Foto: Diario Gestión
Como parte de la edición Nº 85 de la revista Punto Seguido, analizamos las decisiones del Parlamento que habría optado por romper contratos para obtener popularidad a costa de la seguridad económica del país.
Escribe: Luis Maraví
La Gran Cuarentena es la mayor crisis económica desde La Gran Depresión de 1930 y se, derivada del cierre comercial generado por la pandemia del covid-19. El Banco Mundial habría proyectado un decrecimiento del -12% del PBI y ya se habrían perdido un 45% de empleos formales. Frente a esta coyuntura, el Congreso impulsó una ley que pretende suspender el cobro de peajes, lo cual hubiese podido derivar en una demanda por parte de los concesionarios y el desprestigio internacional. Sin embargo, el Tribunal Constitucional aceptó el recurso de inconstitucionalidad presentado por el Ejecutivo. No obstante, los parlamentarios continuaron y propusieron suspender el pago de deudas a entidades financieras.
El presidente del Banco Central de Reserva Julio Velarde advirtió que esta medida traería “depresión, quiebre de empresas y crisis financiera”. Las propuestas socialistas del Congreso generarían que pequeños emprendedores se queden sin dinero y tengan que cerrar, que las grandes empresas despidan a sus trabajadores, disminuyendo los pocos empleos formales que aún conserva el país.
Además, las bancadas han impulsado otras medidas cuestionadas como el subsidio extraordinario al cobro de servicio eléctrico y el impuesto a la riqueza. Todo esto habría derivado en una caída del 7% en su popularidad. Según un sondeo realizado por Ipsos, la aprobación del Congreso cayó a 45% en junio. Malas noticias para los partidos, debido a que el Perú se encuentra en año electoral. Los comicios generales están programados para el 11 de abril de 2021.
Para el analista político y director de Vox Populi, Luis Benavente, el desempeño que tienen los parlamentarios está divorciado de los intereses electorales de los partidos, pues ellos estarían velando únicamente por sus intereses. De esta manera, no les afectaría su rápido desprestigio, pues saben que no pueden ser reelegidos y prefieren optar por medidas populistas que les permitan obtener el favor de algún gremio o sector de la población.
Sin embargo, indica que el descrédito no perjudicará mucho a los partidos políticos, pues el electorado no tiene de dónde más elegir, ya que se presentan los mismos grupos y la misma clase política.
“El desprestigio de los partidos simplemente es como algo aleatorio, se desprestigia uno pero igual hay alguien que va a ganar y va a salir beneficiado de los errores del otro, por eso en el Perú gana no el que más éxito tiene, sino el que menos se equivoca, o quien aprovecha mejor el espacio. Pero no es tanto una cuestión partidaria, porque a cualquiera de esos partidos le pones a un súper líder o a una súper lideresa y puede ganar”, señaló Benavente.
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