Comunidad, arte y cultura es el renovado espacio que ofrece el Callao Monumental, un lugar no asociado al peligro.
Redacción: Karina De Los Santos
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“Somos la nueva Castilla, robamos sonrisas y no otras cosas”. Con esta positiva frase, Yarel Jiménez, nos invita a conocer el renovado espacio de las antiguas calles chalacas que congregan la zona monumental del primer puerto del Perú. La delincuencia y el crimen se alejan para mostrar un nuevo rostro: el artístico.
La iniciativa privada del Proyecto Fugaz invita al turista a recorrer sus pasajes llenos de grafiti urbano con diversos personajes y representaciones que desbordan color en las fachadas de las antiguas casonas a través de la Plaza Grau, la Plaza Gálvez, la Plaza Matriz y el puerto. La transformación viene acompañado del esfuerzo de su gente. Los pobladores locales reconocen la importancia del lugar histórico y se organizan para brindar una experiencia agradable que no empañe el tour de los visitantes.
El jirón Castilla no es ajeno al cambio. Atrás quedó la imagen del temido barrio Castilla, un territorio disputado a balazos entre “Los Malditos de Castilla” contra “Los Noles y Los Feroces de Loreto” por las obras de construcción civil, según investigaciones policiales.
Desde el 2015, el arte brinda una oportunidad de trabajo a jóvenes como Yarel Jiménez, quien se integró a la movida para desempeñarse como guía. “Antes veía a mis amigos metidos en la delincuencia y la droga. Para uno, ese futuro era normal.”, comenta Yarel con cierta inquietud. En su memoria, aún recuerda aquel amargo episodio cuando la precaria situación económica lo llevó a robar y pasó cuatro días en una carceleta. A sus 20 años, su visión actual es distinta. Hoy, el joven sonriente, se toma fotografías con los turistas junto a su retrato enmarcado en una de las calles de Constitución.
Ya no representa un peligro
Para la comunidad chalaca y la administración de Fugaz, los jóvenes representan el futuro. Con el objetivo firme de cambiar el pensamiento de la nueva generación, estos gozan de talleres gratuitos que van desde las clases de fotografía, dibujo, inglés y el desarrollo del deporte del Muay Thai y el fútbol. “Me siento feliz al ver a los pequeños del barrio entusiasmados. Muchos jóvenes que han delinquido y ahora están presos cuando salgan verán que todo es distinto”, dice Cristina Flores, madre de diecisiete hijos que disfruta el tiempo en familia con sus cincuenta nietos a sus 71 años.
Todos los fines de semana, el Callao Monumental recibe atento a numerosas familias con distintos contenidos culturales.El nuevo ambiente ha logrado que el Callao no sea sinónimo de peligro. El día de hoy es un barrio consciente de sus posibilidades y perfila una nueva generación que no pretende repetir las historias del pasado.