Según cifras oficiales del Ministerio de Salud, en el 2017 se registraron más de 200 mil casos de personas que están afectadas por esta enfermedad. Dentro de esta cifra, 30 mil peruanos ya han perdido la batalla.
Estos son los cinco tipos de cáncer más comunes en el Perú: cáncer de cuello uterino (14.9 %), cáncer de estómago (11.1 %), cáncer de mama (10.3 %), cáncer de piel (6.6 %) y el cáncer de próstata (5.8 %) Todos ellos se podrían reducir en un 15%, si se tuviera una cultura de prevención activa. (Foto: Andina)
Redacción, foto y video: Katherine Campos
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Cáncer. Una palabra que para muchos significa miedo, para otros, lucha y que tiene el poder de dar un giro de 180° a cualquier vida. Una palabra que tiene la capacidad de hacernos pensar en lo que realmente importa. Algo que sabe muy bien Bertha Araujo y todos los que la padecen.
Bertha es una de las tantas pacientes que llegó al Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) para poder hacer frente a los 4 cánceres que alberga su cuerpo.
«Hace 9 años me detectaron cáncer al útero, en el 2011 me operaron del seno derecho y actualmente estoy esperando una intervención para la mama izquierda y los ovarios.»
Sin embargo, para que su caso pudiera ser atendido era imprescindible trasladarse hasta la capital. “En Chimbote no existía el tratamiento correcto para combatir mi enfermedad, así que los doctores me dijeron que tenía solo dos opciones: viajar a Lima o asumir el riesgo de que la enfermedad se siga expandiendo.”
La decisión era evidente. Tenía que viajar para seguir manteniendo la esperanza de una cura. Una esperanza que no solo ella trata de mantener viva, sino también sus hijas Lucía y Andrea, de 12 y 18 años respectivamente.
El viaje Chimbote – Lima que normalmente dura 8 horas, para ella se volvió una eternidad, según cuenta. “Sabía que estaba haciendo lo correcto. Y aun así, estaba asustada y preocupada. No tenía dónde dormir o guardar mis cosas. Si ya nos faltaba dinero por todos los exámenes que me realizaron, ahora era imposible siquiera pensar en quedarme en un hotel.”
Bertha Araujo es el vivo ejemplo que para vivir en el Perú tienes que viajar a la capital para poder seguir viviendo. (Foto: Katherine Campos)
Situaciones como la de Bertha se replican cada día y la Casa Hogar Beato Padre Enrique Rebuschini trata de hacerle frente. Una batalla que se complica por la limitada capacidad del local y el poco presupuesto con el que cuenta.
Esta casa hogar tiene albergados a 35 personas diagnosticadas con cáncer, las cuales han llegado de diversas partes del Perú, así como Bertha. Se ha tenido que acondicionar espacios, para que muchos de ellos, puedan tener a un familiar cercano que pueda ayudarlos a movilizarse. Además de la comida y la estadía, lo que más resalta en el ambiente es el vínculo y el dolor en común que tienen: saben lo difícil que es estar solos en una ciudad a la cual no le importa si están bien o mal. Una ciudad que no da ningún favor gratis y en la que un paciente de cáncer no puede ser atendido oportunamente a menos duerma en los pasillos de un hospital para obtener una cita con el oncólogo.
El padre Sixto Azabache, director del albergue, no se sorprende que continuemos viviendo en una realidad donde el 85% de casos de cáncer se detectan en estados avanzados, según información de la Liga contra el cáncer. Bertha no pertenece a este 85%. Todavía tiene esa esperanza de curarse, pero ha sido testigo de cómo el cáncer puede consumirte y convertirte en un fantasma en vida. Porque según dice ella, el cáncer no se lleva solo tu cabello. Ese un enemigo se lleva tus sueños, tus proyectos de vida. Arrasa con la ilusión de hacer planes y de poder vivirlos. Es capaz de eliminar tu alegría poco a poco y cuando acaba ha ganado por fin su batalla.
ACCESO A LAS MEDICINAS Y TRATAMIENTO, ¿ES POSIBLE EN TODO EL PAÍS?
El cáncer es la segunda causa de muerte en nuestro país. Tal vez, en gran medida, esto se debe a la falta de interés en la descentralización del tratamiento y en las mediciones para establecer quién puede padecer el cáncer y quién no.
En este sentido, el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas es su única alternativa para recibir el tratamiento que tanto necesitan. Sin embargo, este cada vez está más abarrotado. El 60% de los 12,000 pacientes que recibe este hospital viene de provincias porque en sus localidades no existen servicios integrales para tratar el mal.
