La última vez que Perú tuvo un sistema bicameral fue en 1992, y a pesar de la negativa de la población en el referéndum de 2018, en 2020 se reinició el proceso de debate sobre la reinstauración del sistema bicameral.
La última votación sobre el tema se dio el pasado 8 de junio, donde se aprobó la reconsideración de la votación del 15 de julio del año pasado. En ese entonces, el Congreso no alcanzó los 87 votos requeridos para aprobar la reforma sin necesidad de referéndum. Desde el 8 de junio, la propuesta entró a un cuarto intermedio y se espera que el tema se discuta de nuevo esta semana. Sin embargo, hay cierto apuro por parte de los legisladores a favor de la reforma de convencer a otras bancadas antes de que termine la actual legislatura el 23 de junio.
Según lo aprobado, la cámara de Senadores contaría con 60 integrantes, mientras que la cámara de Diputados un mínimo de 130. Para poder ser senador, la persona debe ser peruana de nacimiento, haber cumplido 45 años o haber sido congresista/diputado y gozar del derecho de sufragio. Los senadores son seleccionados por votación popular para cumplir cinco años, mientras que los diputados (también mediante un proceso electoral), podrán servir un mandato mayor mediante una ley orgánica.
Entre las funciones del Senado está “aprobar, modificar o rechazar las propuestas remitidas por la Cámara de diputados”, elegir al Defensor del Pueblo, designar al Contralor General de la República, elegir a los magistrados del Tribunal Constitucional y elegir a tres directores del Banco Central de Reserva. Mientras los Diputados “darán leyes y resoluciones legislativas, así como interpretar, modificar o derogar existentes”, aprobar propuestas normativas a ser remitidas al Senado, interpelar o censurar a los ministros, otorgar o rehusar la confianza al gabinete y conformar comisiones investigadoras.
El principal punto a favor de la reforma es su sistema de dos cámaras. Omar Awapara, director académico de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, menciona que este sistema actúa como un contra peso del poder. “El bicameralismo está pensado como una forma de incorporar un punto adicional en el sistema donde una cámara reflexiva impida estos ímpetus populistas que han mostrado los congresos de los últimos años”. Mientras que Alejandro Cavero, congresista de Avanza País, en una entrevista para este medio mencionó que está de acuerdo con que la bicameralidad trae diversas ventajas como traer “soluciones estructurales al funcionamiento del parlamento, mejorar la representación, la calidad de las leyes y un funcionamiento más eficiente del Congreso”.
Sin embargo, no todo es beneficios con el sistema bicameral. “Lo negativo quizás sería que tendríamos un mayor número de congresistas reelectos, más congresistas mocha sueldo o roba sueldos, “Niños”, con más protagonismo y con más poder en el sistema político”, indica Awapara. Sería como “duplicar” las deficiencias actuales, posiblemente a una cámara de senadores con más poder. Entonces el bicameralismo no se presenta necesariamente como una mejora de la unicameralidad. “Creo que la unicameralidad tuvo su contexto histórico […] Evidentemente en el camino ha ido presentando fallas. Una de esas fallas es efectivamente que se pueda utilizar el poder en una sola cámara de una manera poco reflexiva”, indica Cavero.
Viabilidad del bicameralismo:
La Bicameralidad en el Perú
A lo largo de la historia del Perú, se ha podido observar que se han manejado diferentes sistemas parlamentarios dependiendo a la constitución vigente de la época, llegando así a manejar la unicameralidad, bicameralidad y, en una ocasión, la tricameralidad.
Desde 1822 hasta la fecha se puede observar, según los Antecedentes Históricos y Normativos del Bicameralismo, una predominancia del sistema parlamentario bicameral, que, a su vez, tuvo una mayor vigencia en diferencia a los otros dos sistemas. Sin embargo, la duración de esta se vio afectada regularmente por las diferentes variaciones constitucionales, las cuales llevaron a que se establezca el unicameralismo.
Y es así como, en el transcurso de la historia republicana del Perú, hemos sido regidos por 13 constituciones, donde nueve de ellas han optado por el sistema bicameral, siendo las constituciones de 1828 – 1860 y 1920 – 1979. El congreso de la República tuvo una tendencia por el sistema bicameral, ya que únicamente las constituciones de 1823, 1867, y la vigente de 1993, optaron por el sistema unicameral, y la constitución de 1826, que optó por el sistema tricameral, la única en la historia del Perú.
Bicameralidad en América Latina
El objetivo de la bicameralidad es poder conseguir una mayor representatividad política, reforzar el equilibrio de poderes y lograr perfeccionar la calidad de las leyes, y es por esto que en el Perú se busca el regreso de este sistema parlamentario. Sin embargo, existe mucha controversia con esta propuesta, ya que no existe alguna evidencia que demuestre que un Congreso bicameral es mejor que uno unicameral y no hay una superioridad objetiva de un modelo sobre el otro. Esto depende de la conveniencia que tenga cada país con base en sus necesidades y características.
En América Latina, así como en numerosos países alrededor del mundo, el bicameralismo es el sistema parlamentario más comúnmente adoptado en los parlamentos. Sin embargo, al evaluar la estructura parlamentaria en estos países, es esencial considerar los factores clave, como la población total. En la mayoría de los países de América Latina, como Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay, República Dominicana y Uruguay, se establece un sistema bicameral con un senado y una cámara de diputados. Por el contrario, países como Ecuador, Nicaragua, Venezuela y Perú han optado por un sistema unicameral, donde el poder legislativo se ejerce a través de una sola cámara. Esta elección puede estar influenciada por diversos factores, como las particularidades históricas, culturales y políticas de cada nación. Es importante tener en cuenta esta variabilidad en la estructura parlamentaria al analizar los sistemas de gobierno en América Latina y otros países alrededor del mundo.
Escriben: Cecilia Navarrete y Facundo Carrasco