Tras la toma de Kabul, los talibanes han sembrado pánico e incertidumbre en las mujeres, quienes temen que sus derechos sean vulnerados por la polémica ley islámica o sharía.
Escribe: Grecia Burga Ancieta
El domingo 15 de agosto significó el regreso de los talibanes al poder tras 20 años de invasión estadounidense. Es claro que la guerra entre los dos países ha acabado, pero la guerra contra las afganas no.
Todo el mundo quiere saber ¿qué va a pasar con las afganas? . Y la respuesta aún no es tan clara.
Zabihullah Mujahid, portavoz del nuevo gobierno taliban, afirmó en una conferencia de prensa: “Garantizamos que no habrá violencia contra las mujeres”. Sin embargo, ya han surgido varios informes de los talibanes yendo casa por casa, redactando una lista de mujeres y niñas de 12 y 45 años que después se verán obligadas a casarse con combatientes islamistas.
A pesar de haber pasado dos décadas desde la última vez que los talibanes estaban en el poder, los recuerdos de las imposiciones de los talibanes a las niñas y mujeres aún siguen frescos en sus memorias. Salir a la calle sin burka, estudiar, trabajar, ser fotografiadas, hablar en voz alta e incluso pintarse las uñas está prohibido para las mujeres afganas.
En estas tres primeras semanas de gobierno talibán, es evidente que el peligro para las mujeres cada día crece más. En Kunduz, al norte, las funcionarias del gobierno recibieron este mes la instrucción de no volver a presentarse al trabajo. Asimismo, en Herat, las estudiantes universitarias y profesoras fueron recibidas por hombres armados que les cerraron el paso al campus. Según Horia Mosadiq, activista afgana de derechos humanos, algunos ex presos están llamando con amenazas de muerte a las mujeres fiscales, jueces y policías, afirmando que irán tras ellas. Por otro lado, según informó Reuters, los talibanes entraron a una oficina bancaria, ubicada al sur de Kandahar, y ordenaron que las empleadas abandonaran sus puestos de trabajo.
A pesar del miedo y el caos, las mujeres afganas no se han quedado calladas y han decidido salir a las calles a protestar para demostrar su rechazo al movimiento extremista.
«Un Gabinete heroico con presencia de mujeres», “Participación política; las mujeres, la ley fundamental», entre otros, fueron los mensajes que se leían en los carteles que portaron las manifestantes el último sábado.
“Estamos aquí para ganar derechos humanos en Afganistán”
Maryam Naiby, manifestante de 20 años
Pese a ser una protesta a favor de los derechos, los talibanes la disolvieron con disparos al aire.
Anita Bhatia, directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres, afirmó en una entrevista que su personal se quedará en Afganistán para garantizar el “respeto a los derechos humanos”. Sin embargo, cree que las redes de apoyo no serán suficientes ni eficaces sin la ayuda de otros países. Para Bathia, la comnidad internacional debe poner énfasis en los derechos de las niñas y mujeres durante las negociaciones con el nuevo gobierno de Afganistán.
Ante los sucesos ocurridos los últimos días, algo ha quedado claro: no podemos olvidar a las mujeres y niñas afganas. Es necesario que el mundo les dé una voz, las escuche y las ayude.