La salud mental continúa siendo un tabú en la sociedad. (Foto: Freepik)
Este mes se conmemoró nuevamente el Día Mundial de la Salud Mental. En el siguiente reportaje, Punto Seguido le da una mirada a profundidad al estado de este importante aspecto en la vida de los peruanos.
Escriben: Daniel Coz, Carlos Chávarri y Diana Dagnino
La salud mental no es de los temas más discutidos en el país. Día a día se puede evidenciar que la estigmatización contra este ámbito del cuidado personal se hace presente en la sociedad peruana. No en vano hasta un 84% de personas con problemas de salud mental no reconocen su condición por miedo al qué dirán, según el Instituto Nacional de la Salud Mental.
Sin embargo, la problemática no solo se puede atribuir al aspecto social. ¿Qué factores contribuyen a este estancamiento en el tratamiento de la salud mental a nivel nacional? ¿Cómo se vio impactado este ámbito por la pandemia y qué efectos genera en la brecha a largo plazo? Que la conmemoración por el Día Mundial de la Salud Mental, celebrado el pasado 10 de octubre, sea motivo para hablar sobre esta situación arraigada en nuestro país.
Un problema de fondo
Según la Organización Mundial de la Salud, la salud debe entenderse como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. En ese sentido, la salud mental no pasa únicamente por tener o no un trastorno médico, sino que esta abarca el bienestar individual para hacer frente a la carga emocional del día a día.
En Perú, la ley N° 30947, “Ley de salud mental”, se promulgó el 22 de mayo de 2019. Esta normativa tiene la finalidad de sentar bases que permitan una mayor promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación. No obstante, hay aspectos que, aunque suenen bien en la teoría, no se aplican en la práctica.
Por ejemplo, el artículo 10 de dicha norma indica que los seguros de salud, tanto públicos como privados, deberán cubrir los medicamentos relacionados a la salud mental. No obstante, según información de la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (DIGEMID), hasta un 21% de los centros de primer nivel de atención cuentan con una baja disponibilidad de fármacos esenciales. De esta manera, las personas en situación de pobreza y pobreza extrema enfrentan mucha adversidad para conseguir un tratamiento idóneo para sus condiciones.
Otra norma complementaria de la citada ley declara de interés nacional dotar de más recursos presupuestales al ámbito de salud mental. No obstante, hasta la fecha este avance no se ha ejercido plenamente. Según información recolectada por el portal Transparencia Económica del Ministerio de Economía y Finanzas, solo un 1,4% del presupuesto asignado al sector salud en 2021 está orientado al control y prevención, lo que corresponde a un total de 405 millones de soles.
El modelo de atención nacional en este campo solía estar basado en el asilo de los pacientes. El doctor Manuel Escalante, extitular de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud, explica que este tipo de esquema significaba un hacinamiento de hospitalizados, principalmente en tres establecimientos de salud: el Hospital Larco Herrera, Hermilio Valdizan y el Honorio Delgado – Hideyo Noguchi. Esto, según el médico psiquiatra, también complicaba la programación de citas para consultas, pues los recursos estaban al límite.
Los esfuerzos del sector público, desde hace unos años, vienen virando hacia un enfoque más comunitario de la salud mental. Según un informe de la Defensoría del Pueblo, este modelo reconoce la autonomía y capacidad de toma de decisiones que tienen las personas con enfermedades mentales, caso contrario al modelo “manicomial”, donde se asume que estos son incapaces de valerse por sí mismos. Además, el tratamiento es más flexible y ambulatorio, lo cual fomenta una mayor participación de la comunidad.
En esa línea, el doctor Escalante indica que en la actualidad hay 205 centros de salud mental comunitarios. “La meta es que cada uno de ellos pueda atender a una población de cien mil personas”, indicó. De esta manera, el MINSA está buscando descentralizar la salud mental, para lo cual ya se logró la presencia de al menos dos centros en todos los departamentos a nivel nacional.
Según un estudio epidemiológico del Instituto Nacional de la Salud Mental, 8 de cada 10 personas con alguna enfermedad de este tipo no recibe un tratamiento adecuado. A esto se suma que, tal como indica el Plan Nacional de Fortalecimiento de Servicios de Salud Mental Comunitaria 2018-2021, el 72% de psiquiatras laborando en el sector público se concentraba únicamente en Lima Metropolitana. El centralismo resulta ser un problema por resolver.
Aumentan los casos
Toda esta problemática empeoró significativamente con la pandemia por covid-19 vivida en el año 2020, cuando las personas, al verse imposibilitadas de realizar su vida normal, comenzaron a sufrir ciertos padecimientos como la depresión o la ansiedad. Además de ello, aquellos que sufrieron estas enfermedades no solo tuvieron secuelas físicas, también mentales.
Esto se confirma en el Estudio epistemológico de salud mental en hospitales, realizado por el Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), que menciona que, en Lima, una de cada ocho personas ha sufrido algún trastorno mental ocasionado por covid-19 durante el año pasado.
Y de la misma manera, la necesidad de atención médica en este aspecto ha aumentado considerablemente durante el 2020. Teniendo en cuenta las restricciones en movilización por la cuarentena, el MINSA atendió 964 mil casos; sin embargo, la capacidad de respuesta no ha aumentado de la misma manera.
