Para poder entender la compleja realidad en la que los países latinoamericanos se ven envueltos, se debe tener en cuenta el pasado que los ha llevado a construir esa manera de vivir. Uno de los factores que más influyen: no inculcar interés por la historia desde la niñez.
Escribe Nicole Parra
Según el Indicador de Corrupción para América Latina, dado a conocer en julio de 2020 por el Círculo de Estudios Latinoamericanos CESLA, Venezuela es el país que presenta más corrupción. Sin embargo, el continente completo se mantiene con cifras alarmantes gracias al mal manejo de sus autoridades. Esta deficiencia ha traído serios problemas para los ciudadanos, quienes cuestionan el alto nivel de permisión al respecto. Algunos expertos determinan que uno de los factores por los que sucede esto es no involucrar a los ciudadanos conla historia patria desde edades prematuras.
“Si tuviéramos una educación de calidad, que permitiera un pensamiento crítico, seríamos menos tolerantes a la corrupción y nuestras prácticas serían más legales”, sostiene Renzo Ramirez, historiador, director de la revista Histórelo y docente de la Universidad Nacional de Colombia. Para el especialista, la política de América Latina se ha basado en el fanatismo hacia los entes gobernadores y a las personas que pertenecen al mismo. Este se debe, afirma, a la influencia que la religión tiene sobre nosotros y a que esta, desde el principio de las construcciones democráticas, va de la mano con la política. “Hay que tener claridad en lo que es el papel de la religión dentro de la sociedad, pues se debe priorizar la educación crítica sobre el fanatismo”, sostiene.
¿Qué podemos hacer para cambiar esta influencia que nos inculcan? Según el experto, desarrollar la conciencia histórica al identificar y conocer las raíces de tu país es un primer componente. Renzo recalca la importancia de estar relacionado con los procesos y personajes que han construido una corriente política ya que al conocer estos datos podemos llegar a conclusiones críticas sobre a quienes queremos en el poder y que estamos dispuestos a aceptar. Es natural, sostiene, que una población que desconozca la praxis política de un partido o un gobernante, lo elija pensando en que es un candidato innovador y termine repitiendo errores generacionales.
Complementando sus consejos, Ramirez nos da la clave para entender este razonamiento: “Cuando se habla de estudiar historia, es indispensable resaltar que lo importante no es memorizar los datos que encontramos en libros, lo que realmente aporta es leer y aprender en función de desarrollar un pensamiento crítico”.