El Fenómeno de El Niño, de años previos, ya ha causado pérdidas millonarias en el sector agrario por cambios de temperatura y perjuicios infraestructurales. (Foto: Pxhere).
Especialista Manero propone medidas para enfrentar a la coincidencia de dos fenómenos: El Niño global, que aumentará las temperaturas oceánicas; y El Niño Costero, que traerá lluvias intensas en la costa peruana.
Por Valeria Carbajal Avalos
El ingeniero agroindustrial Ángel Manero advierte sobre los desafíos actuales de la recolección de los cultivos de mangos, debido a las condiciones climáticas alteradas. Las lluvias, más intensas que en otros años, comenzaron en enero de 2023, coincidiendo con el inicio de la cosecha de mangos, que normalmente se efectúa entre diciembre y marzo. Esto aumenta el riesgo de pudrición tanto de las frutas como de las raíces de los árboles, además de que las lluvias persistentes propician huaycos, reduciendo la accesibilidad de los caminos en la zona.
Las variaciones climáticas, de lluvias intensas a sequías, afectan el crecimiento y recojo de diversas frutas, según los expertos como Manero. Ahora bien, el Estado está explorando mejorar las vías y cómo inducir la floración de las plantas a temperaturas más altas que las habituales.
“Los caminos se pueden preparar para resistir las fuertes lluvias, pero requiere una gran inversión para lograr la floración que puede inducirse artificialmente, […] se requiere un manejo muy técnico del cultivo.” Indicó Manero, especialista agroindustrial. Por la llegada l de El Niño Costero y El Niño Global las autoridades del Perú ya han calculado costos de los posibles efectos en la agricultura: el Ministerio de Agricultura y Riego (MIDRAGRI) estima pérdidas de hasta US $613 millones, mientras que el ministro de Economía y Finanzas (MEF), Alex Contreras, ha sostenido en 2023 que la ocurrencia doble de El Niño le costaría al sector productivo alrededor de S/ 18 mil 600 millones.
“El Niño históricamente nos ha afectado […] Las lluvias elevan el riesgo de enfermedades que causan pudrición del fruto como los hongos; además, se mojan los caminos de tierra haciéndose intransitables, y generando deslices, causando una demora en el envío de productos causando que caduquen en tránsito”, relató el consultor agrícola Manero.
Tan caliente que perjudican las frutas
Según el SENAMHI, las temperaturas cada vez más cálidas, incluso en invierno, han perjudicado las cosechas de mangos y arándanos, ambos productos de exportación. Así, las lluvias y el aumento de las temperaturas han acelerado la descomposición de las raíces de los árboles, retrasando la floración y demorando la cosecha. Los alimentos obtenidos en estas condiciones tienen una calidad tan deficiente que no son viables ni para la venta ni para el consumo.
Más de la mitad de las exportaciones de mango del Perú usan la vía marítima, y estos envíos corren el riesgo de no comercializarse por la ocurrencia de un Fenómeno de El Niño Global, —según el Comité Multisectorial Encargado del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen)—, y que podría registrarse a finales del 2023.
Para el mercado local, hay el peligro de que las entregas de bienes agrícolas se retrasen debido al mal estado de las rutas, posiblemente requiriendo maquinaria para despejar los caminos, de acuerdo al Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (Ositran).
Las áreas más afectadas por El Niño han sido Piura, Tumbes y Lambayeque, regiones agrícolas claves para el mercado local y la exportación de frutas. En estas áreas, los desbordes de ríos, además de causar víctimas, pueden destruir los campos de cultivo.
En tanto, de acuerdo con Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción de Riesgos de Desastres, el Estado está tomando medidas preventivas, como fortalecer diques y autopistas para mejorar la gestión de productos.