La doctora Johana Toledo, quien trabaja en el Hospital Nacional Ramiro Prialé de Huancayo, le comenta a Punto Seguido sobre las carencias que tienen por falta de staff. “El principal problema que lleva a la falta de personal es el presupuesto, la creación de plazas, eso es algo más del sistema de salud. Por ejemplo, llevo trabajando en este hospital 21 años; hemos empezado 2 psicólogas, recién hace 4 años hemos contratado 2 psicólogos más, y por la situación actual de pandemia recién se contrataron 2 más. En total, somos 6 en un hospital de alta complejidad. En otros hospitales de Lima, como el Rebagliati o el Almenara, al menos llegan a 30 psicólogos, y estamos hablando de una situación similar”, explicó.
Los problemas de salud mental causados por la pandemia son principalmente ansiedad y depresión. El MINSA prevé que la demanda de atención crezca entre un 30% y 50% en lo restante de 2021, teniendo en cuenta que durante el primer trimestre se superaron los 300 mil casos atendidos. Los centros de salud realizan esfuerzos con los elementos que tienen a la mano. La doctora Toledo señala que en el Hospital Ramiro Prialé de Huancayo se trabaja con atención mixta, es decir, 50% presencial y 50% remota, además de implementarse un área de telemedicina, a donde se designaron los psicólogos contratados durante la pandemia para reforzar la atención.
Es importante tener en cuenta que el no recibir la atención adecuada puede tener graves consecuencias para los pacientes. “Una persona que no atiende su salud mental puede presentar problemas muy graves, hasta intentos suicidas. También dependencias, maltrato, enfermedades fisiológicas, etc. Hay personas que no pueden ni salir de su casa, tienen mucho miedo por la situación actual. También se dan casos en los que un miembro del hogar tuvo covid y se tuvo que aislar, ello ya hace un año, y por el temor latente de la enfermedad todavía le cuesta incorporarse a la familia”, señaló Toledo.
Sobre el día de la salud mental, la doctora menciona que en Essalud se está realizando campañas de concientización a nivel nacional, para recordarle a los jóvenes mantener una actitud positiva frente a los problemas, mantener la mente ocupada en actividades productivas, llevar una adecuada alimentación y a reconocer sus emociones.
El impacto de la brecha
Tras el inicio del confinamiento a causa de la pandemia por el coronavirus, muchas personas empezaron a darse cuenta de que no eran ajenas a diferentes enfermedades mentales. En estudios publicados por IPSOS en abril del presente año se indica que el 50% de los peruanos considera que su salud mental ha empeorado desde que inició la pandemia, mientras que un 30% se agravó desde inicios del 2021.
Carolina Díaz Pimentel, periodista y activista por la salud mental, le cuenta a Punto Seguido que existen diferentes obstáculos por los cuales las personas no acuden con un profesional para recibir la ayuda y tratamiento correspondiente. Las principales razones vendrían a ser la desinformación, el complicado proceso que se debe realizar para obtener la atención que necesitan si es que no cuentan con los recursos necesarios para asistir a un centro privado y el maltrato que en ocasiones se puede recibir en algunos centros. Estos se convertirían en el combo perfecto para no iniciar con el tratamiento adecuado.
A pesar de los intentos del estado por disminuir la brecha de acceso a la salud mental, presentando el Plan de Salud Mental Perú 2020 – 2021 (en el contexto de covid), aún es elevado el porcentaje de personas que no pueden recibir un tratamiento adecuado. Según declaraciones del Decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Perú, José Anicama, el 20% de los peruanos requiere atención especializada, siendo un total de 1 millón 800 mil personas.
De acuerdo con el Doctor Manuel Escalante, las personas que no cuentan con un tratamiento adecuado son más propensos a no rendir como se espera que lo hagan. “La salud mental está para favorecer la formación en las conductas”, añadió. Él sugiere también que la difusión de la salud mental se debe trabajar en equipo, logrando así que aquellas personas que sufren de algún trastorno puedan reincorporarse a sus actividades diarias.
Por otro lado, la doctora Johanna Toledo considera que las consecuencias de no contar con acceso a tratamientos pueden ser aun más graves: intentos de suicidio, dependencias, y hasta enfermedades fisiológicas. El Ministerio de Salud comunica que la tasa de suicidios en el Perú está en aumento. Más de 200 peruanos se quitaron la vida en los primeros cuatro meses del presente año, principalmente debido al impacto de la pandemia por covid-19.
Según estudios realizados por la Agencia Andina, solo en el Perú hay 1 millón 700 mil personas que padecen de depresión, de los cuales llegan a tratarse solo 425 mil personas y unas 34 mil reconocen que tienen problemas, pero no toman medidas al respecto.
Carolina Díaz menciona que el Estado no le presta la importancia que le corresponde a la salud mental de los peruanos y esto se evidencia en la cantidad de dinero que destina a hospitales psiquiátricos, que prácticamente se encuentran en abandono. “No hay una formación en la salud mental o psicoeducación desde el colegio, entonces llega un punto en el que las personas no tienen idea de qué hacer”, comentó. Hay que considerar también que el modelo que existe en el Perú está obsoleto y que se intenta llegar a uno más comunitario, pero los esfuerzos todavía no son suficientes. Hay muchos distritos, incluso en Lima, que aún no cuentan con servicios comunitarios. No se tiene en cuenta que una correcta atención puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.