Testimonios de campesinos de Cuzco y Loreto dan a entender la gravedad de la situación en la que viven debido a la contaminación de su recurso vital.
Redacción: Alonso Juárez
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Estado tóxico es la más reciente publicación editorial de Amnistía Internacional, organización que lucha por los derechos humanos. Esta investigación revela cómo el Estado peruano ha fallado en la recuperación de los ríos y lagunas para dos comunidades al interior del país.
Los habitantes de la comunidad de Cuninico, en Loreto, afirman que desde hace unos tres años el agua del río empezó a tener un sabor extraño. “Nos hemos visto obligados a comprar la comida. 25 a 30 soles el kilo de plátano, 7 a 10 soles el kilo de pescado, cuando antes lo comprábamos a un sol”, dice la señora Agnita Saboya, presidenta del programa Vaso de Leche local. “Ya no queremos esperanza señores, queremos resultados”. Marleny Surco, representante comunera de Espinar, en Cuzco, concuerda con ella: “Hay un tema de desprecio, no se nos atiende porque somos indígenas”.
Amnistía Internacional recalcó que hizo esta investigación con el fin de concientizar al Estado peruano y al ciudadano común de la situación crítica que viven sus compatriotas. “Al apartar la vista ante la desesperada situación de los pueblos indígenas, las autoridades están poniendo en peligro la salud y la vida de estas personas. Las autoridades deben garantizar que la población de Cuninico y Espinar tengan acceso al agua no contaminada y que las causas de la contaminación se determinen y se aborden”, manifestó en la conferencia Salil Shetty, secretario general de dicha organización.
La razón de la contaminación de estas fuentes de agua es su cercanía a zonas mineras, donde los desechos de la extracción son arrojados a los cauces. Las mujeres entrevistadas contaron que consumir esa agua contaminada les produce diversos malestares como dificultad al orinar, alergias, manchas blancas en la piel, tener metales pesados dentro del cuerpo, etc.