Y es aquí donde surge una nueva pregunta: ¿cuántas más “Berthas” y “Berthos” deben abandonar todo para venir a Lima a recibir tratamiento?
Actualmente, el INEN está construyendo un pabellón más para cubrir la alta demanda de pacientes que necesitan realizarse las quimioterapias. (Foto: Área de Comunicaciones del INEN)
El padre Sixto Azabache afirma que la descentralización salvaría más vidas de la que se piensa. «Los distintos gobiernos no entienden una cosa importante: No es hacer del Neoplásica un mounstruo del asunto, un gigante de todo eso, sino que también se apliquen proyectos en zonas estratégicas o en las ciudades más importantes del país. Cuando, por fin eso ocurra, el Estado podrá potenciar más centros de atención dando la oportunidad de que miles de pacientes no solo se atiendan, sino que eviten separarse de su círculo familiar.”
Otro factor que se añade a la centralización de los servicios oncológicos es el alto precio que tiene el mercado para que un paciente de cáncer pueda seguir su tratamiento de forma continua.
El oncólogo Mauricio León Rivera, director del Centro Detector del Cáncer, sabe muy bien de lo que se trata, pues tal y como señala en el Perú hay muchas realidades distintas albergadas. “Si un paciente logra en una clínica de Lima, tendrá acceso a un tratamiento similar al que podría recibir en los Estados Unidos, con medicamentos de calidad y tecnología de punta. Lo que tendría por costo unos $500,000 al año. Pero si la decisión es realizar en un hospital puede oscilar entre S/20,000 y S/50,000 siempre y cuando te encuentres en Lima, porque si fuera Chilca, Chosica u otra parte del Perú, no hay nada: ni especialistas, ni máquinas o servicio de radioterapia.”
La escasez de recursos profesionales, también, es una amenaza para lograr la detección temprana y el tratamiento oportuno. El jefe institucional del INEN, Maes Heller, lo sabe. «Sería algo favorable y que creo que todo el mundo desearía es que hubiera un poco más de presupuesto en cuanto al tema de salud tanto para los hospitales como para los centros de atención menor. Por ejemplo, en estos centros de atención menor no encuentras especialistas oncológicos, lo único que encuentras es ginecólogos u obstetras o un médico en general. Estos oncólogos son pocos y están destinados a los hospitales grandes, lo que hace que el sentido de prevención sea más escaso ya que es complicado sacar cita con ellos.»
UN PRIMER PASO: COMENZAR A INCULTAR UNA CULTURA DE PREVENCIÓN
Bertha sabe que si todo va bien con sus tratamientos muy pronto podrá volver a Chimbote junto a sus hijas. Pero, también es consciente que si hubiera ido al médico al presentarse la primera molestia, hoy los tratamientos no serían tan violentos y tampoco estaría alejada de su familia.
“Nadie reflexiona realmente de la importancia de la prevención hasta que, por fin, te diagnostican el mal. Solo se va al médico cuando ya tenemos la enfermedad y qué decir de ir a escuchar una charla de prevención eso es casi imposible aunque sea totalmente gratis. Ahora pienso diferente y trato que la gente que me conoce lo haga. Les digo no deben esperar cualquier momento es bueno para tomar la decisión.”
Así, que el cáncer, en definitiva, es un enemigo que se puede vencer si es detectado a tiempo. Es por eso que La Liga contra el cáncer ha enfocado sus principales acciones en realizar campañas de prevención en donde los jóvenes se involucren activamente.
Esta es la labor que Liz Cumapa realiza desde el área de voluntariado y prevención de La Liga contra el cáncer, hace ya dos años. «Más que trabajar en lo que es el tratamiento de una enfermedad, se debe seguir haciendo campañas como la estamos haciendo tanto desde las instituciones privadas como las públicas. Por ejemplo, las campañas informativas sobre los factores que inciden que aparezcan estas patologías deberían ser parte importante de la formación de niños y jóvenes. Fuera de ello, el trabajar el tema de prevención diaria es fundamental. Tener una vida saludable, tener un horario de descanso. El hecho de ir al médico sin necesidad de tener una dolencia es importante y se debe formar desde pequeños.»
Es momento de prestar más atención y tomar acciones concretas para que estos servicios no solo se queden en Lima, sino se extiendan a todo el Perú. Así ellos podrán tener una valiosa oportunidad de luchar contra el cáncer y tener la firme convicción que en este largo camino no están solos.
Para ampliar un poco más el tema, Punto Seguido realizó una breve entrevista al director del departamento de Educación del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas José Antonio Galarreta sobre el tema.