, durante múltiples períodos, podría limitar la renovación y la diversidad de voces, dificultando la representación genuina de los intereses ciudadanos.
Según una encuesta realizada por Ipsos, el 42% cree que el retorno a la bicameralidad estaría afectando de manera positiva la calidad de las leyes, mientras que el 49% opina lo contrario. Ahora bien, si hablamos de presupuesto, el 72% de los ciudadanos piensa que las dos cámaras aumentarán los costos, y el 24% que ayudará a mejorar la representación de los peruanos.
Así, renace la bicameralidad, con imperfecciones, y en un contexto marcado por la emisión de leyes de otros sectores, que muchos califican de contrarreformistas. En adición, no hay indicios de que la calidad política de la nueva Cámara del Senado sea mejor que la actual cámara. Los perfiles parlamentarios podrían ser aún más cuestionables que los actuales.