Durante el desarrollo y aprendizaje de los niños existe un factor que influye en la formación de la inteligencia emocional y el comportamiento. Esto se denomina “interacciones positivas” y cumplen un rol importante en la etapa de la educación inicial. ¿Cómo se refuerzan estas, especialmente durante el contexto actual?
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Escribe Claudia Torres
Una de las claves de las interacciones positivas es prestar atención a los niños y las necesidades que tengan. Demostrar acciones pequeñas como felicitarlo por sus logros, preguntarle cómo se encuentra, de qué forma puedes ayudarle en algún problema y brindarle un abrazo cuando lo necesita fortalecen el manejo de las emociones y la validación de estas.
De igual manera, inculcar actitudes positivas es de gran importancia para su formación como persona. Pedirle que ayude a limpiar y ordenar, que sepa esperar a su turno para jugar, que sepa decir “gracias” y “por favor”, que aprenda a compartir con las personas refuerzan la responsabilidad y la empatía. También se busca que se relacione de forma asertiva con personas en su entorno y que asuma las consecuencias y responsabilidades de sus acciones.
Cuando sea el momento de corregirlo por alguna travesura que hizo o si se está portando mal, se debe dialogar con el niño sobre cómo estas actitudes no son buenas y juntos pueden llegar a un acuerdo sin imponer ni gritar.
A causa de la covid-19, este refuerzo en las buenas actitudes ha tenido que cambiar y se tuvo que adaptar a la educación a distancia. Sussy Carhuamaca, especialista en Educación comentó: “No hay acompañamiento a sus necesidades e intereses, no hay afecto ni calor humano. La solución que hemos dado es fomentar el desarrollo de vínculos de apego con la familia, como papá, mamá, abuelos, tíos, o el adulto responsable del niño”.
Se guía a los padres de familia en el desarrollo de estas acciones de tal manera que refuercen los lazos familiares. “Qué bonita está tu tarea, has terminado todo, qué bien lo estás haciendo” son palabras de aliento que alegran a los niños. “También se da soporte emocional a las familias a través de dinámicas y actividades. Que los niños pongan los panes para el desayuno, los cubiertos para el almuerzo, que rieguen las plantas, que ayuden en la cocina, que guarden sus juguetes y materiales, todo cuenta”, explicó en detalle la especialista.