El fanatismo por la selección peruana de fútbol se ha convertido en el principal motivo para amar nuestros colores.
Redacción y vídeo: Gabriel García Herrera
Follow @PS_UPC
Gracias a la clasificación al Mundial Rusia 2018, el patriotismo volvió a nuestros corazones. Con sólo escuchar nuestro himno nacional durante los partidos contra Dinamarca, Francia y Australia nos poníamos de pie, mano al pecho, a cantarlo desde nuestras casas.
Lo mismo ocurrió con el segundo himno nacional, «Contigo Perú». Las lágrimas caían porque no sólo queríamos dar la vida por nuestra patria, sino porque luego de 36 años volvíamos a jugar contra los mejores del mundo.
Los mensajes de aliento hacia la selección en las redes sociales, el usar la camiseta de Perú cada día o el volver a reencontrarnos con el balón y nuestros amigos del barrio para una pichanguita el fin de semana son la muestra de que el fútbol se respiraba en el país.
Tantos fueron los peruanos en Rusia que los estadios parecían estar a unas cuadras de nuestras casas y, con los goles de André Carrillo y Paolo Guerrero ante Australia, los gritos de los 30 millones de peruanos que se quedaron llegaron hasta quienes habían viajado al país anfitrión.
A pesar que volvimos al terminar la fase de grupos, las muestras de agradecimiento por los muchachos siguen hasta hoy. Incluso ellos agradecen el gran afecto que les otorgamos.
¿Cómo no vamos a querer a nuestro país? Si es nuestro Perú querido, el país bendito que nos vio nacer. ¿Cómo no vamos a quererlos muchachos? Si son quienes nos dieron la alegría de volver a un mundial luego de tanto tiempo.
Y volveremos dentro de cuatro años en Qatar, y volveremos para ser locales y gritar más goles de nuestra blanquirroja. En las buenas o en las malas, ¡ARRIBA PERÚ!