Foto: Hannah Wright.
En tiempos de crisis, cabe cuestionar la viabilidad de los mecanismos virtuales para sostener la educación y el aprendizaje. Sin duda, gracias a ellos tenemos acceso a mundos de cultura como el lingüístico. En el caso de los idiomas, por fortuna, tienes carta blanca para decidir.
Escribe: Manuel Salazar
Por la fuerza, el mundo se ha percatado de la verdadera envergadura de la pandemia: tu vida, seas o no portador, se ha visto trastocada. Con la ausencia de rutinas, más gastos que ingresos, cada uno aislado en su propia casa, el aprendizaje de un nuevo idioma debe haber quedado relegado. ¿Qué objeto tiene practicar idiomas cuando la interacción misma está suspendida so pena de contraer un virus nocivo? Aun así, existen espacios donde la cultura se resiste a detenerse, tal es el espacio digital. Institutos tradicionales han vestido el hábito, así como otros medios, canales y aplicaciones han nacido en la propia incubadora del internet.
Hace ya un buen tiempo instituciones como el Británico, ICPNA, Euroidiomas, Idiomas Católica y la Alianza Francesa, entre otros, vienen ofreciendo cursos de idiomas en plataformas digitales. Con Google Meet, por ejemplo, la Alianza Francesa brinda clases por videoconferencia en salones de 15 estudiantes como tope —así evita el colapso del sistema o la reducción de la calidad de vídeo y audio que recibe cada usuario—. Además, cuentan con una plataforma para darles acceso a sus libros. «Incluso se puede hablar con los alumnos, hacer quiz (breves cuestionarios): ahí se comparten documentos de la clase», indica la directora académica de esta institución, Stéphanie Brémaud. La cuarentena obligatoria fue una oportunidad para probar su viabilidad, dividiendo las opiniones, porque «algunos no tenían las herramientas técnicas», subrayó Brémaud, mientras que tampoco quieren perjudicar el “enlace social entre el profesor y el alumno.” De todas maneras, se ha podido sacar adelante el proyecto porque ya se viene implementando en las sedes de otros países.
Mientras tanto, otros centros de idiomas como el Británico y el ICPNA, prefirieron postergar sus clases temporalmente al poco tiempo de iniciada la emergencia nacional. De hecho, la migración no es del todo sencilla, no solo por la diferencia de recursos en cada hogar. Una conexión fija a internet, computadora, micrófono, webcam, el mencionado colapso de plataformas por rebasar su capacidad y conocimiento de Word, Pack Office u otros sistemas, son elementos a tomar en cuenta si deseas optar por esta modalidad de educación, requisitos de los que carecen muchos peruanos.
Las alternativas son variadas y, por fortuna, también existen muchas gratuitas: videotutoriales, aplicativos de intercambio lingüístico, diccionarios en línea, canales por redes sociales, completan el álbum del coleccionista más ambicioso. Hello Talk, Drops, Reverso, solo son una estampilla entre la oferta en internet para el aprendiz de inglés. Pero no hay que olvidar que en redes sociales como Youtube han emergido medios hoy muy populares. Pariseando, por ejemplo, lleva 3 años ofreciendo tutoriales para francés. Después, su experiencia como tutores les permitió abrir un par de cursos más personalizados. Lo mismo ocurrió con el canal de Kale Anders, quien también ofrece cursos pagos. Entonces, tanto en institutos tradicionales como aplicaciones y redes sociales los idiomas se hacen presentes para ampliar la oferta de cursos que cualquier interesado puede elegir por trabajo o placer en ampliar la propia cultura.