Se cumple un aniversario más de la trágica muerte del líder de la banda grunge Nirvana.
Redacción: Rafael Calagua Bedoya
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El 8 de enero de 1994, Nirvana tocó por última vez en EEUU en el Seattle Center Arena. Esa misma ciudad gris y lluviosa que forjó el sonido de los noventa, también vio el fin de la voz de esa generación. A los 27 años, Kurt Cobain fue hallado sin vida en su casa. Los informes policiales determinaron el suicidio del músico que venía combatiendo una fuerte depresión.
Alrededor del mundo, fanáticos del grunge y del rock lamentaban su deceso. Rápidamente, canciones como «Lithium» y «All Apologies», así como la sentida presentación en el MTV Unplugged (1993), se volvieron clásicas. Cabellos largos, jeans rotos y guitarras destruidas caracterizaban sus performances conocidas por ir abruptamente de la calma a la furia.
Sus compañeros de grupo siguieron adelante y crearon sus propios proyectos musicales. El bajista Krist Novoselic fundó la banda Sweet 75; mientras que Dave Grohl, Foo Fighters. Este último reconoce que vivió un oscuro periodo tras el fallecimiento de Cobain, y que hasta hoy escuchar las canciones de Nirvana le produce un profundo dolor.
Tras un cuarto de siglo, la única banda original vigente de esa época es Pearl Jam, al mando de Eddie Vedder. Pese a ello, ningún otro artista logró ser la voz de una década y el legado del confeso admirador de bandas como The Melvins y Pixies perdura. Sin lugar a dudas, su muerte dejó un gran vacío en el mundo de la música.